Verdad
vitochoDocumentos de Investigación4 de Diciembre de 2011
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Vamos a platicar un poco esta noche, sobre los asuntos que más nos interesan y por los cuales nosotros nos hallamos aquí.
Hermanos: ciertamente, lo fundamental en la vida es llegar a tener realidad. En nombre de la Verdad he de decir que todavía el humanoide es algo no logrado. Si observamos las especies inferiores que habitan sobre la faz de la Tierra -los animales unicerebrados y bicerebrados-, podemos evidenciar, por sí mismos, ya nacen completos. Un caballo, es completo; una vaca, da la leche y nace completa, pero nosotros nacemos incompletos.
Nuestro cuerpo se forma dentro del vientre materno, allí se gesta y luego nace, crece, se desarrolla; la energía creadora lo hace surgir a la existencia. En su proceso de desarrollo, dentro del vientre materno, vemos como se van formando los diversos órganos, pero al nacer todavía no está completo; ni siquiera la fontanela frontal del recién nacido se encuentra cerrada. Eso que las gentes llaman aquí "la mollera", o "mollerita" del recién nacido, está sin cerrar. Si añadimos, a eso su condición en que se encuentra, veremos que no es completo.
Ciertamente y en nombre de la verdad -y así lo reconocen los profesores de la Universidad de Medicina-, el animal intelectual -dicen- es un "mamífero racional". Y es verdad: no está completo. El germen que se desarrolló entre el vientre materno, por el hecho de haber nacido, no quiere decir que ya se ha completado la criatura. El desarrollo de la criatura prosigue en su sentido ordinario, como humanoide hasta los 21 años. Ahora comprenderán porqué es peligroso, realmente, que un adolescente tenga relación sexual: el adolescente no ha completado su desarrollo, y no lo completa sino hasta los 21 años.
La energía creadora que lo hizo surgir a la existencia, esa energía que provocó la concepción del feto dentro del claustro materno, que lo trajo a la vida, esa misma energía tiene que desarrollarlo; pero sólo a los 21 años el adolescente ha llegado a su completo desarrollo como humanoide. Pero eso no quiere decir que realmente, por tal motivo, su desarrollo total esté ya completo. No, como humanoide se ha desarrollado, mas no como Hombre; el Hombre debe ser hecho, debe ser creado. Nosotros somos humanoides, pero no Hombres; el Hombre debe formarse dentro del humanoide, como la mariposa dentro de la crisálida. En los tiempos antiguos, todo esto se entendía, todo esto se sabía.
Hay algo muy bello que tenemos en nuestro interior, me refiero a la Conciencia, me refiero a la Esencia, a eso que se llama "Alma". Originalmente la Conciencia, o el Alma, o como ustedes quieran denominarla, vino de la Vía Láctea, hace muchos años, millones de años. La Esencia de cada uno de los aquí presentes, vino de la Vía Láctea, y en la Vía Láctea resonará con la armonía del Universo. Posteriormente, pasó el disco solar, y prosiguiendo por entre los planetas del Sistema, llegó aquí al mundo, se desarrolló en el mineral, continuó en el vegetal, prosiguió en el animal y al fin se reincorporó en un organismo humano, o de humanoide. Pero la Esencia, desafortunadamente, debido a nuestros errores, quedó envuelta en una serie de elementos indeseables.
La Esencia es la Conciencia, y está envuelta o embotellada entre un cúmulo de elementos indeseables. Es necesario quebrantar tales elementos, para que la Esencia quede despierta. Una Esencia despierta, una Conciencia despierta, tiene acceso a los mundos superiores de eternidad; una Conciencia despierta puede ver, tocar o palpar las grandes realidades del Mundo del Espíritu Puro; una Conciencia despierta puede dirigir todas las circunstancias adversas de la vida; una Conciencia despierta no es víctima jamás de las circunstancias: puede dirigirlas a voluntad, puede originar nuevas circunstancias. Pero, para que la Conciencia despierte, los elementos indeseables que llevamos en nuestro interior deben ser destruidos. Esos elementos son: la ira, la codicia, la lujuria, la envidia, el orgullo, la pereza, la gula, etc. Es necesario eliminar tales elementos y en vez de eso crear algo diferente.
Esos elementos indeseables que llevamos en nuestro interior, son una creación falsa, una falsa creación, y debe ser destruida.
Cada uno de nosotros carga en su interior una falsa creación. Necesitamos hacer una creación nueva dentro de nosotros mismos, y esto solamente es posible destruyendo nuestros defectos psicológicos, acabando con todos esos errores que llevamos en lo más profundo de nosotros mismos, acabar esos errores, acabar esos defectos, crear algo nuevo en nosotros.
