LO QUE ES DE TODOS Y NO ES DE NADIE

LO QUE ES DE TODOS Y NO ES DE NADIE

Las ciudades como las conocemos ahora están presentadas ante inevitables procesos de universalización, globalización (como argumenta Cacciari- presente en la civitas) y nostalgia (por el recuerdo de las polis, de la morada donde el individuo todavía se reconocía y la reconocía como propia).

Indiscutiblemente, no se puede aislar el espacio del individuo, ni podríamos separar al individuo del espacio, porque ninguna cobraría sentido. Somos los creadores de las ciudades y nosotros les damos sentido, con el solo hecho de existir, con el hecho de estar. Así mismo, somos reproducción de nuestra ciudad y esta, está inscripta en nuestro cuerpo, nos caracteriza y nos molda nuestra personalidad.

Las ciudades sobre la historia se han acomodado a partir de dimensiones que hagan posibles las negociaciones, los intercambios y la producción. Cada sentido de la relación humana se reduce a la producción, el intercambio y el mercado y todo espacio es valorado en función de estas variables. Estos espacios convertidos en lugares simbólicos, que anteriormente organizaban la estructura y definían las fronteras entre el centro y la periferia,  actualmente, en la posmodernidad pierden su valor simbólico y estructurante, porque no es posible una organización ya que es un espacio indefinido.

Para Cacciari, en la posmodernidad, las ciudades están caracterizadas por el desarraigo,  abundancia de tiempo y de la ausencia de los lugares. También, la desterritorialización es un punto clave, ya que por la pérdida del valor simbólico de los lugares, ahora hay solo límites administrativos y se construye la ciudad en un territorio donde las personas viven en la inutilidad de establecer conexiones entre ellos con el territorio donde habitan y con los demás individuos.

Preguntas como   ¿qué hacer?,  ¿cómo seguir construyendo la ciudad?,  ¿cómo seguir urbanizando la ciudad de este siglo para hacer un lugar habitable para los ciudadanos?, son frecuentes pero irresolubles.

El urbanista no puede volver a mirar atrás porque sería volver a los tiempos de la metrópolis y atentar con las necesidades de la comunidad.

En la posmodernidad, liderada por la lógica de mercado, que se ha ido penetrando cada vez más en el campo de la planificación urbanística, todo se muestra, todo se exhibe y la esfera de lo privado y lo público se entremezclan constantemente. La ciudad es un lienzo de la culturas y todo individuo que este en ella, forma parte y aporta de alguna manera, yendo a la plaza, con arte o a si mismo viviendo.

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