Humanismo Y Formacion De Valores
naturopat31 de Octubre de 2014
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Humanismo y formación de valores.
Antes que nada debemos comenzar por lo básico, ¿Qué es humanismo y su formación de valores? El humanismo reconoce valores, como el prestigio, el poder y la gloria, que eran criticados por la moral cristiana e incluso considerado como pecado. Otra diferencia con las doctrinas religiosas es que el humanismo hace al hombre como objeto de fe, la fe era patrimonio de dios. El humanismo en general es un comportamiento o una actitud que exalta al género humano. Bajo esta concepción, el arte, la cultura, el deporte y las actividades humanas generales se vuelven trascendentes. Podría decirse que busca la trascendencia del ser humano como especie. Se trata de una doctrina antropocéntrica donde el hombre es la medida de todas las cosas. La forma comentando todo se relaciona con nuestro comportamiento diario, acciones, metas, reacciones entre mucho más. Definimos humanismo y como está conformado.- El humanismo es un concepto definido desde la filosofía y se trata de una actitud que intenta poner especial énfasis en la dignidad y el valor de la persona humana, considerándola como un ser racional capaz de practicar el bien y encontrar la verdad. Se trata también de un concepto utilizado para definir los movimientos culturales y literarios presentes en la Europa del siglo XIV y XV, en el que renace el estudio de la Roma y Grecia clásica, en la que se resalta el valor de lo clásico por sobre su importancia en el contexto cristiano. El Humanismo se conforma como todo un movimiento, y se origina en Italia a fines de la Edad Media, cuando personajes tan importantes como Dante y Francesco de Tetrarca, entre otros, realizaron grandes aportes al descubrimiento y conservación de las obras clásicas. Otros grandes contribuyeron a la formación de este movimiento como lo fue Giovanni Pico Della Mirándola, quien a través de su obra “Oración” logró plasmar los ideales humanistas centrados en la dignidad humana.
Ahora que son las formaciones de valores.- Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.
Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes. Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad. Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos.
Valores, actitudes y conductas están estrechamente relacionados. Cuando hablamos de actitud nos referimos a la disposición de actuar en cualquier momento, de acuerdo con nuestras creencias, sentimientos y valores.
Los valores se traducen en pensamientos, conceptos o ideas, pero lo que más apreciamos es el comportamiento, lo que hacen las personas. Una persona valiosa es alguien que vive de acuerdo con los valores en los que cree. Ella vale lo que valen sus valores y la manera cómo los vive.
Pero los valores también son la base para vivir en comunidad y relacionarnos con las demás personas. Permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa.
Quizás por esta razón tenemos la tendencia a relacionarlos según reglas y normas de comportamiento, pero en realidad son decisiones. Es decir, decidimos actuar de una manera y no de otra con base en lo que es importante para nosotros como valor. Decidimos creer en eso y estimarlo de manera especial.
Al llegar a una organización con valores ya definidos, de manera implícita asumimos aceptarlos y ponerlos en práctica. Es lo que los demás miembros de la organización esperan de nosotros.
En una organización los valores son el marco del comportamiento que deben tener sus integrantes, y dependen de la naturaleza de la organización (su razón de ser); del propósito para el cual fue creada (sus objetivos); y de su proyección en el futuro (su visión). Para ello, deberían inspirar las actitudes y acciones necesarias para lograr sus objetivos. Es decir, los valores organizacionales se deben reflejar especialmente en los detalles de lo que hace diariamente la mayoría de los integrantes de la organización, más que en sus enunciados generales Ahora bien en conjunto de los términos y demás podemos esclarecer que el humanismo y formación de valores no son más que protocoles de seguimientos en la vida de cada individuo. “No hagas estima de ti por tu apersonamiento físico o los bienes que la fortuna te deparó, sino por tu prestancia moral o los bienes del alma" . Erasmo de Rotterdam
La condición Humana.
¿Qué es la condición humana? ¿Cómo aprendemos de la condición humana? ¿Cómo enseñaremos la condición humana?
Estas preguntas parafrasean nuestras clásicas ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Son preguntas que no podemos responder si no es desde nuestra propia condición humana.
