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LA FAMILIA EN BRASIL


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  2.284 Palabras (10 Páginas)  •  168 Visitas

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  LA FAMILIA EN BRASIL

Según la doctrina social de la Iglesia la familia es la comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos.

El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales y responsabilidades primordiales.

Existen cuatro relaciones fundamentales de la persona encuentran su pleno desarrollo en la vida de la familia: paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad.

la familia realiza, ante todo, el bien de "estar juntos", bien por excelencia del matrimonio ( de ahí su insolubilidad) y de la comunidad familiar. Se podría definirlo además, como bien de los sujetos. en efecto, la persona es un sujeto y lo es también la familia, al estar constituida por personas que, unidas por un profundo vínculo de comunión, forman un único sujeto comunitario (carta a las familias, nº 15)

•Para la doctrina social de la iglesia la familia es la comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos

•El amor entre las parejas y las generaciones siguientes establecen responsabilidades primordiales y relaciones personales. Hay algunas fundamentales para el desarrollo de estas mismas: paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad.

la doctrina social de la iglesia nos invita a que nos esforcemos para que nuestros hijos realmente aprendan a vivir como cristianos en casa: a que sean respetuosos de los demás, a que colaboren con alegría para el bien de la familia, a que compartan con generosidad lo que tienen y lo que son, a que traten cristianamente a todos sus semejantes. Por esta razón  se puede establecer que debido al gran numero de la población creyente, las familias van a  mantener un régimen cristiano en el cual los valores van a estar muy bien infundados  y siempre van a  optar  a  favor del común, con todo esto  se afronta  muy bien  todos los conflictos de desigualdad que  tiene Brasil

Esto es algo que se debe enfrentar pues en países como lo son Brasil donde existe tanta población y tantas problemáticas sociales, es un poco más difícil actuar sobre los individuos que generan conflictos y son foco de violencia, para que se busque primero de manera individual trabajar la parte integral de la persona, su moral y su ética, para que después piense como parte de un núcleo familiar, y parte de la sociedad como así lo pide la religión y la iglesia.

AYUDAS OTORGADAS A LAS FAMILIAS BRASILEÑAS

La Constitución brasileña de 1988 constituyó vehículo importante de internalización de diversas normas de protección de los derechos humanos, a ejemplo de los dispositivos que tratan de la protección social de los ciudadanos. En el plano institucional, la creación de la Secretaría Especial de Derechos Humanos, de la Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres (SPM), y de la Secretaría Especial de Políticas de Promoción de la Igualdad  Racial (SEPPIR) constituyen avances importantes en la dirección del cumplimiento de las obligaciones internacionales contraídas por el Estado brasileño en el área de los derechos humanos.

En Brasil, el proceso de construcción de la ciudadanía es inconcluso, en todas sus etapas (en el campo de los derechos civiles, por ejemplo, el derecho de acceso a la justicia aún es restringido y muchos son víctimas de la arbitrariedad de la fuerza policial). No obstante, principalmente después de la redemocratización del país, es innegable el avance en la garantía de los derechos de primera y segunda generación, lo que lleva a la conclusión de que la tarea primordial del Estado brasileño, en la actualidad, es el enfrentamiento a la llamada “deuda social”.

En ese contexto es como debe ser visto el énfasis conferido por el actual Gobierno a las políticas sociales de combate al hambre y a la pobreza, entre los cuales se destaca el programa de transferencia de renta “Bolsa Familia”, que, para muchos, constituye el principal programa de Derechos Humanos del Gobierno Lula. El programa “Bolsa Familia”, producto de la unión de programas sociales anteriores (“Bolsa Escola”, “Bolsa Alimentação” y “Auxilio de Gas”), atiende, hoy, a cerca de 11 millones de familias, situadas en la franja de la pobreza y de la extrema pobreza (indigencia).

Al mismo tiempo en que se garantiza una renta mínima a esas familias, el programa busca bloquear la transmisión inter-generacional de la pobreza, al imponer condiciones en lo que se refiere a la frecuencia escolar y a la visita regular a los puestos de salud, para el recibimiento del beneficio. El Programa “Bolsa Familia” ha sido responsable, además de eso, por la reducción del índice Gini, que mide la desigualdad de renta en los países. En los últimos años, en parte como resultado de las políticas sociales del gobierno, 20 millones de brasileños atravesaron la línea de pobreza, haciendo que, desde 2008, más de la mitad de la población del país pertenezca a la clase media. Es preciso recordar que el combate a la pobreza, hasta los años 90, nunca fue objeto específico de políticas públicas por parte del Estado brasileño.

La hipótesis más probable para tal laguna es que había, hasta los años 80, la creencia de que la generación de empleos que resulta del proceso de crecimiento económico, con la inserción de las personas en el mercado formal de trabajo, llevaría naturalmente a la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales. No fue eso lo que se observó: entre los años 30 y 80 Brasil creció a tasas espectaculares, que lo elevó a la condición de octava economía del mundo, sin que la mayoría de la población se hubiera beneficiado de las ganancias económicas.

Aun en el campo de las políticas sociales, el Gobierno Federal ha buscado elevar la inversión pública en

educación, que en los últimos años pasó de 3,9% a 4,4% en proporción al PIB, con la expectativa de llegarse a 5% este año. Tal política de inversión tiene como presupuesto la certeza de que la solución de las históricas desigualdades sociales del país pasa por la igualdad de las oportunidades en el acceso a la educación pública de calidad.

RACISMO E IDENTIDAD EN LOS INDIVIDUOS Y LA SOCIEDAD

El llamado mito de la democracia racial permeó el discurso sobre las relaciones raciales en Brasil durante la mayor parte del siglo XX. Según esa visión, construida, en gran parte, Brasil es un país en donde, al contrario de los Estados Unidos, por ejemplo, el proceso de mestizaje habría creado un ambiente de tolerancia entre las etnias, opuesta a la noción de racismo. Tal visión comenzó a ser contrarrestada, a partir de los años 50.

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