La Virtud Del Egoismo
23 de Septiembre de 2013
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El primer paso es afirmar que el hombre tiene derecho a una existencia
moral racional, es decir, reconocer su necesidad de un código moral
que guíe el curso y la realización de su propia vida.
Las
razones por las cuales el hombre necesita un código moral nos indicarán
que el propósito de la moral es definir los valores e intereses
correctos del hombre, que la preocupación por el propio interés es la
esencia de una existencia moral y que el hombre debe ser el beneficiario
de sus propias acciones morales.
Dado que todos los valores han de ser obtenidos y/o retenidos
por las acciones del hombre, toda brecha entre actor y beneficiario
implica una injusticia: el sacrificio de algunos hombres para favorecer
a otros, de los que actúan en beneficio de los que no actúan, de
los que son morales en favor de los inmorales. Nada puede justificar
tal brecha, ni jamás podrá justificarla.
La ética objetivista sostiene que el actor siempre debe ser el
beneficiario de sus acciones y que el hombre tiene que actuar en favor
de su propio interés racional. Pero su derecho a actuar así deriva de
su naturaleza de ser humano y de la función de los valores morales en
la vida humana; en consecuencia, es aplicable únicamente en el contexto
de un código de principios morales racional, demostrado y validado
de manera objetiva, que defina y determine sus auténticos intereses
personales. No es un permiso para "hacer lo que se le antoje", y
no es aplicable a la imagen del altruismo de un bruto "egoísta", ni a
cualquier hombre motivado por emociones, sentimientos, urgencias,
deseos o caprichos irracionales.
El ataque contra el "egoísmo" es un ataque contra la autoestima
del hombre; renunciar a uno es renunciar a la otra.
¿Qué es la moral o la ética? Es un código de valores para guiar
las elecciones y acciones del ser humano, aquellas que determinarán
el propósito y el curso de su vida. La ética, como ciencia, se ocupa
de descubrir y definir tal código.
"Valor" es aquello que nos lleva a actuar para obtenerlo y/o
conservarlo. El concepto de "valor" no es un concepto primario,
pues presupone una respuesta a la pregunta: ¿Valor para quién o para
qué? Presupone la existencia de una entidad capaz de actuar para
alcanzar una meta, frente a una alternativa. Donde no hay alternativas
no pueden existir metas ni valores.
"Hay sólo una alternativa fundamental
en el Universo: existencia o no existencia, y le pertenece a
una sola clase de entidades: los organismos vivientes. La existencia
de la materia inanimada es incondicional; la existencia de la vida, no;
depende de un curso de acción específico.
La materia es indestructible, puede cambiar sus formas pero
no puede dejar de existir. Sólo un organismo vivo enfrenta la constante
alternativa: la cuestión de la vida o la muerte. La vida es un
proceso de acción autosostenida y autogenerada. Si un organismo
fracasa en esta acción, muere; sus elementos químicos perduran,
pero su vida termina. Sólo el concepto de 'Vida' hace posible el
concepto de 'Valor'. Sólo para un ser viviente las cosas pueden ser
'buenas o malas'".
Sólo un ente vivo puede tener metas o generarlas. Sólo un
organismo vivo posee la capacidad de realizar acciones autogeneradas
y dirigidas hacia metas. A nivel físico, las funciones de todos los
organismos vivos, desde el más simple hasta el más complejo, desde
la función nutritiva en la célula única que constituye la ameba hasta
la circulación sanguínea en el cuerpo humano, son acciones originadas
por el propio organismo y dirigidas hacia una meta singular: el
mantenimiento de la vida.
Un valor supremo es aquella meta o destino final para alcanzar
el cual todas las metas inferiores son medios. Tal valor supremo
determina el patrón según el cual se evalúan las metas inferiores. La
vida de un organismo es su patrón de valor; lo que ayuda a su vida
es bueno, aquello que la amenaza es malo.
Hablar de
"valor" como de algo separado de la "vida" es peor que una contradicción
en términos. Sólo el concepto de "Vida" hace posible el
concepto de "Valor".
El hombre carece de un código automático de supervivencia.
