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Humanismo y debate de la modernidad. La Modernidad

Peralta09Ensayo15 de Diciembre de 2017

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INTRODUCCION

La modernidad es un concepto filosófico, historiográfico y sociológico, que propone un mundo de metas. En el mundo moderno cada ciudadano se propone sus metas según su propia voluntad. Se alcanza la meta de una manera lógica y racional. Por cuestiones de manejo político y de poder se trata de imponer la lógica y la razón, negándose en la práctica los valores propuestos. El humanismo y sus formas de pensamiento y de visión al mundo, son en la actualidad cuestión de debate con la modernidad la cual tiene su inicio con la Revolución Francesa en el siglo XVII y misma que permite el desarrollo del humanismo.


Humanismo y debate de la modernidad

 

EL PENSAMIENTO MODERNO

II ELEMENTOS CONSTITUTIVOS

  1. Proyecto emancipatorio

 La Modernidad, en su fundamento esencial, constituye la visión afirmativa de un proyecto de emancipación humana. Bajo esta visión entroniza en los pensamientos avanzados de la época la necesidad de una igualdad, no en el sentido de la constitución biológica o en la posesión de bienes materiales, sino una igualdad como sinónimo del derecho del hombre a tener una libertad autónoma para darse sus imperativos categóricos como único modo posible de lograr alcanzar sus anhelos y sus fines. Se postula, por tanto, que en toda convivencia bien organizada hay que colocar como fundamento el principio de que todo ser humano es persona, es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y de voluntad libre y que de esa naturaleza nacen al mismo tiempo derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables. No obstante, esta libertad no se circunscribe a una concepción puramente intelectual, sino que debe ser ejercida en la praxis social misma, pero estimulada ahora por los distintos agente institucional que interactúan en la nueva sociedad moderna. En tal contexto, esta sociedad deberá velar para que está libertad se preserve mediante el estímulo a los elementos necesarios que jueguen en función de ese preserva miento. Es con la Reforma que el hombre moderno logra su primera gran libertad, esto es, la libertad de conciencia religiosa. Le sigue la libertad política con la cual, a partir de la Revolución Francesa, el hombre ya no queda sujeto al arbitrio de la voluntad del gobernante, sino que éstos últimos pasan a depender ahora de aquellos que los eligieron. Finalmente, la libertad económica quedará determinada por el sistema capitalista. Si en el medioevo cada cual poseía un lugar fijo dentro de una estructura económica-social ordenada, el hombre moderno llega a adquirir una plena autonomía para posibilitarse a sí mismo en la perspectiva de ocupar un lugar social y económico dentro de la sociedad de acuerdo a sus méritos personales. Así, lo que va a hacer o cómo lo va a hacer, o si va a tener éxito ova a dejar de tenerlo, pasará a ser un asunto de su exclusiva responsabilidad. De esta orientación deriva un proceso de individuación, señalándosele como un elemento importante en el proceso de liberación del hombre y como aporte positivo dela cultura que determina la vida moderna. Con el capitalismo, entonces, el hombre hace todo lo que está a su alcance -desde el punto de vista mental, social y político- para lograr la consolidación del gran proyecto emancipatorio moderno. En suma, el capitalismo contribuyó objetivamente no solamente a la liberación del hombre de sus vínculos tradicionales, sino, también, al aumento de la libertad positiva, al crecimiento del individuo activo, crítico y responsable. Empero, el avance de la Modernidad en el campo de la libertad aún deja que desear para lo que se esperaba de un proyecto emancipador dentro de una visión lo más globalizada posible. Es en este contexto que surge la teoría de Marx, quién, en lo sustantivo, se aboca a complementar este proyecto emancipador con la intención de superar sus debilidades. El objetivo de Marx era la emancipación total del ser humano para liberarlo de todo determinismo, en lo fundamental, del económico. Se plantea restituir al hombre su totalidad humana, el encuentro de una unidad y armonía con sus semejantes y con la naturaleza, y liberarlo de las nuevas prisiones engendradas por el capitalismo. Su teoría representa una protesta contra la enajenación del hombre, su pérdida de sí mismo y su transformación final en una mera cosa; es un movimiento contrala deshumanización y automatización del hombre inherente al desarrollo del industrialismo occidental. Es una respuesta crítica al sistema imperante en donde todas las respuestas al problema de la existencia humana tratan de aportar soluciones por la disimulación o la negación de las contradicciones imperantes en la misma. El problema central planteado es el de la existencia del individuo real como miembro de una sociedad y una clase dadas y, al mismo tiempo, como cautivo de éstas. Sin salirse de la Modernidad, el marxismo no puede dejar de ser un gesto de protesta en contra de un proyecto emancipador que encuentra incumplido.

