La Vida.

Para la filosofía siempre ha sido un reto comprender el mundo en el que el hombre se ha paseado desde el principio de los tiempos, esto se constituye en su esencia. Para las consideraciones actuales filosóficas las teorías persiguen dar explicación a los fenómenos a través de la configuración de las ciencias y las técnicas que rigen a las masas cultural y económicamente.

En este sentido, la situación en la que se encuentra la educación en el mundo actual es enteramente novedosa y por más que se quiera no hay antecedentes de sus actividades metodológicas. Proceden, partiendo no solo de un sencillo ascenso cuantitativo, sino de una trasformación cualitativa, que evidentemente afecta de manera directa al hombre en sus características más profundas. Indudablemente, a lo largo de la historia los cambios filosóficos han sido notables.

Por ello, se comprueba fácilmente que, a lo largo de la vida del ser humano, los progresos educativos acompañan a los de la economía, y en consecuencia, a la evolución de las técnicas de producción sin que sea fácil distinguir las casualidades respectivas en la complejidad de las interacciones. Esto concretiza un perfil social que caracteriza un individuo que exhibe un alto grado de instrucción.

Sin duda alguna, toda instrucción es, por su naturaleza es un factor estabilizadora de la sociedad y la actividad misma de la enseñanza comporta una tendencia al progreso científico que hoy, no admite comparación con el pasado. En cuanto a sus consecuencias puedo nombrar:

• La conquista de la investigación sobre los problemas, utilizada desde cualquier enfoque como una herramienta de presentación de soluciones alternativas, para dar respuestas a las necesidades focalizadas.

• El campo mental se ha visto revelado en gran manera gracias al avance de las técnicas de la ciencia.

• La promulgación de la información es un fenómeno inminente gracias a la globalización y la utilización de las redes de comunicación masiva.

Dichas consecuencias, han sido de alguna forma factores determinantes para la interpretación de lo que hoy se concibe como mundo, ya que la comprensión de los fenómenos y los pasos que el hombre da, son inminentemente influenciados por el entorno que le rodea.

En definitiva, en esta época la filosofía no se concibe como un fin en sí misma, sino como un medio para aprender a vivir y reconocer la legitimidad de deseos y valores. Es decir, si no produce una serie de actitudes basadas en principios éticos, no es más que una actividad inútil. Esto traduce que, la tendencia filosófica actual a mi parecer, es la conocida como filosofía helenística; filosofía orientada a la curación del alma a través de una comprensión de los fenómenos desde una perspectiva humanizada.

Esta perspectiva de la filosofía como salud del alma, está siendo recuperada en la actualidad por algunos filósofos que creen que la psicología y la psiquiatría han delimitado en el estrecho marco de la enfermedad mental muchos problemas que son existenciales y se pueden solucionar reflexionando sobre los fines, inmediatos y últimos, de la vida.

Sin temor a equivocarme, la situación es que, cada uno arrastra desde su niñez gracias a la cultura, una filosofía de vida con la cual hace sus propias interpretaciones y llega a conclusiones sobre el mundo que le rodea para poder tomar decisiones que sean consideradas pertinentes. El ser humano tiende a practicar en sus actividades cotidianas una valoración filosófica de las cosas para evitar sufrimientos intelectivos y emocionales. No se enfrasca en el sucinto análisis dialéctico de la realidad, sino que trasciende a la exhibición de una actitud vital para afrontar lo que considere conveniente para sí.

En concreto, la filosofía presenta un despliegue a

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