La Inteligencia
Karlolm13 de Enero de 2013
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Una enseñanza e investigación inteligentes de la inteligencia para el éxito escolar y el éxito en la vida cotidiana
YAMITH JOSÉ FANDIÑO PARRA Centro Colombo Americano, Colombia
Vuestra razón y vuestra pasión son la vela y el timón de vuestra alma viajera. Y roto cualquiera de los dos, solitaria quedará, agitándose sobre las olas o navegando a la deriva, o atrapada en medio del mar. Porque, gobernando sola, la razón es fuerza que frena; y la pasión sola, es una llama que arde hasta acabar devorándose a sí misma (JALIL GIBRÁN, 1997).
Introducción
Usualmente, se da por sentada una relación de correspondencia entre éxito escolar e inteli- gencia. Muchos, entre ellos profesores y autoridades educativas, asumen que el estudiante que es exitoso en la escuela es inteligente y el estudiante que es inteligente debe, a su vez, ser exitoso en la escuela. Sería de esperar, entonces, que la enseñanza ofrecida en colegios y universidades tuviera como principio fundamental la optimización y el aprovechamiento de las capacidades mentales de su estudiantado para optimizar o viabilizar, en primaria instancia, el éxito escolar y, a largo plazo, el éxito en la vida cotidiana. Sin embargo, la realidad es que la enseñanza, en la mayoría de instituciones educativas, está más orientada a llenar la cabeza del estudiante con datos y teorías, interesadas en entender por qué y analizar cómo éste memoriza, comprende, reelabora y aplica lo que aprende. Rara vez, los sistemas y prácticas de colegios o universidades siguen una filosofía de enseñanza en la que sus programas hagan una apuesta por potenciar y desarrollar la(s) inteligencia(s) del estudiante.
Por otra parte, si el éxito escolar y la inteligencia que lo posibilita se transfirieran automática y directamente a los diversos asuntos y situaciones de la vida cotidiana sería de esperar que aquellos estudiantes con alto rendimiento académico fueran, con frecuencia, personas de alto rendimiento en sus diferentes campos de acción; personas en esencia líderes, críticas, creativas e innovadoras en su cotidiano vivir. No obstante, la verdad es que no muchas de las personas “exitosas” en el ámbito escolar logran ser exitosas en sus vidas laborales, sociales y personales. Aún más sorprendente es el hecho de que personas “exitosas” en la sociedad no fueron los mejores estudiantes de sus clases e, incluso, algunos fueron considerados elementos sin futuro –Bill Gates o Albert Einstein, por ejemplo–.
Revis ta I bero american a de E ducaci ón
ISSN: 1681-5653
n. º 46/ 9 – 1 0 de se pt iem br e de 2008
EDI TA : Or ga ni za ci ó n d e Es ta do s Ib er oa me ri ca n os par a la Ed u ca ci ó n, la Ci e nc ia y la C ult ur a (O EI )
El objetivo de este artículo es hacer una aproximación al concepto e investigación de inteligencia desde una perspectiva amplia, que permita deshacer, o al menos cuestionar, visiones sesgadas y opiniones simplistas. Este acercamiento busca lograr una comprensión holista de la capacidad inteligente del ser humano que incite a las instituciones educativas no sólo a trasmitir e instruir ideas, conocimientos o doctrinas sistemática y eficientemente, sino a facilitar la potenciación, el desarrollo y la aplicación de las diferentes capacidades del estudiante. Para ello, en primera instancia, se plantea la relación entre inteligencia, éxito escolar y éxito en la vida cotidiana para luego resignificar el concepto de inteligencia, no como una capacidad única, sino como una serie de capacidades o habilidades distintas que remiten a diferentes componentes y modos de la actividad inteligente. En segunda instancia, se hace un breve recuento de algunos planteamientos de teorías recientes sobre inteligencia para avalar la pertinencia del concepto propuesto. Por último, se presenta un bosquejo de ciertos principios que la enseñanza y la investigación deberían asumir para desarrollar y utilizar exitosamente, en y fuera del contexto educativo, todas y cada una de las habilidades de los estudiantes.
¿Inteligencia = éxito escolar = éxito en la vida cotidiana?
