GUIA PARA ELABORAR UN ENSAYO
KathLoves12 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN
En esta obra, Sigmund Freud desarrolla un revolucionario modelo de la psique y de su funcionamiento, nombrado como “modelo estructural del aparato psíquico”, en el que la vida psíquica en su conjunto se define por las relaciones entre tres entidades o instancias diferenciadas: el Ello, el Yo y el Superyó.
Es este modelo estructural, conocido como la "segunda tópica freudiana" el que dominará independientemente de las críticas o divergencias entre las diversas escuelas, el desarrollo ulterior de la teoría.
Una vez efectuada su anatomía de la psique, Freud pasará a estudiar sus implicaciones: la relación entre las partes de la psique y las dos clases de pulsiones, y las relaciones que dichas partes mantienen entre sí, con especial atención al sentimiento de culpa.
RESUMEN
Para comprender la complejidad de la teoría psicoanalítica desarrollada por Sigmund Freud, describiré los diversos procesos que se generan de forma simultánea y que crean una complicada integralidad. Inicialmente, Freud desarrolló tres ejes de trabajo:
1) Dinámico, se refiere a la movilidad entre estructuras e función de lo que se reprime o no (un recuerdo que se moviliza del inconsciente al preconsciente, por ejemplo)
2) Tópico, remite a las instancias como estructuras (por una parte, Ello, Yo, superyó y por otra, Inconsciente, Preconsciente y Consciente)
3) Económico, el intercambio entre las fuerzas (llamadas pulsiones) que se acumulan en el Ello, Yo o Superyó.
Estos ejes fueron desarrollados a lo largo de décadas de trabajo, por tanto existen lecturas complementarias y, en ocasiones, aparentemente contrarias.
Asimismo, Freud describe el aparato psíquico, con el que sugiere cierta organización interna y le atribuye diferentes funciones a lugares psíquicos específicos, de ahí se deriva la categorización del Ello, Yo y Superyó.
La teoría estructural desarrollada aquí plantea una hipótesis acerca del funcionamiento mental ya que supone partes que constituyendo un todo (Yo, Ello, superyó), que al mismo tiempo se vinculan entre sí de modo que una modificación en una de las partes, produce modificaciones en las otras.
La expresión “el Ello”, fue tomada de Goddeck, pero su uso se remonta a Nietzche, con esta expresión, Freud plantea que los sujetos nacemos con un Ello en el que confluyen las pulsiones, otras demandas somáticas y las disposiciones filogenéticas.
El Ello se concibe como el gran reservorio de la energía pulsional (pulsiones de vida y de muerte). A partir del Ello se constituye el Yo a través del maternaje y la vinculación con los otros sujetos de quienes dependemos, aunque para Freud el vínculo primordial es el que se establece con la madre quien ayuda a la constitución del sujeto.
Así, Freud define en general al Ello como una estructura que carece de organización, y da sus caracteres por lo negativo (por lo que no tiene). Lo define por oposición de las características del Yo. Le asigna todas las características que le atribuía al inconsciente (Identidad de percepción, atemporalidad, no contradicción, no hay lógica formal, una cierta energía libre que carece de organización).
Las nociones pulsionales contradictorias coexisten sin excluirse mutuamente. La génesis para Freud de las distintas estructuras, la conceptualización, es como una distinción progresiva. Quiere decir que en el desarrollo del aparato, una estructura se va desprendiendo de la otra (cuando nacemos por ejemplo somos puro Ello por distinción progresiva sale el Yo, luego el superyó).
La otra instancia que conforma el aparato psíquico es el “superyó” que en gran parte está constituido por el “Ideal del Yo”, por Ello es una instancia crítica y reguladora, normativa en cuanto a la estructura social, pues dicta lo que está permitido y lo que no en el contexto social.
La relación del Ello con las otras estructuras es, en relación con el Yo, su límite es poco, al respecto señala: “El Yo no está netamente separado del Ello en su parte inferior se mezcla con él. Pero lo reprimido se mezcla también con el Ello del cual es sólo una parte. Lo reprimido sólo se separa de un modo tajante del Yo por las resistencias de la represión y se puede comunicar con él a través del Ello”1
Freud, S. (2006). Obras completas: El Yo y el Ello. Pp. 42
1.
Tampoco el superyó es claramente autónomo, pues menciona que es en gran parte inconsciente, “el Ello está abierto en su extremo a lo somático”.