Si lo humano (hominis) es parte del universo, ¿podemos separarlo de él? Se da la paradoja que a medida que mas conocemos sobre aspectos específicos del ser humano, más ignorantes nos volvemos sobre la totalidad del ser humano. En vez de integrar conocimientos, abordando la totalidad del ser humano, cada vez más lo vemos desintegrado en visiones y parcialidades específicas. La ciencia económica que estudia los recursos y medios de producción al servicio del bienestar de la humanidad lo termina reduciendo meramente a un hominis consumista.
Desde la educación, ¿qué propuesta puede levantarse para el futuro? Plantear soluciones y abordar los temas requieren necesariamente desarrollar una ideología. El hacer necesita un saber y un creer previos. Antes de abordar propuestas deberíamos abordar el problema de la desintegración de nuestro hominis. Si nos tomamos en serio como seres humanos, y buscamos un enfoque totalizador-integrador, deberíamos considerar el cómo ligar los nuevos conocimientos obtenidos de la investigación de las ciencias naturales, con los conocimientos de las ciencias humanas, y además de las artes (humanidades). Pero este enfoque totalizador-integrador-ligador no podrá ser solamente una foto, en su sentido de lo instantáneo, sino una película, en su sentido del transcurso del tiempo. Entonces, más allá de enseñar un enfoque más, debemos enfrentar él como "enseñar a enseñar" el enfoque, sin perder lo totalizador e integrador de la propuesta. Por cierto esto requiere claridad, preparación y valor para enfrentar los poderes de facto que no desean un "ser humano hominis erectus sapiens no alienado", sino un "hominis hiper especializado" y disociado de su propia condición humana.
Al observarnos y observar nuestro entorno cercano y no tan cercano, vemos que nuestro ser pertenece al cosmos y nuestra acción se manifiesta en las ciencias naturales, uno de las factores que da forma a nuestro ser; pero también forman nuestro ser las ciencias humanas, y nos moldean las humanidades.
Sin embargo, y a pesar de estar también inmersos en el cosmos, estamos y no estamos en él. A veces estamos dentro de la naturaleza; otras veces la trascendemos.
¡Qué maravilla representa el ser humano! En el orden (o desorden, según nuestras creencias) de un cosmos en expansión, en sus confines ha aparecido este ser, que es la culminación de un desarrollo casi incomprensible, que surge en un remoto planeta de un pequeño sistema solar. Somos parte del cosmos, pero no somos lo central; sólo somos marginales. Esto nos ubica en nuestro lugar: somos cósmicos y también terrestres. Constituimos la grandeza del universo y también la frágil dependencia de nuestro planeta. Debemos hacernos cargo entonces, de todas las consecuencias de nuestra doble condición: cósmica y vital dependiente de este hábitat. Estamos en este planeta y nos otorga una identidad planetaria. Somos polvo en el universo, pero tremendamente influyentes, positiva y negativamente, en nuestro medio. Medio que no sólo lo conforma lo que físicamente nos rodea (la naturaleza), sino el resto de los hominis, y las relaciones de comunicación que establecemos con ellos. Ese es nuestro hábitat, éste origen define nuestra naturaleza y por consiguiente nos obliga, incluso sin desearlo, a tomar una posición ética. No somos neutrales porque no podemos ser neutrales. ¿Qué ética, entonces, es la que desde una propuesta educativa integradora, debiera enseñarse?
Si queremos educar la condición humana es fundamental, prioritario, ineludible tener conciencia de lo humano en el doble principio: biofísico y psico-socio-cultural. Estos aspectos no es posible separarlos, lo biofísico nos lleva a lo psico-socio-cultural y viceversa. Sin embargo nuestra hiper especialización tiende a disociarnos de nuestro origen biofísico, de nuestro desarrollo cultural por el gran conocimiento que estamos obteniendo de nuestro mundo. Llevamos en nuestro interior, por nuestro origen, la vida y lo humano dentro de lo cósmico. Vislumbramos grandes misterios y por tanto grandes desafíos de conocimiento de nuestra naturaleza y del cosmos, sin embargo nos compartimentamos y buscamos tanto más allá de nuestra periferia planetaria como en nuestro interior mediante la psicología, la sociología, y otras ciencias.
Fromm
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