Como lo afirman Coll y Onrubia (2002), la relación entre inteligencia –éxito escolar– éxito en la vida cotidiana no es tan lineal y directa como se asume de modo tradicional, y la misma dista mucho de estar resuelta o de tener una respuesta clara y empíricamente fundamentada. Hay diversos fenómenos y circunstancias dentro de dicha relación que deberían ser tomados en cuenta por los estudiosos del tema, para que se lograra un entendimiento apropiado de lo que en realidad significa ser inteligente, de cómo la inteligencia y la enseñanza se interrelacionan y de cómo el éxito escolar pudiera influir o favorecer el éxito fuera de las aulas porque, como afirma Sternberg (1999, p. 140), “it would seem that factors other than intelligence as traditionally defined contribute to success.” A continuación se discutirán el concepto de éxito escolar y éxito en la vida cotidiana para validar la importancia de una resignificación del concepto tradicional de inteligencia.
Diferentes modelos y teorías pedagógicas han abordado el concepto de éxito escolar (EE), sus condicionamientos y variables. Por ejemplo, el «Mastery Learning» (aprendizaje de dominio, aprendizaje completo) afirma que el EE está condicionado por la adecuación de las conductas cognitivas de entrada (conocimientos previos); la adecuación de las conductas afectivas de entrada (actitudes, intereses, motivación) y la calidad de la instrucción (presentación correcta y modos de intervención adecuados). Para el modelo de «Práctica básica» o «Enseñanza directa», el EE está influido por variables como el foco y orientación académica en la enseñanza y en la institución educativa en general, el énfasis en el progreso académico de los alumnos (altas expectativas del profesor respecto a los alumnos), el control y dirección de los procesos docentes y discentes, la responsabilidad del alumno por su trabajo y cooperación con los compañeros y un clima afectivo de escuela y aula no negativo1.
Para Arturo De La Orden (1991), el EE se asocia generalmente con un rendimiento académico alto expresado a través de notas o conceptos asignados al alumno. Pero, de manera más concreta, el EE se debe identificar como producto educativo individual inmediato; es decir, los efectos de la instrucción en los
1 Para mayor información sobre estos modelos, ver discusión sobre el éxito escolar en De la Orden, 1991, en http://www.ucm.es/BUCM/revistas/edu/11302496/articulos/RCED9191130013A.PDF.
alumnos constatables durante el periodo escolar. Estos efectos, aclara de la Orden, no se deben limitar a la adquisición de conocimientos y valores sino que deben incluir el desarrollo de capacidades y competencias cognitivas, sociales y afectivas que se suponen asociadas con el logro de una vida satisfactoria. (Ver discusión sobre El éxito escolar por Arturo de la Orden, 1991).
Sin embargo, María Mercedes Baldoni y colegas (2004) explican que en el término EE se ocultan cuestiones no debatidas: ¿qué significa tener éxito o fracaso?, ¿quién o qué fracasa o tiene éxito y ante qué?, ¿cómo y cuándo se determina el éxito escolar?, etc. Además, el EE es un término asociado a otras significaciones no menos definitivas social, cultural y económicamente: poder o no poder, lograr o no lograr, servir o no servir, ser capaz o no serlo. Y, aún más importante, es el hecho de que el EE es una dimensión o componente de un proceso más amplio que lo incluye y lo determina, un proceso cultural e histórico que transcurre fuera de los marcos institucionales de nuestras escuelas y universidades: la educación.
La educación, como afirma Rubén Edel Navarro (2004), es el conjunto de conocimientos, disposiciones y métodos por medio de los cuales la sociedad ayuda al individuo en el desarrollo y mejora de sus facultades intelectuales, morales y físicas. Para Ausubel y colegas (1990), la educación es el pro- ceso por el cual el hombre se forma y define como persona porque ésta no crea facultades en el educando sino que coopera en su desenvolvimiento y precisión. Con base en la definición de EE ofrecida por De La Orden y teniendo en cuenta las anteriores nociones de educación, es viable afirmar que el EE no sólo se debe entender como el logro individual y constatable que el estudiante hace de los objetivos y los valores de la institución educativa, sino que se debe entender como el logro que el estudiante hace en la formación y desarrollo integral de capacidades y habilidades asociadas con la consecución de una vida satisfactoria y exitosa. Un logro que, como explica Rubén Edel Navarro, implica o reclama una alta preparación en el plano intelectual, social y personal que alcanza mayor perfección en la medida en que el sujeto domine, autocontrole y autodirija sus potencialidades, su raciocinio, su voluntad y sus deseos.
Hasta ahora, he propuesto un concepto de éxito escolar que trascienda las instituciones educativas y lo he
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