Filosofia De Socrates
2011199610 de Junio de 2014
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FILOSOFÍA DE SOCRATES
- Biografía de Sócrates
Sócrates de Atenas 470-399 a. C. fue un filósofo clásico ateniense considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.
Nació en la Antigua Atenas, donde vivió durante los dos últimos tercios del siglo V a. C. la época más espléndida en la historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia. Fue hijo de Sofronisco —motivo por el que en su juventud lo llamaban ‘Sócrates hijo de Sofronisco de profesión cantero, y de Fainarate, comadrona, emparentados con Arístides el Justo.
Según Plutarco, cuando Sócrates nació su padre recibió del oráculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin oponerse a su voluntad ni reprimirle sus impulsos. No obstante, ni Jenofonte ni Platón mencionan esta intervención del oráculo, lo que hace pensar que pueda ser una tradición popular muy posterior.
Desde muy joven, llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jóvenes aristocráticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna enseñanza. Tuvo por maestro al filósofo Arquelao quien lo introdujo en las reflexiones sobre la física y la moral.
Se casó con Xantipa (o Jantipa), que era de familia noble. Según una tradición antigua, trataba muy mal al filósofo, aunque en realidad Platón muestra, al narrar la muerte de Sócrates en el Fedón, una relación normal e incluso buena entre los dos.
Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decían sabios, aunque él mismo no se consideraba un sabio, aun cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al oráculo de Delfossi había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él. Al escuchar lo sucedido, Sócrates dudó del oráculo, y comenzó a buscar alguien más sabio que él entre los personajes más renombrados de su época, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo que realmente sabían. Filósofos, poetas y artistas, todos creían tener una gran sabiduría, en cambio, Sócrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Esto lo llevó a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenían sobre las cosas. Asumiendo una postura de ignorancia, interrogaba a la gente para luego poner en evidencia la incongruencia de sus afirmaciones; a esto se le denominó «ironía socrática», la cual queda expresada con su célebre frase «Solo sé que no sé nada» . Su más grande mérito fue crear la mayéutica, método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución de los problemas que se planteaban por medio de hábiles preguntas cuya lógica iluminaba el entendimiento
La sabiduría de Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ahí construir conocimientos más sólidos.
Esto le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción contra e lrelativismo y subjetivismo sofista, y es un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta, entre pensamiento y acción. A la vez, fue capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia.
El poder de su oratoria y su facultad de expresión pública eran su fuerte para conseguir la atención de las personas.
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas desde los testimonios de sus discípulos: Platón, Jenofonte, Aristipo y Antístenes, sobre todo. Tales testimonios no son convergentes, por lo que no resulta fácil conocer cuál fue el verdadero pensamiento de Sócrates.
Además de los discípulos mencionados, tuvo otros discípulos y oyentes, entre los que pueden recordarse a Euclides de Megara, Fedón de Elis y Esquines de Esfeto.
En la vida de Sócrates hay que distinguir dos períodos. Primero fue discípulo de Arquelao (un físico ecléctico) y con él conoció las doctrinas de los naturalistas, luego tuvo contacto con los sofistas y se planteó sus mismos problemas, aunque en abierta polémica con las soluciones que proponían los sofistas mayores.
Sócrates no escribió nada ya que consideraba que su mensaje debía comunicarse a través de la palabra viva, a través del diálogo. Sus discípulos pusieron por escrito una serie de doctrinas que se le atribuyen pero es difícil precisar en sí cuál es la auténtica doctrina socrática.
- El alma: esencia del hombre
Después de un lapso dedicado a escuchar la enseñanza de los últimos naturalistas, pero sin hallarse satisfecho con sus doctrinas, Sócrates centró definitivamente su interés en la problemática del hombre.
Si los naturalistas buscaban responder el interrogante ¿qué es la naturaleza y cuál es la realidad última de las cosas?, Sócrates tratará de responder al siguiente problema: ¿cuál es la naturaleza y la realidad última del hombre? ¿Cuál es la esencia del hombre?
