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La individualidad de la percepción de caracteres


Enviado por   •  17 de Abril de 2015  •  Ensayos  •  1.640 Palabras (7 Páginas)  •  275 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Los símbolos reciben hoy en día un renovado favor. La imaginación ya no se vilipendia

como la loca de la casa. Esta hermana gemela de la razón se ve rehabilitada como inspiradora

de los descubrimientos y el progreso. Semejante favor se debe en gran parte a las

anticipaciones de la ficción que la ciencia va verificando poco a poco, a los efectos del actual

reinado de la imagen que los sociólogos intentan mensurar, a las interpretaciones modernas

de mitos antiguos y al nacimiento de mitos modernos, a las lúcidas exploraciones del psicoanálisis.

Los símbolos están en el centro, son el corazón de esta vida imaginativa. Revelan

los secretos de lo inconsciente, conducen a los resortes más ocultos de la acción, abren la

mente a lo desconocido y a lo infinito.

A lo largo del día y la noche, en el lenguaje, los gestos o los sueños, cada uno de nosotros,

se dé cuenta o no, utiliza los símbolos. Dan rostro a los deseos, incitan a ciertas empresas,

modelan un comportamiento, atraen éxitos o fracasos. Su formación, disposición e

interpretación interesa a numerosas disciplinas: la historia de las civilizaciones y' religiones,

la lingüística, la antropología cultural, la crítica del arte, la psicología, la medicina. Se podría

añadir a esta lista, sin agotarla por ello, las técnicas de la venta, la propaganda y la

política. Trabajos recientes y cada vez más numerosos clarifican las estructuras de lo imaginario

y la función simbolizante de la imaginación. No se pueden desconocer actualmente

realidades tan influyentes. Todas las ciencias del hombre, como también las artes y todas las

técnicas que de ellas proceden, encuentran símbolos en su camino. Deben por ello conjugar

sus esfuerzos para descifrar los enigmas que éstos plantean; asociarse para movilizar la energía

que aquéllos guardan condensada. Poco es decir que vivimos en un mundo de símbolos:

un mundo de símbolos vive en nosotros.

La expresión simbólica traduce el esfuerzo del hombre para descifrar y dominar un

destino que se le escapa a través de las oscuridades que lo envuelven. Este libro podría servir

al lector de hilo de Ariadna para guiarlo en los tenebrosos recodos del laberinto. Puede incitarle

también a reflexionar y soñar sobre los símbolos así como Gaston Bachelard invitaba a

soñar sobre los sueños y a descubrir en esas constelaciones imaginarias el deseo, el temor, la

ambición, que dan a la vida su sentido secreto.

1. Una tabla de orientación y no una compilación de definiciones

En razón misma de su objeto este diccionario no puede ser un compendio de definiciones

como los léxicos o vocabularios habituales, porque un símbolo escapa a toda de finición. Es propio de su naturaleza romper los cuadros establecidos y reunir los extremos en

una misma visión. Recuerda a la flecha que vuela y que no vuela, inmóvil y fugitiva, evidente

e inaprehensible. Las palabras serán indispensables para sugerir el sentido, o los sentidos,

de un símbolo, pero recordemos siempre que son incapaces de expresarlos en todo su valor.

Que el lector no tome, por tanto, nuestras breves fórmulas por cápsulas que encierran en sus

estrechos límites todas las dimensiones de un símbolo. Éste se entrega y se escapa; a medida

que se aclara se disimula; según dice Georges Gurvitch, los símbolos revelan velando y velan

revelando. En la célebre Casa de los Misterios de Pompeya, que las cenizas del Vesubio recubrieron

durante siglos, una admirable pintura malva sobre fondo rojo evoca el desvelamientQ

de los misterios en el curso de una ceremonia de iniciación. Los símbolos están perfectainente

dibujados, los gestos rituales esbozados, el velo alzado; pero para los no iniciados el

misterio permanece por completo, y cargado de equívocos.

Este diccionario intenta solamente describir relaciones de imágenes, ideas, creencias,

emociones, evocadas por unas 1200 palabras y 300 dibujos -hay que fijar un límite- que

se prestan a interpretaciones simbólicas. Para facilitar la consulta, se pone el acento tanto

en lo simbolizado, alma, cielo, etc., como en lo simbolizante, cierva, loto, etc. Las interpretaciones

vienen referidas sin un sistema preconcebido; a veces se agrupan siguiendo un

orden dialéctiéo, de utilidad meramente didáctica o estética. Raramente se critican, salvo

cuando se apartan de una, cierta lógica de los símbolos, de la que trataremos en la sexta parte

de esta introducción; pero estas mismas críticas se acompañan de reservas, pues sobre la verdad

del símbolo podemos traer a colación el título de la famosa obra de Pirandello: Casi e se

vi pare. A veces adelantamos algunas interpretaciones personales, pero cada apartado queda

ampliamente abierto.

A pesar del desarrollo dado a algunas reseñas, ninguna pretende ser exhaustiva. Sobre

cada uno de los grandes símbolos se han escrito libros enteros que llenarían, para uno sólo

de

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