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Filosofía Del Ateísmo, Una Corriente Que Cada Vez Toma Mayor Fuerza.


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2011  •  1.399 Palabras (6 Páginas)  •  686 Visitas

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LA DIALÉCTICA POSITIVISMO-HUMANISMO EN LA GEOGRAFÍA

Tras la reseña realizada, intentaremos ahora un paralelismo entre los dos grandes troncos filosóficos que hemos tratado de caracterizar. Podríamos afirmar, en primer lugar, que mientras los positivistas siempre han buscado partir de los hechos, es decir que se han caracterizado por su empirismo, los humanistas siempre han privilegiado la propia naturaleza humana, tanto individual o psicológica como colectiva o sociológica, reemplazando al hecho por su interpretación, haciendo uso y abuso de lahermenéut i ca, palabra de origen griego que significa “el arte de interpretar”. En síntesis, los postivistas parten del objeto cognoscible y los humanistas del sujeto cognoscente, del sujeto como condición humana situada y datada.

En segundo lugar, como ya hemos señalado, para los positivistas la ciencia debe entenderse como una sola, es única, con métodos compartidos por las distintas disciplinas que la componen, y en tal sentido se deben evitar las viejas dicotomías entre ciencia formal y fáctica, natural y social, básica y aplicada, inductiva y deductiva. Entretanto, para los humanistas no todas las ciencias son iguales; por el contrario, hay distintos tipos de ciencias y sobre todo hay ciencias especiales, como la sociología, la historia y la propia geografía (Blanché, 1973:55-

72).

En tercer lugar, los positivistas han buscado siempre establecer generalizaciones a través de teorías, leyes y modelos (Golledge y Amedeo, 1968): una teoría científica se concibe como constituida básicamente por dos conjuntos de modelos, el que representa la estructura matemática de la teoría y el campo de aplicaciones empíricas de la misma (Stegmuller, 1981; 1983); se puede llegar a la generalización aplicando métodos deductivos o inductivos, pero ésta siempre debe constituir uno de los pasos del método científico (Randle, 1978). En contraposición, los humanistas se han interesado fundamentalmente por los casos particulares, atípicos, minoritarios, y sobre todo por las cuestiones y los grupos sociales notoriamente descuidados, postergados, marginados o segregados. En síntesis, los primeros han sido nomotéticos (Randle, 1981) y los segundos idiográficos, ya que “estudian cosas y procesos únicos, que no se repiten y que no se pueden experimentar, y por lo tanto no pueden enunciar leyes científicas” (Rey Balmaceda, 1991:10). No obstante, a pesar de sus estudios preponderantemente idiográficos, los humanistas suelen hacer referencia a teorías, de allí que Mario Bunge (1997:166) afirme que “en las ciencias sociales hay tendencia a dignificar con el nombre de teoría a cualquier montón de opiniones, por desconectadas que estén y por infundadas que sean.

En cuarto lugar, los positivistas han puesto el acento en el descubrimiento de los acontecimientos y en la búsqueda de explicaciones para los mismos, las cuales pueden realizarse en términos de causalidad (Bunge, 1998a) o de probabilidad: las leyes causales relacionan variables (Jones, 1956), mientras que las segundas establecen la probabilidad de que una o varias variables produzcan determinado cambio en otra u otras. Sobre el tema de la explicación científica existen varias obras clásicas de gran valor, tal es el caso de las de Meyerson (1921), Braithwaite (1953) y Hempel (1965; 1979), sin olvidar por supuesto la de David Harvey (1969) en el caso específico de la geografía. Mientras tanto, los humanistas han preferido mayormente la comprensión (Wright, 1979) y la construcción de la realidad a partir de la interpretación crítica (Bunge, 1974).

En quinto lugar, para los positivistas la objetividad debe buscarse a cualquier precio, es intrínseca a la propia ciencia. Para Nicolai Hartmann (1882-1950), por ejemplo, el conocimiento no es una creación o una producción del sujeto, sino la captación de lo que ya existe; la verdadera relación cognoscitiva es pues una relación ontológica entre el ser del sujeto y el ser del objeto, pero el objeto es siempre más de lo que el sujeto sabe sobre él (Hartmann, 1945; Dupuy, 1976:107-109). Por el contrario, para los humanistas la objetividad plena no existe, al menos en las ciencias humanas y sociales; por el contrario, debe aceptarse la subjetividad del investigador (Sgheffler, 1967; Souto et al., 1994), así como valorarse atributos que hacen a la naturaleza humana del científico, tales como la empatía, la intuición, la imaginación (Wright, 1984), etc. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche diría, por ejemplo, que el hombre objetivo, impersonal, que se pretende puro espejo de los hechos, es una especie de esclavo, un instrumento de precisión, pero no

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