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Hildegarda Von Bingen


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2021  •  Trabajos  •  1.474 Palabras (6 Páginas)  •  82 Visitas

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Biografía: Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. A los 3 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Cuando la niña contaba ocho años (1106), la entregaron para su formación a Jutta von Sponheim la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Jutta instruyó a la joven en la recitación del Salterio, y la enseñó a leer y escribir. Más tarde, en 1113, Hildegarda profesó en él como monja. Cuando Jutta murió en 1136, Hildegarda fue elegida abadesa de la comunidad a la edad de treinta y ocho años. En el año 1141, Hildegarda comenzó a escribir su obra principal, Scivias, (Conoce los Caminos) debido a que tuvo una visión que le “obligó a ello”. Tardó diez años en completar dicha obra (1141-1151). La labor creadora, educacional, religiosa y cultural de Hildegarda es constante a todo lo largo de su vida, que termina en 1179 sin que se extinga la luz que emana de su obra. Fue proclamada Doctora de la Iglesia por Benedicto XVI en octubre de 2012.

Discurso científico: Su obra “Los nueve libros de las sutilidades de las diversas naturalezas de las criaturas”, lo que es para nosotros la física atendiendo al término griego physis (naturaleza), es su aportación a la “ciencia” de su época. El primer libro está dedicado a las plantas, en el segundo habla de los elementos, el tercero de los árboles y así hasta el noveno. En resumen, habla de las piedras, de los peces, de las aves, de los animales, de los reptiles y los metales. En ellos también incorpora observaciones suyas y remedios curativos y buenas y nocivas de lo que describe.

También realiza una aportación al tema de los humores y el temperamento al final de Cause et curae. En la tipología hildegardiana de caracteres y humores encontramos una preocupación insistente en las diferencias de género, la sexualidad y la reproducción inusuales en las obras de autoría masculina de naturaleza similar que demuestra el interés y conocimiento minucioso que Hildegarda poseía del cuerpo femenino además de la conciencia de la diferencia sexual y su relevancia

Cosmovisión: Sus visiones consisten en la relación de imágenes en formas de figuras y signos que le posibilitaban el conocimiento espiritual, que una voz acompañante va explicando. Pero por lo que parece las visiones directa o indirectamente le provocaban sufrimiento en forma de dolores o enfermedades. Las visiones también le permitieron el conocimiento intuitivo de las Escrituras y de las obras de teología y filosofía, a pesar de la poca formación intelectual que ella misma reconoce tener. Hildegarda rescató a Pitágoras y a ella se deben muchas ideas cosmológicas del pensamiento judeo-cristiano. Es la primera mujer erudita cuya obra teológico-filosófica en latín se conserva. Las visiones de Hildegarda fueron interpretadas y expresadas en el contexto del lenguaje teológico y estético de su tiempo. Hildegarda expresa su visión del misterio de Dios en el lenguaje simbólico de raíces bíblicas y lo interpreta en los términos de la exégesis alegórica de la patrística desarrollada a partir de los Comentarios al Cantar de Orígenes. Hildegarda asumió el lenguaje de la interpretación alegórica tradicional para expresar sus plásticas visiones, pero introdujo la innovación de concebir la esponsalidad eclesial bajo las figuras femeninas de Sapientia y Caritas que describió como virtudes o energías divinas, acercándose de este modo a la recuperación de la dimensión erótica que la espiritualización alegórica había excluido. La integración armónica se presenta de modo paulatino. Mientras en la tercera parte de Scivias (III, v. 3, 8, 9) las figuras Sapientia y Caritas aparecen distinguidas una de la otra, en Simphonia el elemento musical las armoniza hasta identificarlas. En cambio, en la forma poético-musical de Simphonia ambas figuras se unifican. Sapientia se presenta aquí como dinamismo incesante del amor creador en las tres dimensiones del deseo de Dios, de la viriditas como fertilidad que proviene de Dios y que de allí se expande por la tierra y el amor que abraza y envuelve, consumando el acuerdo armónico entre el microcosmos y el macrocosmos.

De la tradición pitagórica medieval, que se difundió a través de la obra De institutione musica de Boecio, Hildegarda hereda la concepción que distingue entre música mundana o de las esferas, música humana, en la que se integran alma y cuerpo y la música instrumental o artificial. Sin embargo, mientras la escuela pitagórica se interesaba por la música especulativa en desmedro de la corporalidad del canto, Hildegarda tenía el canto en alta estima, al punto que consideraba el sonido como principio divino, razón por la cual hay quienes se inclinan por ubicarla en la tradición musical neoplatónica. Para Hildegarda, el sonido emerge como el primer gesto de la creación antes que la luz, por eso la música está en el principio y permanece en el cosmos, en el alma humana y en los instrumentos, en la tensión dramática que existe entre su condición de creación original, la caída con su consecuente pérdida de la armonía y el camino hacia la reintegración de la unidad por la música. Este drama musical se da en una dirección descendente y ascendente. La síntesis de ambas direcciones es Cristo, ya que él encarna la «prima vox» descendente y a la vez se hace eco del lamento de la creación.

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