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LA CONCEPCION DEL HOMBRE Y DEL MUNDO

rolistoms7 de Junio de 2013

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LA CONCEPCION DEL HOMBRE Y DEL MUNDO. 

El hombre ha sentido siempre la necesidad de comprender la naturaleza y el origen de las cosas que le rodean, y de esta forma llegar a hacerlo también del conjunto de todas ellas, es decir, del universo y de una manera especial de la vida y de sí mismo. Un problema importante es considerar las concepciones que el hombre ha tenido de la naturaleza y origen del universo a lo largo de la historia y la imagen que nos da de ellas hoy la ciencia actual, y ver como se relacionan con lo que las religiones nos dicen sobre el mismo tema. El problema tiene que ver con las relaciones que se establecen entre el mundo y la divinidad en cada pensamiento religioso. 

Existen varias versiones de la concepción del hombre de la cual 3 de ellas son las más utilizadas o nombradas por así decirlo. 

Concepción religiosa. 

La concepción judeo-cristiana no es, obviamente, un resultado de la filosofía o de la ciencia. En sus líneas fundamentales esta concepción se encuentra en el Génesis. Allí el hombre, en cuerpo y en alma, es una creación de un Dios personal, que lo ha conformado a su imagen y semejanza. De Adán y Eva, la pareja primitiva, descienden todos los hombres. Ambos vivían en un estado paradisíaco en el que todo les era dado o concedido. Así fue hasta que el hombre pecó violentando la voluntad divina. Ese pecado llevó a la caída, a la pérdida del paraíso, de la inmortalidad, y de la gracia divina. 

Según la doctrina cristiana, Jesucristo, con su venida y su sacrificio, ha de conseguir para el hombre la redención. Jesús, Dios y hombre, restablecerá la relación filial con Dios. Además, según el relato del Génesis, la divinidad entregó a los hombres el dominio y la posesión de los animales y del resto de las criaturas, de toda la naturaleza, por lo cual la condición humana posee un sitio privilegiado en la totalidad de la creación. 

Concepción griega 

La segunda concepción clásica sobre el hombre, puntualizada en la obra de Scheler que acabamos de mencionar, es la griega. Aquí el hombre es entendido como un ser dotado de razón. Un homo sapiens. La racionalidad diferencia al hombre del resto de los animales y lo encumbra por encima de toda la naturaleza. 

El agente específico que separa al hombre de todo el resto de los entes, es la razón o logos. Y es mediante esta razón que el hombre puede enseñorearse con el conocimiento de todos los seres: la divinidad, la totalidad de los objetos del mundo, y a sí mismo. Puede obrar libremente y escoger y puede, también, operando sobre la naturaleza, transformarla por los artificios de la técnica. 

El logos humano, para muchos filósofos griegos, es entendido como parte del logos divino. Por este motivo el hombre es un ser en el cual anida una chispa de la divinidad. 

Estas nociones son las que más han predominado en Occidente. Y con algunas variaciones las hallamos en Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel... 

Cuando Sócrates estima que una existencia humana sin autoexamen no vale la pena de ser vivida, está señalando que al margen de la razón no hay, propiamente, vida humana. 

Esta segunda antropología parece distante de la primera, pero no han faltado filósofos o teólogos, como Santo Tomás, que han tratado de aproximarlas. Uniendo o buscando unir a Aristóteles con la concepción cristiana. 

Concepción naturalista 

La tercera noción del hombre lo ha de caracterizar como homo faber. Esta idea proviene del naturalismo de sesgo positivista o pragmático y ha de recibir un impulso decisivo a partir de la teoría de la evolución de Charles Darwin. 

Para esta concepción no hay una racionalidad como facultad separada, y específica del ser humano. No hay entre el hombre y los demás animales diferencias de esencia, sino de grado . Las mismas características del reino animal, son las del hombre, con mayor complejidad. El alma o el espíritu no son entidades autónomas y están vinculadas a la materia. Todo contacto con la realidad opera mediante los órganos de los sentidos. Dotado de instintos es un animal más, cuyo cerebro posibilita una inteligencia técnica. Así Scheler, para esta concepción, ha de decir que entre un mono y Edison, sólo hay variaciones cuantitativas. El hombre es poseedor de un idioma, o conjunto de señales y está posibilitado de manejar útiles e instrumentos por la complejidad de su sistema nervioso. 

Bacon, Hume, Comte, Darwin, son algunos de los más egregios sostenedores de este pensamiento. También hallamos a Carlos Marx, con su materialismo dialéctico y su materialismo histórico. 

LA RELACION SUJETO-OBJETO. 

