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La subjetividad del amor (Ensayo)


Enviado por   •  23 de Junio de 2019  •  Ensayos  •  2.151 Palabras (9 Páginas)  •  137 Visitas

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I. Ensayo

Los filósofos griegos se caracterizaron entre otras cosas, por un constante desarrollo del quehacer de su oficio, desde diversas perspectivas, enfoques y alcances. Era común que el discípulo pensara y creara corrientes de pensamiento diferentes a su maestro, o que en un mismo sitio histórico, hubiese opiniones completamente encontradas; así los conceptos que hoy manejamos o conocemos de una o muchas formas, también tienen un asidero dentro del contexto del desarrollo cultural griego, ya sea en la experiencia del “ethos” o en los principios filosóficos de cada pensador. Lo anterior también aplica para las cosas etéreas y las tangibles, la forma de mirarlas por separado o en conjunto eran diversas entre dichos pensadores.

Más recientemente Erich Fromm en su libro El arte de amar (Pág. 2) establece que el amor es un arte y como tal demanda el dominio de la teoría y la práctica; lo describe también como una actividad a través de la cual es más importante el dar que el recibir (Ídem, Pág. 11). Estas palabras más que aclarar el panorama, abren la puerta a una serie mayor de interrogantes. ¿Cuáles son los concepto básicos y cómo los practico?, ¿Si se trata de dar, deben haber varios involucrados? ¿Cómo se mide el dar, por actos o por la magnitud de los mismos?, no pretendo resumir la inimaginable cantidad de respuestas a dichas preguntas. Ni mucho menos encuadrarlas en un conjunto particular de seres que podrían estar involucrados en este intercambio, pues habrá circunstancias del dar y recibir que podrían involucrar y ser muy particulares entre: padres e hijos, hermanos y hermanas, parejas de novios o amantes, o en mi relación conmigo mismo. Incluso si planteamos la sencilla pregunta ¿Qué es el amor y cuáles sus ingredientes?, a un grupo de estudiantes en un aula universitaria, será posible tener tantas respuestas como dedos de las manos, haya en dicha aula. Por lo tanto voy a enfocarme en la subjetividad del concepto usando una vez más las referencias dejadas por algunos de los griegos más importantes de la historia del pensamiento.

Los sofistas como cita Carpio (Pág.48): ..”Fueron los primero en poner a la luz…..la subjetividad humana”, estos maestros ambulantes que se consideraban a sí mismos maestros de la virtud y de la retórica. Desde el siglo V a. de C., estos antiguos filósofos planteaban que la percepción de las cosas era relativa. Protágoras hizo referencia al concepto de “El hombre como medida”, con la cual quedaba eliminada toda validez y la naturaleza de los conceptos como por ejemplo, de lo bello y lo feo o lo bueno y lo malo, por lo que dicha validez era relativa exclusivamente al sujeto.

Si hacemos un par entre este pensamiento, el amor y el presente, al preguntarle a diversas personas sobre el concepto del amor, es posible que a una chica que ha sido abandonada por su padre y sus parejas, se refiera al amor como un “Vil engaño por medio del cual pierdes tu vida, mientras otro se aprovecha de ti”, al tiempo que si la misma pregunta se le plantea a una mujer que tiene 60 años de casada, vive feliz con su esposo y goza de la compañía de hijos y nietos, se refiera al amor como un jardín que se cultiva diariamente y que te regala las más hermosas flores. No sabemos si Protágoras visualizó el amor en estas dimensiones, pero sus conceptos encajan en este sencillo ejemplo.

Para Gorgias, el amor sería un imposible; sus postulados respecto a que nada existe, si existe no se puede conocer y si se conociese no se puede explicar (Ídem, Pág. 60), descalificarían cualquier intento de conocer, explicar o vivir el amor o el arte de practicarlo como diría Fromm. Esta posición podría igualmente ser respaldada si por ejemplo nos refiriésemos a personas que se consideran a sí mismas desafortunadas en la vida, y que a menudo citan argumentos como, no conocí a mi padre, mi madre me abandonó y nunca he tenido una relación seria. Alguien con esta experiencia de vida podría referirse al amor como algo inexistente, algo que carece de sentido o explicación y que si lo tiene, no lo tendría para él o sería imposible de entenderlo. Nuevamente un mismo concepto, el amor en este caso, tendría una acepción diferente tanto en la antigüedad como en la actualidad.

Si el amor requiere conocimiento y práctica, la catarsis propuesta por el método Socrático (Ídem, Pág. 68), sería una búsqueda interminable del “Concepto o esencia”. Llegar a una definición universal del amor, implicaría cuestionar tanto y tan profundo que el juego de palabras nos haría perdernos en el viaje. Me planteo un diálogo con Sócrates,

Sócrates: dime Orlando ¿Qué es el amor?

Orlando: La entrega desinteresada, honesta que nos permite unirnos en un solo ser espiritual en cuerpos terrenales.

Sócrates: si es desinteresada, ¿Por qué tienes interés en conocerlo, practicarlo y vivirlo?

Podría escribir cien páginas de preguntas y respuestas, para simplemente tener nuevas interrogantes que me harían llegar a la conclusión de no saber que es el amor, de no saber claramente cuál sería la definición universal de este, pero al mismo tiempo, la “Mayéutica” me llevaría a crear conceptos que de practicarlos me acercarían sino a una verdad universal, a una que pueda practicar en el tiempo y el espacio y con el o los seres, con quienes tenga afinidad por vivirlo. El reto pues desde la perspectiva de Sócrates es la continua búsqueda de la verdad y del conocimiento, y en este sentido el amor por el conocimiento habrá de decir el reto fundamental de quienes anhelan el bien supremo.

Como es bien sabido, a Sócrates le sigue Platón, y este planteó el “Dualismo cuerpo y alma”, en el cual se detalla la idea que somos un alma “atrapada” en un cuerpo, misma que se libera al momento de la muerte del ente físico, el cuerpo que es parte del mundo sensible es cambiante, el alma sin embargo puede mediante el entendimiento de las cosas y el desarrollo de la inteligencia, alcanzar al bien supremo (Este sería “Dios”)

En su propuesta, Platón nos habla de la existencia de dos mundos a los que (Ídem Pág.87) resumidamente llamó:

a) El mundo inteligible: de las ideas morales, metafísicas y matemáticas donde toman relevancia el entendimiento y la inteligencia. Este es el mundo de los verdaderos amantes de la sabiduría, el conocimiento (epistéme). A Parménides (530 a 450 A.C.) se le coloca en este mundo ya que para este, el “arjé” era el “Ser” y el devenir apariencia, solo existía una realidad inmutable, indivisible, increada, indestructible y el cambio era una ilusión (Muller, Pág. 27)

b) El mundo sensible: compuesto por las cosas sensibles, de

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