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La Concepción Del Sujeto En Descartes Y Marx


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  2.360 Palabras (10 Páginas)  •  3.508 Visitas

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La Concepción del sujeto en Descartes y Marx

En este trabajo nos hemos propuesto analizar la concepción del sujeto en la filosofía de René Descartes y en la de Karl Marx; se intentará explicitar las diferencias y similitudes, como a su vez dar una explicación somera en cuanto a la ubicación del sujeto en las filosofías de estos dos clásicos; es decir, el eje del estudio estará en observar la relevancia, constitución y centralidad que adopta el sujeto en las filosofías descritas.

El objetivo epistemológico del presente es describir dos formas epistémicas totalizantes, omnicomprensivas, respecto a la forma de conocer el mundo; ambas con el sujeto como punto de partida, pero con diferencias monumentales en cuanto a su concepción. He aquí la importancia y objetivo propuesto en este estudio; describir ambas filosofías, en cuanto anteriores al giro lingüístico , teniendo presente que la filosofía marxista está lejos de ser una filosofía de la conciencia como es la de Descartes, pero que sin embargo, elabora una teoría que parte del sujeto, sujeto real como específica Marx, pero sin duda sujeto.

Para poder hacer una contraposición crítica de los postulados de ambos, procederemos a describir el rol que juega el sujeto en estas filosofías, para luego hacer una comparación, análisis y crítica de ellas.

Descartes ya en su primera meditación explica el motivo por el que se mueve a deshacerse de todas las opiniones hasta las que entonces había dado crédito, por lo tanto muy tempranamente justifica la duda, la necesidad de poner todo en duda. (“Empezar todo de nuevo desde los fundamentos” ). De esta forma Descartes va a poner a la duda como el principal recurso del método; este principio a la vez conllevará al autor a afirmar su principio primero: “pienso, luego existo” , ya que se da cuenta que en el hecho de pensar de que todo era falso, estaba pensando, por lo tanto debía ser necesariamente una cosa. Aquí entra en juego la concepción de sujeto en Descartes, puesto que al concebir la existencia por el hecho de pensar está concibiéndolo como un sujeto pensante, claramente esto significó un cambio radical en su época, al concebir al sujeto como centro de su filosofía, con antelación a Dios. Sin embargo nuestra atención va en el adjetivo de este sujeto: pensante, ya que se resalta la subjetividad en cuanto a su alma, mente, conciencia. Es más, caracteriza al sujeto como “(…) una substancia cuya naturaleza o esencia es el pensamiento mismo y que para ser no necesita ningún lugar ni depende de ninguna cosa material” ; es decir, sujeto distinto de corporeidad, sólo conciencia, y por ende primacía del alma.

Se considera al sujeto como una cosa que piensa, como un espíritu o una razón, y ante la cuestión de si tendrá cuerpo contesta: “nada sé del caso: de eso no disputo ahora, sólo puedo juzgar de las cosas que conozco” . Por lo tanto, tenemos la afirmación de que el pensamiento es un atributo inseparable del sujeto, y por otro lado, la afirmación de que no sabe si existe el cuerpo, por lo cual no afirma su existencia. De esta forma queda un sujeto inmaterial, donde sólo se tiene la certeza de la existencia individual, ya que al dudar tengo la certeza de mi existencia, pero sólo de ella; lo exterior (res extensa) se haya en oposición a la cosa pensante, es decir al sujeto. El sujeto no posee una relación con lo exterior, ambas se niegan mutuamente; “lo exterior es independiente del sujeto pensante” .

Apreciamos por medio de esto, que Descartes escinde lo real en dos partes totalmente diferentes, por un lado la conciencia, alma, que para el autor es el sujeto en si, y por otro lado el cuerpo, lo material, en definitiva, el objeto. Esta separación entre sujeto y objeto es lo que constituye el dualismo filosófico. Este dualismo tiene la peculiaridad en Descartes por su radicalidad, sumado a las dificultades de encontrar un elemento de unidad por medio de las cuales estas dos partes entren en relación.

Por otro lado, “para Descartes la demostración de la existencia del mundo físico descansa en haber demostrado previamente la existencia de Dios” , puesto que tenemos la capacidad (por gracia de Dios) de creer en la existencia de las cosas naturales, y dada la naturaleza perfecta de Dios, es imposible que éste nos engañe. Esta aseveración se basa por completo en la razón, aun cuando se afirme en la existencia de Dios, ya que lo incorpora desde la duda, es decir desde el sujeto, y no desde la fe. Se prescinde de todo sustento en el mundo físico para obrar, solamente participa la razón. En otras palabras, se puede demostrar la existencia del mundo únicamente por medio de las ideas, insertas en el sujeto pensante señalado por Descartes.

De esta forma la filosofía cartesiana pone el acento de forma radical en la razón, y por lo mismo en el sujeto en cuanto piensa, como centro de su planteamiento.

Precisamente en esto último es donde se marca la diferencia, gigantesca, entre la filosofía cartesiana y la de Marx, que a continuación procederemos a revisar.

Para comenzar a hablar de Marx, aspecto que obviamente necesita más que unas cuantas páginas, hay que señalar que éste tiene una postura anti-ilustrada, donde se encaja su crítica a Hegel, principalmente por condicionar al sujeto respecto a las ideas y darle primacía por ende a lo ideal por sobre lo material; aspecto inadmisible para Marx, al “no tomar en cuenta” lo material. Pero a la vez crítica a Fuerbach, aun cuando éste también es un crítico de Hegel; puesto que concibe al hombre aislado de los demás, no en su relación con otros, tampoco viendo la historia, los procesos de la historia humana .

Esta superficial exposición de la postura “filosófica” del autor respecto a las concepciones filosóficas de su época nos abre el camino para observar su concepción del sujeto.

Para Marx la primera premisa de toda historia humana es la “existencia de individuos humanos viviente. El primer estado comprobable es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos y, como consecuencia de ello, su comportamiento hacia el resto de la naturaleza.”

Luego de esta premisa el autor va a señalar que los hombres se distinguen a si mismo, de los animales, cuando comienzan a producir sus propios medios de vida, aspecto condicionado por su organización corpórea. De esta forma apreciamos que el modo de producción va a ser lo determinante en el modo de vida de los hombres, y a la vez, determina su ser. Por lo tanto, el hombre en la medida que pueda producir sus modos de vida puede entenderse como sujeto.

Aquí ya observamos una primacía del sujeto, es más, Marx considera como premisa básica la existencia de estos. Y al afirmar lo que los individuos son depende

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