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Hans Jonas


Enviado por   •  5 de Mayo de 2014  •  1.649 Palabras (7 Páginas)  •  289 Visitas

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1. Introducción

El impacto de esta obra se da principalmente porque conecta con el sentimiento de que “algo podría ir mal” para el hombre. Aquí el autor expone su preocupación por el desarrollo del poder técnico, y la necesidad de una nueva ética.

Primero comienza planteando que vivimos en un contexto determinado por la técnica, entonces necesitamos desarrollar una nueva ética, que esté a la altura de las demandas de este nuevo ambiente. La técnica moderna es un proceso, cuyo aspecto más sobresaliente es el progreso indefinido.

Este progreso va generando a su paso cambios irreversibles. Vemos entonces que las acciones del hombre frente a los elementos de la naturaleza ( tierra, aire, agua, animales, bosques) que antes parecían insignificantes, tienen consecuencias.

Antes el hombre se “refugiaba” de la naturaleza dentro de las ciudades, que actuaban como una especie de refugio. Por lo tanto, la responsabilidad y ética de los actos humanos se limitaba a este contexto.

Otra característica de la acción humana era su inmediatez temporal y su cercanía espacial, característica que ha desaparecido a causa de la tecnología moderna. Los límites espacio-temporales se han desplazado, nuestros actos pueden ser de tan largo alcance que afectan a generaciones futuras, y por primera vez la naturaleza aparece como algo vulnerable.

Estas razones exigen a nuestra capacidad moral un cambio notable de perspectiva. Por lo tanto, la ética que plantea Jonas es una ética de cara al futuro; responsabilidad por lo que “se debe hacer”, donde el centro se desplaza de mí mismo, hacia la cosa que en cierta forma depende de mí y requiere mi acción.

Jonas plantea la necesidad de una nueva humildad, no como antes debida a nuestra insignificancia, sino al exceso de nuestra capacidad de hacer, sobre nuestra capacidad de prever o de juzgar.

“La ignorancia de las consecuencias últimas será en sí misma, razón suficiente para una moderación responsable”.

2. El principio y su articulación

El principio puede analizarse de dos formas. La primera habla de la consecuencia de nuestros actos y es por eso que se habla de un principio consecuencialista. Aquí lo importante es que la acción esté en coherencia con los efectos reales de la misma. El principio tiene cierto carácter deontológico. A su vez, se hace referencia a las acciones colectivas, las cuales están más vinculadas con el progreso tecnológico.

La primera parte del principio se ve afectada al estar relacionada con el futuro, ya que existe una gran aceleración del mundo tecnológico lo cual nos deja sin certeza acerca del mismo. Es prácticamente imposible saber cómo va a ser el mañana, solo se puede saber que va a ser distinto. Reconocer esta imposibilidad de previsión, es un deber moral. “A partir de este no-saber, construye Jonas como propuesta metodológica lo que llama la heurística del miedo”, (Esquirol ,2011 ,116). Hace referencia a que por más que no sabemos qué es lo que va a pasar, el miedo tiene que formar parte de nuestra toma de decisiones. La heurística del miedo se forma a partir de posibles escenarios futuros que están compuestos de conocimientos que se alcanzan en las distintas ciencias y en los saberes de los expertos. Existe una debilidad en su teoría. La heurística de lo lejano resulta demasiado débil al momento de participar en las decisiones políticas, ya que prevalecen las ventajas seguras a corto plazo.

El segundo análisis del principio, habla de “hacer compatibles nuestras acciones con la permanencia de una vida humana autentica en la tierra”, (Esquirol, 2011, 117). Lo que el imperativo exige es la permanencia del ser humano como tal.

La primera responsabilidad está relacionada con la existencia de la humanidad, lo cual empezó a peligrar recientemente. Lo que nos pone ante esta responsabilidad, es la amenaza de que pueda no haber ya seres humanos. Existe un deber incondicional de la humanidad con la existencia. Somos responsables de que haya hombres que no pierdan la dignidad y la vocación humana. Según Jonas, el hombre auténtico es lo que hay ya, no lo que está por venir. Lo de autentico se refiere a no perder lo que el hombre es. En cierto modo, la heurística del miedo nos hace ver las cosas en este sentido, la amenaza nos lleva a perfilar aquello de la idea de hombre que debemos preservar.

Tenemos la responsabilidad de la posibilidad de una existencia humana autentica. La responsabilidad no es ante quién, sino ante qué. “El ser humano es el único ente conocido que puede asumir responsabilidad”, (Esquirol, 2011, 118), se entiende como una característica distintiva de la esencia del ser humano. Jonas habla de responsabilidad por la idea de hombre, la cual no asegura la existencia pero que exige que haya hombres. La esencia humana como responsabilidad obliga a garantizar la continuidad de su presencia en el mundo.

3. Fundamentación

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