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La identificación de la relación entre la ética y la moral


Enviado por   •  5 de Agosto de 2013  •  Tutoriales  •  1.464 Palabras (6 Páginas)  •  354 Visitas

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ÉTICA

Existe una gran relación entre la ética y la moral. A pesar de que van de la mano, llegan a confundirse, y se llega a presentar a la ética como algo que es referente a las costumbres. Es un punto muy importante a aclarar: la ética se encarga de lo que es bueno y malo en-sí, contrario a la moral, que se encarga de esto mismo para-sí.

Se habla de lo que es bueno y lo que es malo, pero ¿quién determina esto? Existen varias posturas al respecto. Normalmente se dice que algo es bueno o malo, basándose en si es conveniente o no, por ejemplo: se dice que un futbolista es bueno cuando mete goles, o en su defecto los evita, y se dice que uno es mejor que otro cuando mete más goles, o evita más. Se dice que es “más bueno” aquel que es más conveniente para el equipo, para el que da mayores resultados. Se le da un sentido pragmático al bien, lo cual es absurdo. Si se habla de algo “conveniente”, tiene que convenir a algo o a alguien más allá del sujeto. Ya no se hace en sí mismo sino en otros. Este pensamiento no es ético, sino moral.

Entonces ¿Qué determina a la ética? Hay muchas posturas que van más allá de lo coloquial, que pueden ser correctas, pero carentes de universalidad. La más aceptable (para mí, al menos) es la ontológica: todo ser que es es bueno, el ser que no es es malo. Por ejemplo: ¿Qué es un asesino? Alguien que mata, si no matara, sería un mal asesino, o lo que es lo mismo, no sería un asesino. Volviendo al ejemplo del fútbol, se tendría que tener bien definido qué es un futbolista y qué otros seres se encuentran dentro de su semántica (cracks, goleadores, etc.) y también tenerlos bien definidos. Un futbolista, es aquel que juega fútbol, y jugar fútbol implica seguir las reglas, y tratar de cumplir con los fines del mismo. ¿Esto lo hace bueno? Sí. Entonces, aplicando esto, cobijándome en la ontología, el ser bueno, es aquel que cumple con su esencia. Algo muy fácil para los animales, las plantas, las cosas, y todo aquello que carece de razonamiento, pues no tienen la libertad de alejarse de dicha esencia. No hablaré de las cosas inanimadas (según el árbol de Porfirio) pues por el simple hecho de saber qué son, sabremos si son buenas o no. Los seres animados irracionales actúan, pero sin libertad. Tienen cierta programación, que les dice cómo actuar ante ciertos estímulos, a conservar la vida propia, y a hacer lo que les compete. Son instintos que se encuentran dentro de su esencia, que no pueden cambiar, pues si cambiaran serían otro ser.

Alejándonos un poco de la universalidad de la ontología, ¿qué pasa con el hombre? Es bueno al cumplir con su esencia, pero ¿qué debe hacer para cumplir con su esencia? Lo que todo ser debe: convertir (o al menos tratar de) sus potencias en actos.

En este aspecto, se encuentran muchos problemas y choques de ideas; Hobbes nos dice que el estado natural es el estado de guerra, que el hombre es malo por naturaleza, por otra parte Rousseau nos dice lo contrario, que el hombre natural es bueno y justo, Sartre habla de que los hombres no tienen esencia, que son totalmente mutables. Vaya panorama de contrastes. Sin embargo, hay algo en lo que todos, desde la antigüedad, concuerdan: el uso de la libertad para llegar al bien.

Continuemos en un aspecto idealista. El bien se encuentra en uno mismo, en el espíritu, el ideal propio. Si bien un ideal es perfecto, un ser está lejos de serlo, por lo tanto tiene que actuar para llegar a ser (o ser lo más cercano) a ese ideal. Para llegar a esto, el hombre pasa por tres estados de conciencia, o tres transformaciones, pero sólo haré énfasis en la última; llámese el alma bella, el niño, el estadio positivo. El ser ya está consciente de los caminos de su libertad, y ya conoce toda la maldad que puede cometer, ya conoce su esencia, y por lo tanto ya puede llegar a un verdadero bien. Eso es dentro de sí, pero ¿qué es lo que dice que sus actos son buenos? La intención. Si un hombre obra de tal forma, que su única intención es hacer el bien, esto automáticamente lo convierte en un acto bueno. Si llegara a tener consecuencias negativas, eso sería tarea de la

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