LA CASA POSITIVISTA

LA CASA POSITIVISTA

El positivismo es una ideología que pretende darnos unidad y orden. Su objetivo principal es el de intensificar la evolución, llevar al hombre hacia una sociedad perfecta y organizada por la ciencia. El arquitecto positivista piensa en una nueva categoría, el metro cuadrado para la optimización de las viviendas. Se comienza a descomponer los movimientos en unidades mínimas estudiadas y cronometradas, se construye en serie.

En el capítulo 3 del libro de La Buena Vida por Iñaqui Abalos, se habla de la casa positivista, que muestra 2 formas de vivir y las contraponen. Por un lado, la vida del tío Monseieur Hulot (Tati) que vive en una casa vieja estrafalaria en el centro de Paris; y por otro lado la familia Arpel constituida por Monsieur Arpel, la esposa que es hermana de Tati y un hijo único. La comparación de estos dos estilos de vida surge de las acciones y los marcos físicos que lo rodean, la arquitectura y el urbanismo. Además, este enfrentamiento también se ve reflejado en la acción de algunos arquitectos contra las situaciones de la modernidad.
Este mundo de orden y progreso es el que ve Tati en la familia Arpel. Y la casa positivista es habitada por esta familia modelo, y busca el progreso material para llegar a esta “felicidad material”. Esta familia carece de rasgos particulares y para llegar al progreso hay que subsumir al individuo y entregarse a la industrialización. Para Jacques Tati el espacio moderno debe sentirse libre, fluido, limpio; debe ser un espacio donde lo individual es abstracto. "En el espacio moderno lo privado se expone, lo doméstico se anula, lo íntimo se castiga."

Además la casa positivista es una casa que estará construida con materiales llamados "modernos", como vidrio, hormigón o acero y no deja lugar para los materiales naturales tradicionales. Como dice en el libro ’’En la casa positivista obviamente, no caben los materiales naturales’’
Por otro lado, tenemos al tío Tati, indiferente a toda esa idea del progreso. Vive el día a día y sus pensamientos apuntan a un progresivo perfeccionamiento lógico en el tiempo. Las secuencias de Mon Oncle aíslan los momentos de la vida de los Arpel en grandes ciudades sin conexión. Planos de circulación, trabajo y vida familiar, son unidades autónomas. Estas secuencias aisladas reproducen la ciudad moderna. Las categorías son capaces de organizar el conocimiento de la gran ciudad; y cada una de ellas se separa en tiempo y espacio.
La ciudad de los Arpel será una gran maquina planificada. Vemos en la escala de ciudad los mecanismos proyectuales de la casa, pero también se la entiende como una traslación de la ciudad resolviéndola en zoning, para generar mayor eficiencia. En consecuencia, la casa deja en evidencia el fallo de sus automatismos, la incompetencia técnica y sus consecuencias. Por ejemplo el mobiliario, que obliga a los usuarios a una rutina esclavizadora.
El problema que persiste hoy en día para superar esta casa, no es solo la influencia del positivismo, son también las normativas que nos dejó la herencia. El modernismo se transformó en nuestra tradición, porque es en el lugar que nuestras vidas se fueron desarrollando.
A través del hijo de Los Arpel, es que podemos entender e identificarnos con la belleza de las mejores proposiciones positivas. El mundo nos ha hecho como somos, nos dieron normas con y contra las que vivir, lo que es denominado tradición.

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