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Implicaciones éticas de la investigación científica.

sacracruzResumen24 de Julio de 2016

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Implicaciones éticas de la investigación científica.

Vivimos un tiempo de incertidumbre moral. Los descubrimientos científicos y sus consecuencias tienen cierta responsabilidad por ese estado en que nos encontramos. Los conflictos morales vinculados con la ciencia no son nuevos.

También hubo problemas morales relacionados, por ejemplo, con la realización de autopsias humanas, que se practicaban en Alejandría, alrededor de doscientos años antes de Cristo, pero después se prohibieron. Vivimos en un mundo de cosas relativas, y el concepto de la ética se va adecuando a los distintos eventos científicos. En toda investigación científica debe impregnarse adicionalmente del rigor científico de las implicancias éticas necesarias para que dicho trabajo no sea un rotundo fracaso. Cuando nos referimos al rigor científico estamos aludiendo a la búsqueda de cada vez mayor validez y confiabilidad en la presentación de los datos y todo tipo de información concluyente, con respecto a la investigación científica a realizar. El investigador científico debe de abordar una serie de funciones, como: el acceso al escenario, las estrategias de entrada, el contacto con las fuentes de información, la presentación de la propia investigación, la identificación de los informantes clave, la adopción de un rol, el grado de participación y el abandono del escenario de investigación (Basaulda, 2005). Las principales implicancias a este respecto tienen que ver con lo que se llama el consentimiento informado. Esto significa que los sujetos de investigación tienen derecho a ser informados de las diversas implicancias a los que tuvieran participación. Otra cuestión a abordar será la privacidad y la confidencialidad, sobretodo, la que asegure la seguridad y protección de la identidad...

Límites éticos de la investigación.

Hay quienes piensan que hablar de "límites éticos" de la ciencia es algo así como caer en formas de censura que no permitan al científico desarrollar todas sus intuiciones. Pero si la ciencia es una actividad humana, que toca a los demás, que beneficia (o perjudica) a otros, que conlleva grandes cantidades de dinero y que puede servir para detener enfermedades o para provocarlas, está claro que debemos poner muros firmes y seguros para que no se dañen a seres inocentes o "culpables" (no nos parece justo que se realicen experimentos sobre criminales o prisioneros, cosa que por desgracia se ha hecho en algunos momentos de la historia).

¿Cuáles son los límites mínimos que podemos pedir al científico en su trabajo de investigación? Podemos aplicar un esquema sencillo: límites en los fines u objetivos, en los medios, en los resultados y en los costos económicos y sociales (Rodríguez y Llanes, 2013).

* Límites en los fines: está claro que una investigación que tenga como objetivo destruir vidas humanas debe quedar totalmente fuera de nuestro horizonte. Por desgracia es algo que se hizo en la Alemania nazi, donde se veían qué gases y qué métodos eran más adecuados para los asesinatos de masa. Y es algo que se sigue realizando cuando se buscan maneras más o menos refinadas para el aborto, el infanticidio, la eliminación de ancianos o de personas enfermas, la construcción de "eficaces" armas de exterminio, etc.

* Límites en los medios: una vieja sentencia ética afirma que un fin bueno no puede justificar un medio malo. Curar a una persona que tiene graves problemas de riñones no puede permitir el que se elimine a un enfermo más o menos grave que puede convertirse, así, en donante anónimo de un riñón que hará feliz a otro... Descubrir una vacuna contra el SIDA a costa de recurrir a voluntarios "forzados" que se verán seguramente contagiados por el terrible virus no puede ser lícito, aunque se pueda curar, luego, a miles de enfermos necesitados. Nunca la muerte de un inocente quedará justificada con el posible beneficio de otras personas (aunque sean miles o millones los beneficiados).

* Límites en los resultados y en los costos económicos y sociales: cada acto que realizamos implica un pequeño cambio en el planeta. Si existe un riesgo alto por difundir en la especie humana un virus peligroso, el científico sabe que no puede poner en marcha procesos experimentales que podrían escapársele de las manos. Si la búsqueda de una nueva vacuna para pocos implica gastos enormes del presupuesto de un estado que no ha garantizado todavía el acceso al agua potable de miles o millones de sus ciudadanos, es obvio que tal investigación quedará aplazada hasta que se cubran antes necesidades más urgentes. Esto no significa, desde luego, que haya que cerrar los grifos de la financiación a los científicos y dejarles sin ayuda. Lo que sí está claro es que antes que mejorar las técnicas de cirugía estética habría que seguir invirtiendo más y más fondos en la eliminación del cáncer o en asegurar a las mujeres un embarazo sin peligros para la salud del niño y de la madre.

