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Filosofía


Enviado por   •  1 de Febrero de 2014  •  6.622 Palabras (27 Páginas)  •  279 Visitas

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Anaximandro (610-547)

Anaximandro, cuestionó la propuesta del agua como principio o sustancia primera, afirmando que ese UNO a lo que se reduce todo lo existente, no puede ser ninguno de los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. Si todo fuera originalmente agua no podría haber calor ni fuego: el agua no engendra fuego, sino que lo destruye. Sostuvo la existencia de una protosustancia de la que surgen estos elementos, caracterizándola como “indefinida”, “indeterminada” (apeiron).

Expuso, el origen de las cosas de la siguiente manera: en el comienzo existe un estado de indistinción en el cual nada se diferencia. De esta unidad primera brotan parejas de contrarios: caliente-frío y secohúmedo, que van a establecer en el espacio cuatro regiones: el cielo de fuego, el aire frío, la tierra seca y el mar húmedo. Los contrarios se conectan e interactúan, cada uno triunfando alternativamente sobre los otros, conforme a un ciclo por siempre renovado: en los fenómenos meteorológicos, en la sucesión de las estaciones; en el nacimiento y la muerte de todo lo que vive, plantas, animales y hombre.

Anaximandro garantizó así, el movimiento y el cambio de la naturaleza bajo el principio ordenador de lo “indeterminado”. El apeiron está desprovisto de las propiedades que condenan las cosas a perecer.

En otras palabras, el apeiron provee de eternidad al mundo. En su doctrina, Anaximandro, negó la experiencia obtenida por los sentidos. Ya no postuló como principio un elemento empírico, observable, como el agua; sino una abstracción: “lo indefinido”. Utilizó por vez primera el término arjé (principio), cuyo significado más antiguo se relaciona con la idea de “comienzo” y de “mando”, es decir, con la idea de una soberanía cósmica. Describió sistemáticamente el equilibrio cosmológico, sometido a la autoridad de la ley y de la necesidad. Esto es, los cambios y movimientos de la naturaleza no son azarosos, obedecen a un orden.

Anaxímenes (588-524)

Anaxímenes, afirmó que el origen de todas las cosas no es el agua, ni lo indeterminado, sino el aire; recurrió a los términos de condensación y rarefacción para dar cuenta de la formación y cambio de lo existente: el aire es invisible y se hace visible al condensarse o rarificarse. Se vuelve fuego cuando se dilata o enrarece y en viento, nubes, agua, tierra y finalmente en piedra, al condensarse. Es probable que Anaxímenes llegara a esta conclusión al observar que la respiración era esencial en la vida de los seres vivos y que el aire, al enrarecerse, se hace más cálido y tiende a convertirse en fuego, mientras que, si se condensa, se enfría y tiende a volverse sólido.

“Anaxímenes de Mileto, hijo de Erístrato, compañero de Anaximandro, dice, como éste, que la naturaleza sustante es una e infinita, mas no indefinida, como él, sino definida y la llama aire; se distingue en su naturaleza sustancial por rarefacción y condensación.” (Teofrastro, en Simplicio, Fis., 24, 26)

“Anaxímenes de Mileto, hijo de Erístrato, declaró que el principio de las cosas existentes es el aire; pues de éste nacen todas las cosas y en él se disuelven de nuevo.” (Aecio, I, 3, 4)

Pitágoras (580-500)

Las matemáticas que surgieron en Babilonia y Egipto por necesidades prácticas de medición y

contabilidad, fueron concebidas por Pitágoras de Samos en un uno teórico y especulativo. Según señala Aristóteles, los pitagóricos hicieron progresar a las matemáticas y creyeron que sus principios eran los principios de todas las cosas. En este sentido, el fuego, la tierra, el agua y el aire, no constituyen el origen de las cosas. Éstas están formadas en semejanza con los números y éstos son anteriores a todas las cosas.

Pitágoras representó los números como principio y raíz de todas las cosas, identificándolos con

puntos especiales que forman figuras geométricas cuya unidad es el diez. Los pitagóricos fueron los primeros en utilizar la palabra “cosmos” para referirse a la belleza y armonía que se manifiesta en nuestro mundo. Al proponer al número como la realidad última de lo existente, postularon que los cambios y movimientos percibidos en la naturaleza, la sociedad y el hombre mismo, no son meras casualidades, sino que son regidos por una ley que los ordena. Estos cambios obedecen a la relación equilibrada de los opuestos, mismos que se encuentran clasificados en diez.

Los pitagóricos señalaron como principio de todas las cosas, o arjé, a un elemento no material: el

número. En ellos, las matemáticas se convirtieron en un instrumento útil y necesario para la comprensión sistemática de la realidad.

Heráclito de Efeso (544-484)

Con Heráclito, surgió un nuevo concepto filosófico: el logos. Término que posee tres significados:

discurso, razón, ratio (proporción, medida, relación). Puede ser entendido como el análisis correcto del pensamiento humano, al grado de comprender la ley universal que dirige a la naturaleza incluyendo a Dios y al Hombre. Dicha ley universal, que no es una ley histórica o ley de la evolución, no tiene principio ni fin, así como no lo tiene el mundo en el cual se manifiesta. Está más allá de una ley natural, en tanto incorpora lo sobrenatural o lo divino. Incluso pensamos que se identifica con lo divino por ser una abstracción inmaterial. Representa lo general y absoluto en el universo, como opuesto a todo lo que es particular y relativo.

En este sentido, Heráclito nos dice que todas las cosas son una: si observamos a nuestro alrededor, encontraremos una gran cantidad de seres y cosas que aparentemente no tienen relación entre sí pero que, si hacemos uso adecuado de la razón, concluiremos que dependen unos de otros para existir. Es más, la identidad particular que tienen es transitoria; se hallan en proceso de ser sustituidos por sus opuestos: lo único permanente es el conflicto de los opuestos, la ley del cambio perpetuo.

De esta forma, Heráclito rechazó la doctrina pitagórica que demandaba la unidad equilibrada de los

opuestos. Si el mundo se mantiene en unidad no es por la armonía de los opuestos, sino por su lucha necesaria para producir el cambio y el devenir.

“Lo contrario se pone de acuerdo; y de lo diverso la más hermosa armonía, pues todas las cosas se originan en la discordia”.

Además, sostuvo que

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