Felicidad

Antes que nada, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de Occidente?: las primeras diferenciaciones entre occidente y oriente, las encontramos en textos en tiempos de la posguerra de la Primera Guerra Mundial, donde un grupo de caballeros ingleses, establecía occidente desde Estrasburgo a San Francisco, dejando de lado el resto de países europeos.

Actualmente ninguno de nosotros diría que Holanda, Italia, Escandinavia incluso Grecia no fuera Occidente; porque han estado involucrados en la historia de lo que conocemos como occidente. Pero ¿por qué países como aquellos que se encuentran en los Balcanes, o Egipto, o los actuales países de la antigua Mesopotamia? O ¿La Unión Soviética que se entendía como un país de oriente, a pesar de que el comunismo es totalmente europeo y se formó en el mismo lugar que el nacionalismo, o el sufragismo?

Durante la Guerra Fría se establecía Occidente a aquellos territorios que se encontraban entre el río Elba y la frontera entre las dos Coreas. Pero esta concepción fue cambiando, y lo más importante sigue cambiando.

Para el historiador Huntington, occidente consiste solamente en los países europeos occidentales y centrales, Norteamérica excluyendo México y Australasia. Y ¿qué pasa con países como Grecia, Israel o Rusia? ¿Y qué diferencias hay entre Florida y algunas islas del Caribe?

Occidente es, pues, mucho más que una mera expresión geográfica. Es un conjunto de normas, comportamientos, e instituciones con unas fronteras en extremo difusas.

Y quien sabe a lo mejor dentro de unos años países asiáticos, como ya ocurrió con anterioridad se transformarán en occidentales si adquieren con totalidad todas nuestras costumbres.

Quien sabe,...

Antes que nada, el tema que yo he escogido, a simple vista parece que no sea un tema tan importante como pueda serlo la Ilustración, o el Derecho Romano, o la Revolución Industrial; pero yo si que lo incluiría dentro de ese pequeño pero amplio grupo de, por decirlo de alguna manera, cosas que han cambiado nuestra percepción de occidente. Nada más y nada menos los vaqueros se han convertido en la prenda de ropa democrática, y la coca cola, lo mismo, la bebida democrática. Pero no solo esto, estas dos cosas que a simple vista parecen insignificantes, son mucho más, son precedentes y modelos a seguir no solo para emprendedores, sino incluso para políticos y cualquier persona de esto que llamamos mundo.

Los vaqueros no los inventaron grandes modistos como Armani, los creó un pequeño comerciante de origen alemán en Estados Unidos llamado Levi Strauss, y no con intención de hacerlo una prenda de moda, sino una prenda para los mineros, ya que era resistente, duro y fácil de lavar. Parece mentira que una prenda destinada a las minas, lugares tristes, oscuros y peligrosos, se convierta en prenda de moda y lo más importante democrática, pero esto lo consiguió gracias al cine, al marketing y a la prensa.

Esta expansión hacia la universalidad y la democratización empezó gracias a un joven actor llamado John Wayne que los utilizó en La diligencia, pero luego vinieron Marlon Brando, James Dean, Elvis Presley, el hombre Marlboro, Marilyn Monroe, Bruce Springsteen, Richard Nixon, y un largo etcétera. Desde un primer momento igualaron a la población de Estados Unidos, los campesinos de los años cincuenta que trabajaban en el campo, llevaban los mismos pantalones que los chicos rebeldes de ciudad.

El New York Times en el año 45, al terminar la Segunda Guerra Mundial, dijo: “Estos pantalones han conseguido salvar al mundo”, debido a que gran parte del ejército norteamericano lo adoptó debido a su resistencia.

Pero los vaqueros no se quedaron reducidos en el nuevo continente, llegaron a Europa, donde sustituyeron a los pantalones de moda. Todo el mundo quería esos pantalones, daba igual tu nivel

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