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Invitacion A La Estetica


Enviado por   •  24 de Abril de 2013  •  1.813 Palabras (8 Páginas)  •  1.853 Visitas

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Invitación a la estética – Sánchez Vázquez, Alonso

1.- La necesidad de la Estética

¿Tiene la Estética derecho a existir?

Nos vemos obligados, a examinar los argumentos de quienes, dudan de, o rechazan categóricamente, la validez teórica o las ventajas practicas del estudio de la Estética.

Las distintas ciencias naturales se reparten el conocimiento de la naturaleza, ninguna de ellas atiende a lo que el hombre ve en ella como lo “bello natural” o “naturaleza estetizada”. Atender a esta naturaleza peculiar es tarea no de las ciencias naturales, sino de la Estética.

Corresponde a la Estética estudiar los rasgos propios de esta forma específica de percepción que es esencial en el comportamiento estético.

La Estética nace a mediados del siglo XVIII cuando el filósofo alemán Alexander Baumgarten construye la primera teoría estética sistemática, estética significa sensación o percepción sensible. Baumgarten entiende por Estética una teoría del saber racional, superior, que es objeto de la ética.

Nace la Estética como una disciplina filosófica, nace sin fundamento empírico, histórico y social.

Los cargos del espectador “ingenuo” y del conocedor “cultivado”

El espectador “ingenuo”: “¿La Estética me servirá para distinguir el arte de lo que no lo es? Encontrare alguna ventaja práctica que ningún tratado de Estética me podrá dar. Y si pensamos en el artista ¿el estudio de la Estética lee hará pintar mejor? Lo dudo. En consecuencia, si no me sirve como espectador ni sirve tampoco al creador, la Estética no deja de ser inútil cuando uno se enfrenta a una obra de arte.”

El conocedor cultivado ve a la estética meciéndose dulcemente en una hamaca intemporal, abstracta para el arte que se agita y mueve por doquier.

Las críticas del crítico del arte y del artista

Si de alguien necesita el espectador al contemplar la obra de arte, o el artista al crearla, es precisamente del crítico.

El artista está condenado a ser libre, a darse su propia ley y de nada le valdrá buscarla fuera de él. Debe rechazar el arte por decreto y la Estética normativa que pretende justificarlo.

También el filósofo arremete

El filósofo analítico John Passmore en su ensayo dice en pocas palabras los argumentos que suelen esgrimirse con la Estética. “La Estética es una ciencia que habla de algo inexistente; carece de objeto propio, pues ‘el arte’ o ‘el objeto ‘estético’. No existen en efecto cualidades o propiedades ‘estéticas’ comunes a objetos tan diversos como una rosa, el arte o la belleza no pueden ser definidos.

El científico del arte: “A la Estética como la filosofía de lo bello solo le interesa el arte desde el punto de vista estético.

La estética que versa sobre lo estético y sobre lo bello en sentido clásico, y el de la Ciencia del arte, que se ocupa del arte cualesquiera que sean sus manifestaciones históricas, y en todos sus aspectos.

Utilidad e inutilidad de la estética

No es un conjunto de reglas a las que deba sujetarse la contemplación o producción artísticas. Todo lo que la Estética pueda decirle no podrá sustituir, en modo alguno, al trato directo, concreto y sensible con la obra artística.

Dialéctica la estética

Esta creencia descansa en el supuesto de que solo puede haber conocimiento de lo inmutable e idéntico, y no de lo variable.

La estética no puede empeñarse en solo buscar lo idéntico, lo eterno o lo intemporal, como lo hacían las doctrinas estéticas en el pasado.

El crítico hace bien en deslindar los campos; la estética se mueve en el dominio de lo general: conceptos, juicios, teorías, etcétera; la crítica es la esfera de lo singular.

Tomando en cuenta los argumentos de sus detractores y lo que la estética ha invocado a su defensa, podemos admitir su derecho a existir.

II. El objeto de la estética

La estética tiene dos siglos y medio de existencia, si consideramos como acta de nacimiento la publicación de Aesthetica de Baumgarten en los años 1750-1758.

La Estética como filosofía de lo bello

Como ya reconocía Platón “lo bello es difícil”, y lo es sobre todo si se pregunta, como hace él, no “que cosa es bella, sino qué es lo bello”.

Platón en el Banquete, “existe por sí misma, uniforme siempre y tal que las demás cosas bellas lo son porque participan de su belleza, y aunque ellas nazcan o parezcan, ella nada gana ni pierde ni se inmuta”.

Aristóteles contrapone la tesis de lo bello en las cosas empíricas, distingue entre los componentes reales de la belleza la proporción de las partes, agrega los de simetría y extensión.

La estética cristiana y medieval insistirá en que la belleza es medida y forma, orden y proporción. Y el Renacimiento plantea el concepto clásico de belleza al definirla como “consonancia e integración mutua de las partes”.

A lo largo del siglo XVIII, los ingleses Hutchinson, Hume, Burke y Adam Smith acentúan la dimensión subjetiva de lo bello. Afirma Hutcheson, no es una cualidad objetiva de las cosas sino una percepción de la mente. Hume sostiene que la belleza solo existe en la mente del que la contempla.

Por otra parte Kant dice que lo bello no está en el objeto como cualidad, sino en la actitud del sujeto hacia el objeto. La estética que estudia esos objetos o las actitudes hacia ellos, se define como la ciencia de lo bello. Las dificultades que presenta dicha definición derivan del lugar central de las cosas bellas: no solo su antítesis –lo feo-, sino también lo trágico, lo cómico, lo grotesco, lo monstruoso, lo gracioso, etcétera; es decir, todo lo que, sin ser bello, no deja de ser estético.

Cabe afirmar que todo lo bello es

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