Filosofia De Los Antiguos Mexicanos

FILOSOFIA DE LOS ANTIGUOS MEXICANOS

La falta de escritura y la implacable hermetismo de los indígenas que se reusaron a mostrar su parte esotérica de sus cultos, han sido estos dos graves y grandes obstáculos presentados aquellos que se han dedicado al estudio de la filosofía en los mexicanos antiguos. La existencia de esta cultura esotérica es comparada en los seminarios calmecac, en donde estos eran llevados con una larga enseñanza y una dura disciplina, donde los estatutos eran severos castigaba frecuentemente con la muerte. Es evidente que la cultura náhuatl tenía un sentido oculto que hasta ahora no se a descubierto, se cantaba a todo lo que él quiere sea guerra o paz.

La ausencia de este método de retención de la palabra no solo es causa de ignorancia sobre la antigua filosofía si no que los antiguos mexicanos quedaron desvinculados de la escritura y el único refugio de la filosofía era la oratoria. El pensamiento mexicano estaba consignada en monumentos y códices, pero en su gran mayoría los primeros fueron destruidos. La imposibilidad de imponer al vencido el cielo de los conquistadores, era evidente. Entonces sobre las ruinas del teocalli del Tepeyac, surgió la Guadalupana. Los indios la amaron por que la sintieron madre: nonantzin.

A la larga se llegó a descubrir que lo que tan favorablemente veneraban los indios era el signo Nahui Ollin (cuatro movimientos). El dios causa era para ellos Ometeuhtli, el señor de dos él era el único, contenía potencialmente la paridad pues que era reproductor de sí mismo, para a significar al hombre no era capaz de comprender, que dios era invisualizable, no le ponían rostro. Es así que el señor dos pudo engendrarse a sí mismo, el Ometeuhtli no era un hombre si no un principio astronómico, físico y espiritual.

Aceptaban la inmortalidad de todo lo existente (materia, energía, alma), a excepción de la forma. Los ritos sangrientos no pertenecieron al culto primitivo. Los sacrificios eran para los guerreros divinizados, a quienes el olor a sangre era grato. La respuesta que do Moctezuma a cortés; “Nosotros tenemos el derecho de quitar la vida a nuestros enemigos: podemos matarlos en el calos de la acción, tal como hacéis con los nuestros: ¿y por qué no podremos reservarlos para honrar con su muerte a nuestros dioses?”.

Tampoco la religión pira del mexicano era politeísta, ya que ni siquiera admitía dos principios en pugna, creando el insoluble conflicto de un diablo limitado a un dios. El olimpo mexicano no tuvo, en realidad, ni bacos ni venus, las sensaciones establecidas para tales excesos eran crudelísimas. Los dioses de la embriaguez y del amor no significaban los vicios más bien lo contrario eran virtudes opuestas a estos vicios.

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