¡Es posible crear algo nuevo, es posible crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser! Si cada humanoide aprovechara esa energía creadora que lo trajo a la existencia -esa energía mediante la cual pudo llegar a tener un cuerpo de carne y hueso-, si llegara a la edad de los 21 años, y en vez de despilfarrar esa energía la aprovechara para crear sus Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, la Esencia quedaría vestida con esos Cuerpos, esa sería una creación nueva. Más vale hacer una creación nueva, que continuar con esa creación vieja que tenemos.
La creación vieja que llevamos en nuestro interior -repito-, está constituida por los agregados psíquicos y esos agregados son nuestros defectos.
Tenemos innumerables defectos. Realmente, aunque poseyéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no acabaríamos de enumerarlos a todos cabalmente. Eliminar tales defectos, tales agregados, es lo indicado. Y en vez de esos agregados -que parecen un verdadero enjambre de demonios en nuestra psiquis, en nuestro interior-, crear -repito-, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Estos se crean con la misma fuerza con la que nuestro cuerpo físico fue creado, con la misma fuerza con la que se desarrolló entre el vientre materno, con la misma fuerza que lo hizo crecer desde niño, hasta la edad de los 21 años. Tal fuerza se llama "sexual", es la energía del sexo.
Así pues, en los tiempos antiguos las gentes eran más sabias. En la Lemuria se vivía de 12 a 15 siglos. Había, en aquella época, tiempo suficiente para que la Esencia pudiera vestirse con los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Los Lemures, después de la edad de los 21 años, en vez de despilfarrar la energía creadora, la transmutaban; con esa energía creaban los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Y si demoraban en casarse muchos siglos, no importaba, porque vivían de 12 a 15 siglos. De manera que siempre, a la larga, podían darse el lujo de fabricar, mediante esa la fuerza sexual, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Hoy en día, la vida es bien breve. A los 21 años comienza la juventud; antes de los 21 años, está la adolescencia y la primera y la segunda infancia. Desgraciadamente, los adolescentes ya gastan esa energía, sin haber terminado ni siquiera su desarrollo como humanoides. Si los adolescentes, en vez de despilfarrar esa energía la ahorraran, y al llegar a los 21 años la aprovecharan inteligentemente para crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, tendríamos una cosecha de Maestros. Desgraciadamente, al llegar a la adolescencia, a la juventud, viene el despilfarro de la energía creadora, vienen los abusos sexuales, etc.
Hoy en día estamos "de afán", ya no se vive de doce a quince siglos. Hoy en día, hay que crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser antes de que llegue vejez, porque si llegamos a viejos y no hemos creado esos Cuerpos, tendremos que desencarnar habiendo perdido el tiempo; nos encontraremos en el Mundo Astral entonces, convertidos en algo que no tiene ningún valor, puesto que, ¿qué es la muerte? La muerte es una resta de quebrados. Cuando llega la hora de la muerte ¿qué es lo que continúa en el "más allá"? Los "valores". Ustedes saben que si hacemos una resta de quebrados, eso es lo que queda: los valores. Y la muerte es una resta de quebrados y lo que continúa son los valores.
Pero, ¿qué valores son esos? Valores positivos y valores negativos: los "yoes" del bien y los "yoes" del mal, los "yoes" de nuestros defectos. Todos esos son "yoes".
¿Qué es el Ego, pues? Una suma de "yoes". Y esos "yoes", ¿qué son? Elementos indeseables, subjetivos. No todos los "yoes" son malos; los hay buenos, pero no saben hacer el bien. Hacen el bien cuando no se debe hacer; los "yoes" del bien, no saben hacer el bien. Ustedes saben, por ejemplo, que el agua dentro del lavamanos, es útil; ustedes saben muy bien que el fuego, en la cocina, es bueno. Pero si el agua, por ejemplo, se sale del lavamanos e inunda la casa, será mala. Si el fuego se sale de la cocina y quema las cortinas de la sala, será malo. Así, "bueno" es lo que está en su lugar; "malo", lo que está fuera de lugar.
Los "yoes" buenos que tenemos dentro, no saben hacer el bien, hacen el bien cuando no se debe hacer. No lo saben hacer, y si lo hacen, lo hacen mal. Por eso es que es necesario acabar con los "yoes" del bien y acabar con los "yoes" del mal; empuñar la espada de la Justicia Cósmica, pasar más allá del bien y del mal. Eliminar -digo- la creación equivocada que todos llevamos dentro, hacer una creación nueva. Eso es im-por-tan-tí-si-mo.
¿Cómo haremos esa creación nueva? Pues sencillamente, transmutando la energía creadora. En vez de andar en lascivias, en fornicaciones, aprovechar esa energía que puso nuestro cuerpo en la existencia, esa energía
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