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La Verdad Sobre El Diezmo


Enviado por   •  15 de Junio de 2014  •  1.634 Palabras (7 Páginas)  •  456 Visitas

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LA VERDAD SOBRE EL DIEZMO

En su sentido literal, el diezmo es la décima parte de todos los frutos recibidos, que se debe entregar a Dios como reconocimiento de su dominio supremo (Cf. Levítico 27,30-33). El diezmo se le ofrece a Dios pero se transfiere a sus ministros (Cf. Números 28,21).

El diezmo es una práctica de la antigüedad (tanto entre los babilonios, persas, griegos y romanos, como entre los hebreos) y en la actualidad aún se practica entre musulmanes, judíos y muchos grupos cristianos.

En la Biblia, el diezmo aparece ya en Génesis 14, cuando Abraham ofrece el diezmo al sacerdote Melquisedec; y en Génesis 28, cuando Jacob da el diezmo de todas sus posesiones al Señor.

Según la Ley Mosaica, el diezmo es obligatorio. “El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yahveh; es cosa sagrada de Yahveh” (Levítico 27,30, Cf. Deuteronomio, 14, 22). En el Deuteronomio no solo se menciona el diezmo anual, sino también un diezmo a pagarse cada tres años: el año de los diezmos.

Entre las tribus de Israel, la tribu de los levitas no heredó la tierra como las otras tribus. En su lugar, por ser representantes del Señor, recibían de las otras tribus el décimo de lo que producía la tierra, incluyendo el ganado. Ellos a su vez debían ofrecer al sacerdote una décima parte de todo lo recibido.

Pero debe notarse que la Biblia sólo hace mención a los frutos de la tierra o de los animales, y no hace ninguna mención a dar parte de lo recibido del comercio, carpintería o de los diversos oficios de la época. Más aún, si alguien quería dar dinero en lugar de una animal o fruto, tenía que “pagar” un 20% más del valor real del animal o fruto rescatado. “Si alguno quiere rescatar parte de su diezmo, añadirá la quinta parte de su valor” (Levítico 27,31).

EL DIEZMO Y LOS POBRES

El diezmo del Antiguo Testamento tiene una importante orientación hacia la caridad con los pobres, era una ofrenda que se hacía a Dios en aquellos que más lo necesitaban:

“El tercer año, el año del diezmo, cuando hayas acabado de apartar el diezmo de toda tu cosecha y se lo hayas dado al levita, al forastero, a la viuda y al huérfano, para que coman de ello en tus ciudades hasta saciarse” (Deuteronomio 26,12).

EL DIEZMO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Cristo no rechaza el diezmo pero enseña una nueva manera de ofrendar… Él nos exhorta a darlo todo, no el 10%, sino a darse uno mismo por completo y a hacerlo por amor.

En ninguna de las cuatro veces que el diezmo aparece en el Nuevo Testamento (Mateo 23,23; Lucas 11,42; 18,12; Hebreos 7,2-9) se nos enseña a guiarnos por esa medida. La Nueva Alianza no se limita a la ley del 10% sino que nos refiere al ejemplo de Jesucristo que se dio sin reservas. Jesús vive una entrega radical y nos enseña que debemos hacer lo mismo. Él nos da el siguiente modelo:

“Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir»” (Marcos 12,42-44).

El Corazón Traspasado de Jesús es el modelo de entrega total a seguir: Se entregó hasta la muerte en el Calvario, hasta la última gota de Su Preciosa Sangre. Jesús nos da Su gracia para saber dar y darnos como Él se dio. Todo le pertenece a Dios y somos administradores de nuestros recursos según el Espíritu Santo ilumina la conciencia.

San Pablo enseña y vive la misma entrega radical:

“Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza” (II Corintios 8,9).

Y el deber de mantener a los ministros: “¿No sabéis que los ministros del templo viven del templo? ¿Que los que sirven al altar, del altar participan?” (I Corintios 9,13).

Esta medida del Nuevo Testamento ya estaba prefigurada en el Antiguo: “Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios” (Eclesiástico 35,9). Es decir da como Él te ha dado… pero no por un determinado por-ciento sino según tus posibilidades.

EL DIEZMO NO ERA PARTE DE LA IGLESIA PRIMITIVA

Los historiadores de la Iglesia han dejado claro que el diezmo no era una práctica de las primeras comunidades cristianas. El Diccionario Bíblico, por James Hastings, dice de la Iglesia Primitiva:

“Se admite universalmente que el pago de diezmos o décima parte de las posesiones, para propósitos sagrados no encontró un lugar dentro de la Iglesia Cristiana durante la edad cubierta por los apóstoles y sus sucesores

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