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Jose Mauel Othon


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  333 Palabras (2 Páginas)  •  345 Visitas

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MANUEL JOSE OTHON

PECUSPULOS

Rubia la aroma luce en el oriente

sus galas más espléndidas de fiesta,

que amorosa y rendida ya se apresta

del esposo a besar la roja frente.

Para verle asomar alza su ingente

tajada cumbre la montaña enhiesta;

prepárale su incienso la floresta,

su trino el ave y su rumor la fuente.

El cielo gotas de cristal rocía

en corolas y muérdagos. Los vientos

tañen las ramas de la selva umbría.

Y alza a su Dios en rítmicos acentos,

como grata oración del nuevo día,

himnos la tierra, el hombre pensamientos.

II

Tramonta el sol. Esmalta la colina

de su postrera luz con el escaso

fulgor, que va envolviendo en el ocaso

con su túnica blanca la neblina.

Desbaratase la húmeda calina

en la llana extensión del campo raso,

y ya por el oriente, paso a paso,

la silenciosa noche se avecina.

Todo es misterio y paz. El tordo canta

sobre los olmos del undoso río;

el hato a los apriscos se adelanta,

flota el humo en el pardo caserío,

y mi espíritu al cielo se levanta

hasta perderse en Ti ¡Gracias, Dios mío!

Ángelus domini

.Sobre el tranquilo lago, occiduo el día,

flota impalpable y misteriosa bruma

y a lo lejos vaguísima se esfuma

profundamente azul, la serranía.

Del cielo en la cerúlea lejanía

desfallece la luz. Tiembla la espuma

sobre las ondas de zafir, y ahúma

la chimenea gris de la alquería.

Suenan los cantos del labriego; cava

la tarda yunta el surco postrimero.

Los últimos reflejos de luz flava

en el límite brillan del potrero

y, a media voz, la golondrina acaba

su gárrulo trinar, bajo el alero.

II

Ondulante y azul, trémulo y vago,

el ángel de la noche se avecina,

del crepúsculo envuelto en la neblina

y en los vapores gráciles del lago.

Del septentrión al murmurante halago

los pliegues de su túnica divina

se extienden sobre el valle y la colina,

para librarlos del nocturno estrago.

Su voz tristezas y consuelo vierte.

Humedecen sus ojos de zafiro

auras de vida y ráfagas de muerte.

Levanta el vuelo en silencioso giro

y, al llegar a la altura, se convierte

en oración, y lágrima, y suspiro.

...

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