La respuesta que encuentra Sócrates al problema planteado es precisa e inequívoca: el hombre es su alma, es decir, el alma es aquello que distingue al hombre específicamente de cualquier otra cosa.
Sócrates entiende por alma(psyché) el YO consciente, la conciencia y la personalidad intelectual y moral.
Es evidente, que si el alma es la esencia del hombre, cuidar de sí mismo significa cuidar no el propio cuerpo sino la propia alma.
Uno de los razonamientos utilizados por Sócrates para hablar del Alma como esencia del hombre es el siguiente: uno es el instrumento del cual nos valemos y otro es el sujeto que se vale de dicho instrumento.
Ahora bien, el hombre se vale del propio cuerpo como de un instrumento, lo cual significa que son cosas distintas el sujeto -que es el hombre- y el instrumento que es el cuerpo.
A la pregunta ¿qué es el hombre? No se podrá responder que es su cuerpo, sino que es aquello que se sirve del cuerpo, la psyché, el alma, la inteligencia. La conclusión es evidente e inevitable: nos ordena conocer el alma aquél que nos advierte: “conócete a ti mismo”. Esta inscripción se encontraba también en el Templo griego de Delfos.
- La ética socrática:
El nuevo significado de la virtud:
La virtud del hombre es aquello que hace que su alma sea buena y perfecta. La virtud es identificada por Sócrates con la ciencia, con el conocimiento que permite al hombre hacer buena su alma y por lo tanto ser feliz. Si la virtud es la ciencia, entonces el vicio es la ignorancia.
La nueva escala de valores:
Bajo esta perspectiva Sócrates hace una revolución de los valores ya que los verdaderos valores no son los que están relacionados con las cosas materiales como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco los que están ligados con el cuerpo como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza, sino que los auténticos valores son los que están relacionados con el alma y su conocimiento. Los valores tradicionales serán provechosos al hombre solamente si se utilizan en función del alma.
El intelectualismo ético:
La virtud (y cada una de las virtudes: sabiduría, justicia, fortaleza, templanza, etc.) es ciencia y el vicio (y cada uno de los vicios) es ignorancia. De aquí se deduce que nadie peca voluntariamente, sino que quien hace el mal lo hace por ignorancia del bien.
El bien y el mal moral son reducidos a hechos de conocimiento o ignorancia del bien. Este intelectualismo socrático influye en toda la antigüedad al punto que los griegos consideraban que era imposible conocer el bien y no hacerlo.
Es evidente que Sócrates quiere someterlo todo al dominio de la razón, y tiene razón cuando afirma que para hacer el bien hay que conocerlo, pero se equivoca cuando afirma que basta con conocer el bien para obrarlo; se está desconociendo el concurso de la voluntad en los actos humanos. Hay pues, exceso de racionalismo, esto es común a toda la ética antigua.
La libertad:
El hombre verdaderamente libre es aquel que sabe dominar sus instintos, y el hombre verdaderamente esclavo es aquel que no sabe dominar sus propios instintos y se hace víctima de ellos.
El hombre debe buscar el autodominio (enkrateia), es decir, el dominio de uno mismo durante los estados de placer, de dolor y de cansancio. El autodominio es la base de la virtud y por eso cada hombre debería procurar adquirirlo.
El autodominio significa el dominio de la propia animalidad mediante la propia racionalidad, significa que el alma se convierta en señora del cuerpo y de los instintos ligados a él. Libertad es autodominio.
Vinculado al concepto de libertad está al de autarquía o autonomía. Dios no tiene necesidad de nada y el sabio es aquel que más se aproxima a este estado. Aquel que trata de necesitar lo menos posible. Al sabio que vence los instintos y lo superfluo, le basta la razón para ser feliz. También Sócrates introduce una nueva visión del héroe, no como aquel poderoso que vence a los enemigos, peligros y adversidades exteriores, sino que el nuevo héroe es aquel que sabe vencer los enemigos interiores.
La felicidad:
Los griegos
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