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  1.  La razón

El Renacimiento tendrá una importancia capital en la historia delas ideas y de la cultura de Occidente, no tanto por las formidables expresiones artísticas que produjo, sino por la revolución que origina en el orden axiológico, el de los valores. Debemos partir del hecho de que la sociedad feudal era esencialmente vertical en su estructuración estamental. El Renacimiento establece en cambio un nuevo centro en el mundo: el hombre que progresivamente se irá convirtiendo en la medida de todas las cosas. Es una visión antropocentrista en la que el hombre pasa a ser autosuficiente y autónomo. En el plano axiológico, la filosofía encuentra su justificación en el racionalismo, y la ciencia, en su afán por alcanzar el progreso. Con el racionalismo la razón pasa a ser el único fundamento dela verdad. Según éste, un conocimiento sólo merece este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo; que tiene que ser así, por tanto, siempre y en todas partes, entonces, y sólo entonces, nos encontramos ante un verdadero conocimiento. Un conocimiento semejante se nos presenta, por ejemplo, cuando formulamos el juicio de que el todo es mayor que una de sus partes. En este caso mostramos absoluta coincidencia en que tiene que ser así y que la razón se contradiría a sí misma si quisiera sostener lo contrario. Este juicio, por tanto, tiene una validez universal, lógica. Por eso no hay más verdad que la que ella conoce por sí misma, y se le llama racionalismo por su confianza -no siempre crítica y muchas veces dogmática- en que la razón humana por sí sola es capaz de responder adecuadamente a todas las interrogantes. La razón, sin embargo, no es un hecho que sólo debamos asociar con la ciencia, la técnica y el progreso, sino que constituye una cuestión central del pensamiento filosófico. En este sentido. Descartes irrumpe en la historia de la filosofía moderna como el episodio cardinal de la lucha por la razón que se puede considerar el estandarte de la cultura filosófica del siglo XVII. Esta lucha por el predominio de la razón en la filosofía tiende a hacer predominar la razón y su autonomía de juicio en el dominio moral, político, religioso y, además, sin duda, en el científico. La razón empieza a mostrar sus mejores frutos logrando conseguir descubrimientos portentosos. Emerge como base explicativa de todos los grandes temas presentes. Fundamentalmente es la razón técnica y la razón científica lo que impera para la explicación y teorización de los problemas que el hombre enfrenta, desconociendo todo conocimiento proveniente de la fe, la tradición o la mera intuición. En el nuevo orden axiológico, el hombre pasa a ser una especie animada que tiene conciencia de su ser, se da cuenta de sus actos y de su estado, vale decir, una especie animada esencialmente distinta a las demás, al pasar a tener ahora necesidades, aspiraciones y actitudes que no se confunden con las exigencias y posibilidades animales, sino que las sobrepasan. Con esta distinción, es capaz de relacionar y distinguir los medios y los fines, tanto como comprender, adquirir conocimientos y juzgar todas las cosas que percibe o sobre las cuales actúa. [pic 4][pic 5][pic 6][pic 7]

  1. Carácter progresivo del proceso histórico

Ser moderno es estar siempre abierto al devenir en un proceso hacia un fin o hacia una meta que siempre será superior.

