La amargura de la pérdida de un ser querido

Introducción

La muerte es un tema de conversación muy evitado, sobre todo si se trata de la muerte de un ser querido. Le tememos pues es una situación sin certeza, nadie sabe cuando y como va a ocurrir, además, esto representa que a la persona fallecida no la veremos más. Pensamos que la muerte es el final de todas las opciones, lo cual no es verdad, con la muerte de un pariente o ser cercano viene una serie de opciones de las cuales se puede escoger. Según la psicóloga española Gloria Marsellach Umbert, nuestro principal problema es que no hemos asimilado la idea de que tan solo nuestro cuerpo muere, pero nosotros somos más que eso, somos una mente consiente y por ello debemos de entender que aunque el cuerpo muera la mente que habitaba en el sigue su camino en la eternidad del universo.

El proceso por el cual toda persona pasa al tener una perdida se llama duelo. La palabra duelo viene del latín dolos que significa "dolor". Es un mecanismo de defensa, empleado inconscientemente, es un proceso natural y necesario para sanar la mente del sufrimiento. Durante esta etapa se pueden llegar a sufrir de síntomas físicos y psicológicos que desequilibran considerablemente la vida de la persona pero es necesario para poder llegar a una resignación y aceptación, y así encaminarse nuevamente a la vida.

Psiquiatras como George Engel ven al duelo como un proceso de curación. Engel comparó la pérdida de un ser querido y una herida; ambos son una desviación de la salud y el bienestar, uno a nivel físico y otro a nivel psicológico, y se necesita tiempo para que el cuerpo o la mente regrese al equilibrio.

Los duelos se pueden presentar ante cualquier tipo de pérdida: ruptura de relaciones de pareja, perdida de la salud, perdida de trabajo, pérdida económica, etc. En el contexto de la muerte de una persona cercana, el comportamiento de la persona viva se puede explicar con la teoría del apogeo, la cual explica que las necesidades de los seres humanos de seguridad y protección se establece a una edad temprana y se enfocan hacia pocas personas específicas, los más comunes suelen ser los padres.

Al enfrentar un duelo, según lo escrito por la psicóloga Elisabeth Kübler Ross en su libro "sobre muerte y moribundos" las personas pasan por cinco fases:

1.- La negación y aislamiento: Llega a servir como amortiguador después de recibir una noticia tan dolorosa. Se considera normal y como una forma de protección provisional del superviviente.

2.- La ira: La persona experimenta una mezcla alborotada de sentimientos, donde sobresale el enojo, hacia la persona fallecida por haberla abandonado, hacia los familiares supervivientes o hacia sí mismo.

3.- La negociación y resignación: La persona es movida por la idea de que puede evitar la pérdida o tener el control de lo que está pasando, pero al final de esta corta etapa se resigna a que la pérdida es irremediable.

4.- La depresión: Al resignarse a la perdida, la persona pasa por una etapa de tristeza profunda, en la que se recomienda dejar a la persona vivir esta etapa, así llegara más rápido y satisfactoriamente a la última etapa.

5.- La aceptación: Después de haber experimentado las etapas anteriores se llega a esta, donde la persona no se siente enfadada con su nueva realidad, esto no significa tampoco que le cause felicidad, pero ya no hay más dolor. Ahora hay tranquilidad y paz, y la persona puede estar bien sola o acompañada.

Conclusión

La duración del duelo varía, no hay un tiempo específico para superarlo, esto depende de cada persona. Se dice que el duelo ha acabado cuando la persona cumple la última tarea propuesta, lo cual tarda alrededor de dos años en el caso de un “duelo normal”. Una buena referencia para asegurar que el duelo ha terminado satisfactoriamente

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