Fedón O Del Alma
angelanda28 de Abril de 2014
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Fedón o del alma
Dentro de este diálogo, Platón plantea a las ideas como causas de las cosas reales, y las ideas se definen como la participación o comunión con las cosas; sin embargo, las ideas están mucho más allá que los objetos reales, puesto que son eternas. El diálogo se realiza a la víspera de la muerte de Sócrates, quien recibe a sus invitados para cenar. Sócrates afirma que no puede quitarse él mismo la vida, puesto que es un designio que corresponde a los dioses, él mismo no puede granjearse tal salida al problema.
A lo largo del diálogo, se van presentando los argumentos con respecto al alma, dentro de los que retomo las siguientes ideas de Platón propone:
En el diálogo intervienen Sócrates, Felón, Simmias y Cebes, quienes intervienen en distintos momentos dentro del diálogo que se presenta.
En un primer momento, se toma la discusión de la diferencia entre el placer y el dolor, donde aunque es más buscado el placer, ha de tomarse el valor del dolor siempre y cuando éste tenga un sentido a las ideas que se tienen.
Se plantea la argumentación referente al alma, misma que se plantea no como una idea, sino como algo en sí misma, que es imperecedera y pura, de modo que puede alcanzar las ideas. Se enmarca de manera muy detallada y firme la idea de que el alma es inmortal.
Simmias y Cebes, no conformes con lo hasta ahora dicho acerca de la inmortalidad del alma, plantean al alma como una armonía existente en un cuerpo, que muere al mismo tiempo que este; y como algo que se desgasta, tal vez más lentamente que el cuerpo, pero que ha de morir junto a uno de los cuerpos que habita. Sócrates refuta estas ideas a partir de la teoría de los contrarios, diciendo que cada cosa lleva en sí misma una esencia o que comparte una característica con la esencia misma que la integra; y que a su vez, una cosa que tiene en sí una esencia no puede tener la esencia de su contraria; y a partir de esa idea, acordando que el alma lleva como esencia a la vida, no puede llevar en sí misma la esencia de la muerte, de aquello que muere; por tanto el alma no llevando en sí misma la característica de perecer, habla de una idea inmortal.
Sócrates les pide a sus amigos que no lloren su muerte, y que cuiden de sus acciones, volviéndose individuos ejemplares, nutriendo a su alma y buscando siempre cuidarse de los deseos del cuerpo.
En este diálogo, Sócrates habla del alma (volviendo a la idea de que aquello que es abstracto es lo que perdura) es aquello que más valor tiene en un ser humano, aquello que le permite llegar a la sabiduría y a establecer una relación directa con la esencia de las cosas; por lo tanto, el alma es aquello que debe nutrirse durante la vida, pues a diferencia del cuerpo, el alma no perece, y es a partir de ella que el hombre trasciende.
Las cosas en el mundo se generan y corrompen. En el mundo las cosas se van creando y destruyendo, pero el alma no es así, puesto que es capaz de conocer el mundo de las Ideas y trascender posteriormente de la muerte, Sócrates argumenta tajantemente que el alma excluye para sí la idea de la muerte.
Se hace, además, una descripción del más Allá, donde se presenta un mundo alterno, al que llegan todas las almas a un juicio. Posteriormente a su juicio se presenta el destino que puede llegar a tener las almas, de acuerdo a su comportamiento dentro del mundo terrenal.
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