La relación entre sujeto y objeto que las diferentes matrices epistémicas establecen y determinan el modo de plantear un juicio critico de la realidad, por ello se hace necesario acercarse a los conceptos de los componentes de dicha relación. El Sujeto, entendiendo a éste como el elemento de la relación que, en su acto de conocer, recibe las imágenes del mundo, las procesa y explica a través del lenguaje y genera un juicio. La noción de sujeto se puede entender en dos dimensiones, amplio y estricto. En sentido amplio se entiende al sujeto como al hombre en su “entera naturaleza”, sus sentidos, sus facultades, es decir, lo que compone al hombre en su conjunto, que es el que conoce. 

LA TOTALIDAD Y ESPECIFICIDAD EN CADA ETAPA DEL PROCESO DEL CONOCIMIENTO. 

El Proceso del Conocimiento. El hombre es curioso por naturaleza, gracias a esa curiosidad el ser humano ha desarrollado la capacidad de investigar el cómo, cuándo, dónde, por qué y el para qué de la naturaleza de los objetos y seres que se encuentran a nuestro alrededor. La metodología de investigación es el proceso por medio del cual nosotros podemos realizar una correcta investigación. Abarca el trabajo científico, donde las teorías del método enfrentan la investigación científica en determinada área del conocimiento. Tenemos en claro que ningún texto de metodología nos enseña a investigar, sólo nos muestra las normas que debemos seguir para llevar a cabo una investigación con buenos argumentos. Realizar una investigación depende principalmente del tema a tratar y las fuentes donde se obtiene la información, basándose en esto se podrá llegara una conclusión de la investigación y expresar las ideas y opiniones. 

Aunque en principio se habla del conocimiento como una reproducción conceptual de la realidad, hay que indicar que se trata más bien del proceso crítico mediante el cual el hombre va organizando el saber, su concepción del mundo, y lo va dotando de ciertas características que resultan, en primera instancia, de su experiencia personal. 

El conocimiento es un proceso por el cual el hombre refleja en su cerebro las condiciones características del mundo circundante; sin embargo, éste no es un reflejo simple, inmediato y completo, y opera en ese proceso la interacción dinámica de tres elementos en desarrollo y movimiento: la naturaleza, el cerebro humano y la forma de reflejo del mundo en el cerebro humano (los conceptos, las leyes, las categorías). El origen del conocimiento está en la misma actividad práctica del hombre: cuando éste entra en relación con la naturaleza y la sociedad, tiene la posibilidad de aprehenderlas. Esto significa al mismo tiempo que todas las ideas del hombre son extraídas de la experiencia y constituyen reflejos falsos y verdaderos de la realidad. 

Conocimiento Empírico 

Se le llama también “vulgar” o “popular” y se obtiene por azar, luego de innumerables tentativas cotidianas. Es ametódico y asistemático. Permite al hombre conducirse en la vida diaria, ene l trabajo, en el trato con los amigos y en general manejar los asuntos de rutina. Una característica de este conocimiento es el ser indispensable para el comportamiento diario y por lo mismo a él recurren todos por igual: cineastas, burócratas, voceadores de productos, biólogos, artistas, etc. El conocimiento vulgar no es teórico sino práctico; no intenta lograr explicaciones racionales; le interesa la utilidad que pueda prestar antes que descifrar la realidad. Es propio del hombre común, sin formación, pero con conocimiento del mundo material exterior en el cual se halla inserto. En cuanto al alcance, lo único real es lo que se percibe; lo demás no interesa. 

A través del conocimiento empírico el hombre común conoce los hechos y su orden aparente y surte respuestas (explicaciones) concernientes a las razones de ser de las cosas, pero muy pocas preguntas acerca de las mismas; todo ello logrado por experiencias cumplidas al azar, sin método, y al calor de las circunstancias de la vida, por su propio esfuerzo o valido del saber de otros y de las tradiciones de la colectividad. Su fuente principal son los sentidos. Toda esta clase de conocimientos es lo que puede catalogarse también como “saberes”. Podría quizás catalogarse como subclases del conocimiento vulgar la superstición y la sabiduría popular. 

Conocimiento Científico 

Va más allá del empírico; por medio de él, trascendido al fenómeno, se conocen las causas y las leyes que lo rigen. Conocer, verdaderamente, es conocer por las causas; saber que un cuerpo abandonado a sí mismo cae, que el agua asciende en un tubo en el que se ha hecho vacío, etc. no constituye conocimiento científico; solo lo será si se explican tales fenómenos relacionándolos con sus causas y con sus leyes. La diferencia que el conocimiento científico tiene con el conocimiento más o menos espontáneo que preside la vida cotidiana, “el mundo del manipular”, según Karel Kosic, es antes que nada el rigor que pretende imponer a

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