No posee un curso de acción automático ni un conjunto de valores
automáticos. Sus sentidos no le indican automáticamente lo que es
bueno y lo que es malo para él, lo que será beneficioso para su vida
y lo que la pondrá en peligro, cuáles son las metas que debe perseguir
y con qué medios podrá alcanzarlas, cuáles son los valores de
los que depende su vida y qué curso de acción requieren. Es su propia
conciencia la que debe hallar las respuestas a todas estas cuestiones,
pero su conciencia no funciona en forma automática. El ser
humano, la más elevada de las especies que viven sobre la Tierra, el
ser cuya conciencia posee una capacidad ilimitada para adquirir
conocimientos, es el único ente vivo que nace sin ninguna garantía
de que siquiera se mantendrá totalmente consciente. Lo que lo distingue
particularmente de todas las demás especies es el hecho de
que su conciencia depende de su voluntad.
En el hombre, los órganos de los sentidos funcionan en forma
automática; su cerebro integra los datos sensoriales en percepciones
también automáticamente; pero el proceso de integrar percepciones en
conceptos, el proceso de abstracción y formación de conceptos no
es automático.
Cuando el hombre desenfoca su mente puede decirse que está
consciente en un sentido subhumano de la palabra, ya que experimenta
sensaciones y percepciones. Pero en el sentido del término tal
como es aplicable al ser humano, en el sentido de una conciencia que
interpreta la realidad y está capacitada para manejarla, una conciencia
que puede dirigir las acciones y encargarse de la supervivencia del
individuo, en ese sentido una mente desenfocada no es consciente.
Pero la responsabilidad del hombre va todavía más lejos; un
proceso de pensamiento no es automático, ni "instintivo", ni involuntario,
ni infalible. Debe iniciarlo, sostenerlo y responsabilizarse
por sus resultados. Tiene que descubrir qué es verdadero y qué es
falso, y cómo corregir sus propios errores; tiene que descubrir cómo
confirmar sus conceptos, sus conclusiones, su conocimiento; tiene
que descubrir las reglas del pensamiento, las leyes de la lógica, y
cómo dirigir sus pensamientos. La naturaleza no le garantiza automáticamente
la eficacia de su esfuerzo mental.
Un ser que no sabe en forma automática qué es verdadero y
qué es falso tampoco puede saber automáticamente qué es correcto
y qué es incorrecto, es decir, qué es lo bueno y qué es lo malo para él.
Sin embargo, necesita este conocimiento para vivir. No está
exento de las leyes de la realidad; es un organismo específico, con
una naturaleza específica, que requiere acciones específicas para
mantenerse con vida. No puede lograr su supervivencia de manera
arbitraria, ni con actos efectuados al azar, ni por ciegas urgencias, ni
por casualidad, ni por capricho. Es su naturaleza la que determina lo
que requiere para sobrevivir, y esto no queda sometido a su arbitrio.
Lo que sí está abierto a su elección es únicamente si lo descubrirá o
no, si habrá de elegir las metas y valores correctos o no. Es libre para
efectuar una elección errada, pero no para tener éxito a través de una
mala elección.
El conocimiento, para cualquier
organismo consciente, es un instrumento de supervivencia;
para una conciencia viviente todo "es" implica un "debe". El hombre
es libre para elegir no ser consciente, pero no es libre para escapar a
la sanción que merece la falta de conciencia: su destrucción.
La ética no es una fantasía mística, ni una convención social,
ni un lujo subjetivo e innecesario que puede utilizarse o descartarse
en cualquier emergencia. La ética es una necesidad objetiva, metafísica,
para la supervivencia del ser humano, no por gracia de lo
sobrenatural, ni de su vecino, ni de sus caprichos, sino por mandato
de la realidad y la naturaleza de la vida.
El hombre debe ser hombre, por elección; debe considerar a su
vida como un valor, por elección; debe aprender a mantenerla, por
elección; debe descubrir los valores que esto requiere y practicar sus
virtudes, por elección. Un código de valores aceptado por elección
es un código moral".
Si desea tener éxito en el
logro de su supervivencia, si sus acciones no han de dirigirse hacia su
propia destrucción, deberá
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