Pero todos estos límites no deben quitar nunca al científico su libertad más profunda: la del buscador de la verdad y del bien. Todo científico tiene, por esencia, vocación a abrir nuevas fronteras para el bien de la humanidad. A pesar de las críticas que todavía se alzan en muchas partes, hay que reconocer que gracias a importantes mejoras en la producción agrícola hoy comen millones de personas que, quizás, se encontrarían sumergidas en el hambre o la desesperación. Y esas mejoras las lograron científicos que, con responsabilidad y con amor, supieron dedicar sus vidas y su mente a descubrimientos que hoy son patrimonio de la humanidad (González, 2002).

A la ciencia hay que darle su lugar, sin que se vea pisoteada por políticos que sólo quieren el aplauso inmediato ni por ideólogos que tal vez se asustan ante la posibilidad de que alguien ayude al trigo a dar más granos con menos desgaste de la tierra. Pero esto no significa permitirle al científico que se considere a sí mismo como si fuese una especie de divinidad que dicte lo que sea bueno y lo que sea malo, que decida quién debe vivir y quién debe morir... En esto, como en todo, hay que seguir dando a la ciencia lo que es de la ciencia, y a la sociedad y a cada conciencia ética lo que les pertenece, especialmente a la hora de juzgar lo que es el bien y lo que es el mal en el mundo de los laboratorios.

FACTORES QUE TENEMOS QUE  TENER EN CUENTA EN LOS LÍMITES DE LA INVESTIGACION.

Publicación responsable: para la publicación de su investigación, es esencial tener en cuenta que se va a publicar en papel el avance de la investigación para beneficio social, y no para el propio.

El respeto a los colegas: Esencial para un buen tratamiento a todos.

No discriminación: Nunca hay que tener prejuicios acerca de los estudiantes o compañeros de trabajo, sobre la base de factores como la etnia, sexo o raza.

Cuidado de animales: uno debe mostrar cuidado y respeto por los animales mientras se utilizan en la investigación.

Competencia: Avanzar en su propia habilidad y experiencia competentes por medio de un aprendizaje permanente y educación.

Responsabilidad social: Tratar de apoyar el bien social. A través de la promoción, educación pública y la investigación.

Legalidad: Hay que entender y acatar las leyes y políticas, es importante que los investigadores aprendan los límites éticos de la investigación. Saber cómo evaluar, interpretar y aplicar normas.

Reglas del trabajo científico.

•        No decir mentiras

•        No ocultar verdades

•        No apartarse de la realidad

•        Cultivar la consistencia interna

•        No rebasar el conocimiento

•        Los hechos también se equivocan

Decisiones éticas en la investigación científica

En la investigación donde se experimente con seres humanos, se hace fundamental la aplicación de los principios de beneficencia, autonomía, justicia y no maleficencia. El principio de autonomía, bien llamado también respeto por las personas, se basa en el fundamento de que el ser humano posee la capacidad de darse a sí mismo su actuar como persona, es decir, determinar su propia norma; autónomamente tiene la libertad de elegir, aplicando su propio razonamiento y una vez analizados los aspectos negativos y positivos, determinará qué conducta  seguir. Kant señala que el hombre es persona por la capacidad que tiene de darse a "sí mismo el imperativo categórico de la ley moral"; una persona ejerce su autonomía cuando no es influenciado por personas o circunstancias Señalan que un acto elegido autónomamente debe cumplir con tres condiciones: ausencia de control externo, intencionalidad y conocimiento. Se entendería por ausencia de control externo la manipulación, la coerción y la persuasión; definen manipulación como "la influencia intencional y efectiva de una persona por medios no coercitivos, alterando las elecciones reales al alcance de otra persona, o alterando por medios no persuasivos la percepción de esa selecciones por la persona". Persuasión es la influencia con intención de inducir a aceptar libremente valores o creencias o actitudes del persuasor. Existiría coerción cuando se ejerce influencia intencional y efectiva y bajo amenazas de provocación de daños no deseados y que se pueden evitar. Debe ser innecesario precisar que en ciencia uno de los comportamientos incorrectos más dañinos es la falsificación de datos o resultados.

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