LOS 7 PECADOS CAPITALES

LOS 7 PECADOS CAPITALES

Están presentes en la vida diaria, algunos devaluados y otros con transformaciones. Pero cuando los relacionamos con los tiempos en que vivimos, nos encontramos con una infinidad de caminos que llevan a otras tantas preguntas que hoy se hace el hombre, y que tiene que ver con el sentido mismo y con la transcendencia.

Si se toman como punto de partida los pecados, incluso discrepando con el planteo religioso, es posible bucear en el destino que nos espera frente al avance tecnológico. Este destino incluye la posibilidad de crear vida artificial, con el peligro de que nazcan seres perfectos, que para algunos estarán cerca de dios, pero que desgraciadamente serán deshumanizados.

El problema es que la sociedad se basa en el anhelo que todos tenemos de poseer cosas, que están relacionadas con la cerne, con los afanes y con los lujos. La verdad es que la mayoría de las personas no necesita la mayoría de las cosas que posee y así ha sido en la historia de la humanidad.

El pecado es un abuso de la libertad que dios da a las personas creadas.

Los pecados adquieren la categoría de capitales cuando originan otros vicios. Santo tomas describe “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera que en su deseo el hombre comete muchos pecados”

Los pecados que nos parecen más pecados, es decir los que vemos como más culposos o graves, son los que cometemos menos. Siempre son más pecaminosos los otros. El pecado ajeno es agresivo y el pecado propio es una extralimitación de nuestra buena voluntad.

Se entiende como pecados aquello que se prohíbe y por lo tanto resulta tentador cometerlos.

Nadie miente porque es fuerte si no, porque se siente débil: nadie es avaro por fuerza, sino porque necesita de una muralla de cosas que pertenezcan para que la muerte no se lo lleve.

Aristóteles tenía razón cuando insistía en que lo más importante para el ser humano es la prudencia.

El problema actual de los jóvenes es que tropiezan con prohibiciones en el orden social y no en el familiar.

1. LA SOBERBIA

La soberbia no es solo el mayor pecado según las escrituras, si no la raíz misma del pecado.

No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro. De no reconocer a los semejantes.

La soberbia termina siendo un elemento de vulnerabilidad para el ser humano, Que cree que domina toda una situación y en realidad es todo lo contrario.

Es el ejemplo de la inseguridad del individuo frente a determinadas cosas de la vida.

La soberbia fue el pecado de Adán.

La característica principal que tiene el soberbio es el temor al ridículo.

La soberbia es el valor antidemocrático por excelencia.

La soberbia es la antonomasia de la desconsideración, es decir: “primero yo, luego yo y luego también yo”

La soberbia es muy peligrosa para quien la posee.

En definitiva, la soberbia es debilidad y la humildad es fuerza. Porque el humilde lo apoya todo mundo, mientras que el soberbio está completamente solo. Puede ser inteligente, pero no sabio; puede ser astuto, diabólicamente astuto quizá, pero siempre dejara tras sus fechorías cabos sueltos con los que le podrá identificar.

2. LA GULA

El pecado de la gula es el ansia inmoderada de comer, beber, ese afán de asimilar todo el universo por la vía digestiva.

Choca tonto con la ética como con la estética y quizá tengan más contra el de los médicos que los propios clérigos.

La gula se transforma en pecado cuando ofende el derecho y las expectativas del otro al comer de lo de los demás, acaparar y dejarlo con poco o nada.

La gula como pecado es el hacho de convertir el comer en algo totalmente desligado del hambre de tantos otros.

La gula es una acción egoísta, que linda con la soberbia.

Que las personas se sientan a comer en su propia mesa, compartan el pan y la bebida es una virtud relacionada con la fraternidad. Por eso la importancia de saber que muchos no comen, porque no hay nada más fraternal que compartir la comida con alguien.

La gula se ha transformado es un pecado estético y dietético.

A los gordos se les condena estéticamente y no éticamente. Una de las consecuencias dramáticas es la pérdida del deseo de comer. La anorexia. La bulimia. Estamos frente a un exceso que por supuesto no tiene nada que ver con la gula ni con el hambre.

3. LA AVARICIA

Vivir para acumular millones, caiga quien caiga, no es un buen objetivo.

El avaro es el que lleva el ahorro a situaciones grotescas. No atendía ni bien a sus seres queridos, ni a sí mismos. Lo único que les importaba es acumular es un capital que se utilizaba para nada. Lo característico del avaro es que esteriliza el dinero, que nunca está en movimiento queda paralizado. Así convierte un elemente fluido y útil en algo totalmente inservible.

Nuestra sociedad, en cambio, incita al derroche, al consumo y al gasto.

Otra dimensión de la avaricia

...