Componente esencial de la Modernidad es, pues, la negación del pasado, de lo viejo, una esperanza en el futuro, en lo que vendrá, en lo nuevo, es decir, un proceso ascendente en que lo viejo cede paso a lo nuevo. Lo propio de la Modernidad será el progreso. Los hombres se proyectan hacia el mañana y los pueblos subordinan las preocupaciones de sus orígenes a la búsqueda de una proyección hacia su nuevo destino. La fe en el progreso permite confiar en que el futuro será no sólo diferente, sino mejor, y que será tarea de los hombres llevar a cabo las transformaciones delas condiciones presentes. Pero se puede decir que en todas las épocas ha estado presente el progreso, lo cual es un hecho cierto, pero no es menos cierto que en periodos anteriores este progreso se hacía perceptible después de varias generaciones. Los únicos cambios radicales que se conocían antes correspondían a aquellos que se sucedían por efecto de las guerras y de los fenómenos de la naturaleza. Sin embargo, estos cambios no siempre jugaron en función de un mayor progreso, sino que, por lo general, representaron distintos grados de decadencia. Es por ello que el progreso corresponde por entero a un concepto que debemos asociar al tiempo y al hombre moderno, en la medida que es sólo en esta época cuando los cambios se caracterizan por un dinamismo siempre creciente .La palabra moderno, como se sabe, deriva de la voz modo, y modo o moda es lo que está de paso a la espera que venga algo más nuevo. El hombre moderno se encuentra devorado por las novedades, lo cual explica las diversas nuevas concepciones en el arte y las distintas corrientes en la filosofía. En las ciencias este fenómeno ha permitido, por ejemplo, la revolución en la física y en la termodinámica que ha logrado romper con la tradicional concepción newtoniana que se vivía hasta hace muy poco. Pero, ciertamente no hubiéramos llegado a los viajes espaciales desde la época de las cavernas sino hubiera habido continuos cambios. De allí que para definir los cambios en la época moderna se hace necesario diferenciarlos de los demás cambios. Esta distinción queda expresada por la rapidez en su ritmo, profundidad en su contenido y globalidad en su extensión. La «rapidez» es tal, que si resumimos los hechos nuevos sucedidos en una sola década y los efectos producidos cuantitativa y cualitativamente, de seguro que éstos son muchos más numerosos. Si tomamos como referencia los más o menos cuatrocientos años de la época moderna, el balance delas nuevas creaciones y cambios habidos en esta época han sido mucho más que el total de los habidos en toda la historia anterior de la humanidad. Esta gran variedad de cambios en tan corto tiempo de historia ha permitido la prolongación de nuestros sentidos, la expansión del mundo y la reducción de las distancias. Nos proporcionan información de otros lugares y sobre lejanías tan distantes que abarcan todo nuestro espacio exterior y el cosmos. La «profundidad» en los cambios opera transformaciones radicales en los constitutivos básicos de la cultura y en los modos de relacionarse entre los individuos. Ello explica por qué entre generación y generación los padres apenas si pueden reconocer los nuevos modos de vida de sus hijos. El carácter de profundidad queda expresado en el hecho de que el hombre se vuelve sumamente reflexivo y trascendente en sus teorizaciones y realizaciones. Pensemos  solamente en el peso delas obras de Hegel, Marx y Kant, tanto como en la trascendencia de las creaciones en el campo científico. Respecto de la extensión de los cambios, podemos decir que no hay ya institución sagrada o profana, ni estamento social ni sociedad, ni década que ya no sufra el impacto. Ya no hay islas ni santuarios protegidos que se refugien en la quietud para desapercibir los cambios. El cambio alcanza rápidamente a todo aquello que se le quiera escapar. Las manifestaciones culturales, económicas, políticas y sociales se irradian rápidamente hasta las localidades más apartadas. En otras palabras, los cambios se operan siempre extensivamente dentro de un esquema de globalización general. Todos los cambios, pese a su rapidez, extensión y profundidad, han sido rápidamente asimilados por el hombre, habiéndose adaptado rápidamente a todas las novedades. Con ello, ha demostrado la gran capacidad que tiene para adaptarse a los nuevos modos de percibir la realidad, sin extrañar los anteriores. [pic 8]

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