Kant y la "paz pertetua" de los estados

En sus textos, Immanuel Kant argumenta que es posible una situación de “paz perpetua” entre los estados, pero que para que ello ocurra existen una serie de artículos que deben poder aplicarse para que exista este perpetuo estado de paz y poder evitar la guerra entre los pueblos.

Kant afirma que un estado de paz entre los hombres no es posible si éste no es instituido formalmente, pues a pesar de la falta de hostilidades, como él las llama, por parte de los individuos, existe siempre la amenaza de que ocurran. Es por esto, deduce el filósofo, que debe existir una constitución para la paz perpetua. Pero no cualquier constitución, tiene ser republicana y fundada sobre tres principios fundamentales; el principio de libertad (para todos los miembros de la sociedad), el principio de dependencia (todos deben depender de una única legislación común a todos), y el principio de igualdad (todos son iguales ante la ley). Según estos principios, todos son hombres, súbditos y ciudadanos, respectivamente.

Siguiendo esta línea de pensamiento de Kant, vemos que no sólo este tipo de constitución es pura en su origen, sino que también ofrece la posibilidad de alcanzar el resultado que él busca; la paz perpetua. Por ejemplo, en un estado bajo esta constitución, el consentimiento de los ciudadanos sería necesario, ya que es un estado de igualdad como mencionamos anteriormente, para decidir si se debe declarar la guerra o no.

Es muy probable, dice Kant, que los ciudadanos no se inclinen hacia la guerra, ya que hacerlo implicaría todas las miserias que atrae la guerra, un gran peligro de muerte (ya que serian ellos quienes librarían las batallas contra el enemigo, arriesgando sus propias vidas), grandes deudas económicas, y demás consecuencias que los afectarían en gran medida negativamente. En otro tipo de estado, en cambio, el líder del mismo puede decidir sencillamente ir a la guera sin consultarlo con sus súbditos, ya que él y ellos no comparten una situación de igualdad, y no es él quien sacrifica su situación o pone en peligro su vida, sino sus súbditos, y dice Kant que por esto incluso puede llegar a ir a la guerra sin una razón significativa, si obtuviese de ella un beneficio personal, o incluso simplemente por diversión.

Sin embargo, esta situación sólo es posible, como ya se dijo con anterioridad, en el caso de que se trate de una constitución republicana. El gobierno debe ser representativo de la voluntad de otro, la voluntad general. Si no es representativo es necesariamente despótico, ya que se ejecuta la ley que el mismo gobierno se da, es decir, es arbitratio.

Cuanto menos son los que gobiernan y más los gobernados, es más fácil que el gobierno se convierta progresivamente en representativo, y por lo tanto adopte la forma republicana mediante una serie de reformas, las cuales son más fáciles de realizar cuantos menos gobiernen,

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