En cuanto al Yo, Freud hace de él 2 usos principales:
1- Designa con este vocablo el “sí mismo” o “self” de una persona, refiriéndose al mismo como la representación que tiene uno de toda persona y que hace que uno se diferencie de los otros
2- Hace referencia a una parte determinada del aparato psíquico que se caracteriza por ciertos atributos y funciones específicas. En esta acepción lo usa y lo trata en este sentido:
Para Freud hay un tiempo que no hay un Yo, somos todo Ello, y tampoco hay representación de objeto. En este artículo destaca la importancia de la percepción, porque coloca el núcleo del Yo en el sistema perceptivo. El conjunto de huellas mnémicas que se forman como consecuencia de la percepción interna y externa van a comenzar a constituir el Yo. El cuerpo para Freud tiene una importancia fundamental en el Yo, porque es fuente de percepciones tanto internas como externas. Para considerar que existe un Yo debe haber una asociación entre las huellas mnémicas, es decir que tiene que comenzar a actuar la función sintética. (Freud no aclara nunca cuando empieza el Yo). “Para el Yo la percepción cumple el papel que en el Ello corresponde a la pulsión”.
En este texto, Freud le atribuye al Yo las más diversas funciones: control de la motilidad, la percepción, el examen de realidad, el juicio, el pensamiento racional.
Pero a su vez también dice cosas contrarias, le atribuye desconocimiento de muchos aspectos que ocurren en el aparato, la función de la defensa. Algunos autores piensan que estas funciones que Freud atribuye al Yo se pueden clasificar en pares antinómicos, por ej.: oposición a la pulsión y satisfacción de la pulsión; conocimiento objetivo y deformación sintomática; resistencia y levantamiento de la resistencia; etc. (Mucho de lo dicho hasta ahora es el Yo función)
También ve la formación del Yo por identificación. Aquí Freud realiza una exposición completa del concepto clave para comprender la dinámica de la estructuración del sujeto, en general la identificación, que sería “un proceso psicológico mediante el cual en sujeto asimila / incorpora una propiedad/atributo de otro y se transforma total o parcialmente sobre el modelo de éste”.
Freud distingue aquí 3 modos de identificación:
1- La considera “La forma más primitiva del lazo afectivo con el objeto”. Se produciría en la fase oral y se caracteriza no sólo por ser las primeras, sino porque son previas a una relación de objeto. En psicoanálisis se las llama “identificaciones primarias” (que son previas a una verdadera elección de objeto)
2- Como “sustituto regresivo de una elección de objeto abandonada” (esto ya lo había visto en Duelo y Melancolía. Hay que tener en cuenta la distinción entre investir un objeto con libido a identificarse con él, que es tomar un aspecto del mismo).
3- En ausencia de una catexia libidinal (fuera de un vínculo de objeto) un sujeto puede identificarse con otro en la medida en que tiene un elemento en común (es la identificación de tipo histérica)
Para Freud el Yo se forma en buena parte por identificaciones que toman el relevo de investiduras del Ello resignadas. En los comienzos de la vida anímica el Ello inviste a los objetos. El Yo rudimentario que empieza a haber al comienzo no está en condiciones de elegir, y los acepta, y se establece así el primer vínculo afectivo con los objetos, que son las identificaciones primarias. Al Yo rudimentario (al comienzo, en este momento), estas identificaciones primarias lo modifican ampliamente. Son bastante erosivas (toman grandes aspectos de los objetos, y modifican gran parte del Yo. El Yo se va estructurando a semejanza del objeto)
Sobre la base de la identificación (primaria) se inviste libidinalmente al objeto, se lo elige. Empieza el Yo a hacer elecciones de objeto. A partir de ella, se van a producir nuevas identificaciones secundarias porque son posteriores a una elección de objeto. Son parciales, se toman aspectos parciales del objeto que modifican parcialmente al Yo (estas las secundarias, pueden ser simultáneas a la pérdida del objeto). Se llevan a cabo, en general en presencia del objeto sin haberlo resignado, y le van imprimiendo al Yo las características masculinas o femeninas.
El Yo, en estos primeros años, puede elegir como objeto a los progenitores, y a la vez se identifica con ambos. En un momento del desarrollo la convivencia armónica con los padres entra en conflicto y se ingresa en lo que Freud llamó, la situación edípica, realizando el niño una elección- padre y una elección- madre (un Edipo completo). Cada uno de ellas (elecciones) tiene un componente anaclítico y un componente narcisístico. El narcisístico en este momento es predominante, porque el Edipo implica una elección narcisista de
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