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Hoy, ¿qué importancia tiene la ética?


Enviado por   •  26 de Abril de 2019  •  Documentos de Investigación  •  3.016 Palabras (13 Páginas)  •  148 Visitas

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Instituto Don Bosco

Hoy, ¿qué importancia tiene la ética?

Valdovinos Pereda Paulina

504

Ciudad de México a 19 de abril de 2018


Introducción

En el presente trabajo, hablo de la importancia que tiene la ética en nuestra sociedad actual, específicamente en las relaciones de pareja.

Elegí este tema no porque esté enamorada, ni porque esté en contra del amor, sino porque quiero entender más acerca del mismo. Me parece que el amor es una cualidad (si se le puede llamar de esa forma) que le fue conferida al hombre de manera innata, sin embargo, parece que la mayoría de nosotros no tenemos idea de cómo ponerla en práctica.

Hace unos años leí por primera vez El arte de amar de Erich Fromm, y me pareció brillante, pues cambió el desatinado concepto que hasta entonces tenía del amor.

Es por eso que éste libro fue una inspiración para mí, y a continuación expongo mis propias ideas acerca del amor, y cito algunas de Fromm, pues considero que podrían ser de gran ayuda para alguien, como yo, desee hacer un intento por comprender cómo funciona el amor y el complicado mundo de las relaciones.

Considero también, que para poder hablar del amor hacia otra persona, es absolutamente necesario hablar del amor a uno mismo, que es la base de las relaciones de pareja, y, en general, de cualquier tipo de relación.

Asimismo, en este trabajo, pretendo resaltar que existe también el amor inmaduro, infantil, o pseudoamor, que frecuentemente confundimos con amor verdadero, y que, probablemente, si es el caso, puede estar afectándonos más de lo que creemos.

Mi intención no es decir qué es correcto o qué es incorrecto hacer cuando se tiene una relación, pues eso ya dependerá del lector.

La ultima parte del trabajo, las conclusiones, exponen mis puntos de vista sobre las relaciones, y propongo cuestiones acerca de las mismas, pues con frecuencia sucede que creemos ser expertos en el amor, o creemos haberlo vivido todo, cuando en realidad no hemos conocido nada parecido al amor maduro y verdadero.

Desarrollo

 

Muchas personas consideran, ya sea con base en sus propias experiencias o en lo que han observado en otras personas, que el amor y las relaciones son sumamente complejos de entender, y más aún, de vivir y poner en práctica. Todo el mundo quiere conocer el secreto (si es que lo hay) para tener una relación estable y funcional, sin embargo, muchas veces se olvidan de que para tener una noción de cómo funciona una relación, se debe definir el concepto de amor, o al menos, intentar hacerlo.

Hay miles de definiciones del amor, y como es algo tan complejo, no podemos afirmar que alguna es correcta o incorrecta. Para Spinoza (1677) El amor es una alegría acompañada por la idea de una causa exterior[1]. Y nos encontramos con definiciones diferentes: Deseo y amor son la misma cosa, sólo que con el deseo siempre significamos la ausencia del objeto, y con el amor, por lo común, la presencia del mismo[2]. (Hobbes, 1651).

Asimismo, Fromm (1956) en El arte de amar plantea que:

El amor no es esencialmente una relación con una persona especifica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no como un ‘objeto’ amoroso[3].

La primera definición de manera explícita nos dice que el amor está relacionado directamente con la alegría,  y que para la existencia de ésta, además , es necesaria  una causa externa, lo que omite  el amor  a sí mismo,   el cual , evidentemente  debe provenir del yo, antes que de del exterior.

Otros autores como Hobbes, consideran que el amor es un mecanismo de defensa con el que tratamos de encontrar a alguien para sentirnos menos solos.

Es ésta una de las claves para analizar las relaciones de pareja, las cuales muchas veces pueden resultar destructivas o disfuncionales ya que son producto de un  impulso o un enamoramiento fugaz que nos hace creer que la persona con la que estamos comenzando a establecer un vínculo es perfecta; es decir, la estamos idealizando.

Lo que sucede con el llamado “flechazo” es precisamente que nos sentimos solos y necesitados de afecto, entonces conocemos a una persona que nos acompaña, nos da cariño y cumple con todas las características que deseábamos encontrar en alguien. Si encontramos cualquier defecto en ella, de inmediato lo omitimos, porque sea cual sea el desperfecto que ésta persona tenga, no afectará a la idealización que nos hemos formado de ella.

Una vez que la etapa del enamoramiento termina y de verdad empezamos a conocer a la persona, esos ideales que teníamos sobre ella se van desvaneciendo, pues encontramos en ella defectos que nunca antes pensamos que podrían tener, o incluso pequeños detalles que antes ignorábamos o que ni siquiera notábamos, ahora comienzan a molestarnos. Schopenhauer  (1819) describe esto de manera muy cruda, pero real:

Una vez satisfecha su pasión, todo amante experimenta un especial desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no le proporcione más que un placer efímero, seguido de un rápido desencanto[4].

 Esto no quiere decir que el sentimiento entre las personas se haya agotado, es simplemente que la fase de locura de amor se ha terminado; la atracción sexual por la persona va disminuyendo, la pareja piensa que el amor se ha acabado entre ellos y terminan la relación.

Esos tipos de relaciones son nada más que uniones simbióticas, de acuerdo con Erich Fromm, es decir, formas de amor inmaduras o pseudoamor.

Antes  de empezar una relación sentimental con una persona, es necesario aprender a amarse a sí mismo; saber que poseemos una cualidad de valor por el simple hecho de ser personas; tener una autoestima lo suficientemente buena como para poder dar de nosotros y compartir con otras personas nuestra esencia.

Si  no tenemos la capacidad de amarnos a nosotros mismos no podremos amar a alguien más, al menos no de una forma madura. Para Fromm (1956), el amor  maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad[5]. Esto implica que no debemos cambiar la forma en la que somos para estar con una persona, ni tampoco modificar nuestros principios y criterios.  Si realmente hay amor de por medio, la pareja se aceptará mutuamente, con todas las virtudes quedes son propias, pero siempre siendo conscientes de que cada una posee también defectos.

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