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LA DIGINIDAD DE LA PERSONA


Enviado por   •  23 de Agosto de 2015  •  Ensayos  •  1.869 Palabras (8 Páginas)  •  176 Visitas

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EL HUMANO DIVINO

(Ensayo sobre la dignidad de la persona)

Laura Patricia de la Fuente de la Garza

3 de marzo de 2014.

EL HUMANO DIVINO

(Ensayo sobre la dignidad de la persona)

Introducción

Alguna vez hemos escuchado que el ser humano vale más que todas las criaturas existentes, pero también que tanto hombres como mujeres valemos exactamente lo mismo desde el punto de vista ontológico, independientemente de dónde, cómo o cuando hayamos nacido, qué tan rápidos o lentos seamos al correr, qué tan ricos o pobres, qué tan inteligentes o “tontos”, o incluso, qué tan buenos o malos.

¿Qué es lo que fundamenta esta forma de pensar?, ¿hay acaso una verdad tan innegable en el ser humano que nos dé la certeza para tales afirmaciones?

 

“Dignidad” es la palabra que define esta excelencia o realce que tiene una especie por sobre otra; mientras que “digno” significa “merecedor de algo. 2. Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo”.[1] 

Ante la creciente ola de movimientos en favor de los derechos de los animales, alegando una dignidad a la par de la dignidad humana, así como a las múltiples legislaciones en pro del aborto y la eutanasia, resulta determinante argumentar en favor de la superioridad de esta dignidad, sin embargo, ¿dónde reside exactamente?

El cuerpo humano y los sentidos externos.

¿Podemos decir que la dignidad humana radica en el cuerpo y los sentidos externos (gusto, tacto, oído, olfato, vista) de las personas?  

Sabemos que, al igual que el ser humano, todas las creaturas que hay sobre la tierra cuentan con un cuerpo y una determinada biología que responden a una adaptación al medio en el que viven, con el fin de poder llevar a cabo todo lo que les asegure su supervivencia, así como su reproducción y en este sentido, podemos decir que somos muy parecidos a los orangutanes e incluso a los vegetales. Por lo mismo, en estricto sentido no podemos decir que debido a nuestro cuerpo y su funcionamiento estamos por encima de las criaturas animales en la escala natural.

Al respecto, Aristóteles señala que “el hombre posee, pues, la misma estructura hilemórfica de los demás vivientes y aun de todos los seres naturales”.[2]  Compartimos entonces con las plantas y los animales la facultad vegetativa, con los animales la sensitiva y por lo tanto, al no ser facultades exclusivas del ser humano, no es en éstas en donde radica la dignidad humana

Por otra parte, para poder valorar como igual la dignidad en todos los seres humanos desde el punto de vista físico, tendríamos que partir de “igualdad de circunstancias” por decirlo de alguna manera, y en este sentido tampoco podríamos decir que el cuerpo y su funcionamiento sea lo que realmente nos hace valer lo mismo, porque si bien es cierto que en general los seres humanos contamos con dos brazos, dos piernas, dos orejas etc., hay quien no cuenta con todos sus miembros u órganos y sin embargo continúan siendo seres humanos, además de que no existe nada sobre la tierra que iguale la maravillosa gama de colores de cabello humano, o de ojos, ni tampoco hay un solo cuerpo igual en todo el planeta, ni siquiera los de los gemelos idénticos, aunque a simple vista no podamos distinguirlos.  Incluso, notamos que hay quien corre más rápido, quien es más fuerte o quien es más elástico, etc. y siendo entonces tan diferentes, continuamos todos siendo seres humanos.

Los sentidos internos

¿Podemos decir entonces que lo que define y da valor idéntico a las personas son sus sentidos internos (memoria, sentido común e imaginación) y sus emociones (tristeza, alegría, ira, placer, miedo, etc.)?  

Considero que en este punto sí podemos decir que somos muy diferentes a las plantas, ya que a simple vista notamos que éstas no tienen memoria o no experimentan miedo o alegría.  Sin embargo, todavía en este nivel compartimos con los animales estas características.  ¿Quién no ha conocido la alegría que muestra un perrito con la llegada a casa de su amo?, o ¿el miedo de este animalito al ver a la persona que lo ha golpeado constantemente? Es así, que podemos decir que los sentidos internos y las emociones fundamentan la afirmación de superioridad del ser humano en la escala natural sólo con respecto a las plantas, más no en relación a los animales.

Por otro lado, tampoco podemos decir que estas características sean las que nos definen y nos dan igual valor entre seres humanos, ya que nuestras reacciones en este sentido son de posibilidades también infinitas.

Facultades espirituales (inteligencia y voluntad)

¿Acaso será entonces el ejercicio de la inteligencia y la voluntad del ser humano lo que lo diferencian de los animales, dándole un valor superior en la escala natural y al mismo tiempo lo igualan en valor ontológico a cualquier ser humano que ha existido y existirá?

Creo entonces que hemos llegado al punto clave de este ensayo, ya que el ser humano es la única criatura que hay sobre la tierra que puede abstraer lo inteligible a partir de lo sensible, lo universal a partir de lo singular, es consciente de su propio ser y su pensar, puede auto-conocerse y auto-determinarse manejando su voluntad, decidiendo libremente querer lo que quiera querer.  Al respecto, Santo Tomás de Aquino indica que es cualidad propia de la inteligencia conocerse a sí misma y saber que conoce, por lo que dicha potencia superior “no es lo mismo que el sentido”.[3] 

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