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La trascendencia humana


Enviado por   •  21 de Enero de 2020  •  Ensayos  •  2.782 Palabras (12 Páginas)  •  198 Visitas

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La trascendencia humana.

Introducción

La trascendencia del hombre ha sido estudiada por la filosofía, desde varios aspectos, como la espiritualidad, la religión, el nacimiento del bien y del mal, la libertad axiológica, la consciencia, así como también el deseo pasional, estos temas que sin duda alguna dan razones para creer o no en la trascendencia humana, temas que también influirán de manera impactante en los actos del ser humano en el transcurso de su vida. Por lo que para continuar dejamos claro que solo tenemos la opción de creer en la trascendencia o bien negarla y quedarnos con la realidad material que existe en lo que la ciencia puede estudiar, que nos lleva a la negación de la trascendencia humana, es tal la importancia de estos temas, que vamos a desarrollar estos aspectos.

Desarrollo

El primero de ellos es el de la espiritualidad humana, que implica que el hombre no es solo cuerpo material, sino que también es algo que trasciende a las dimensiones físicas del espacio y el tiempo, que relaciona también al tema de la religiosidad y el contacto del hombre con un ente trascendente que es Dios.

Nuestro conocimiento sensible no abarca toda la realidad, existe un mundo de objetos que no conocemos, este conocimiento es un verdadero trascender y de ninguna manera se reduce a la imagen esquematizada o a la generalidad de los esquemas. Este dato de la inteligencia ya no con los sentidos es completamente diferente al dato sensible. Existe otra manera de trascender que consiste en sobrepasar a todo objeto e instalarse en la conciencia pura, de este modo el sujeto capta la limitación que hasta el momento se daba en forma virtual en su propia naturaleza y que ahora se devela y se forma virtual y que ahora se despliega ante sí mismo, produciendo un efecto reconfortante en la vida, esto nos ayuda a entender que el conocimiento supera el conocimiento sensible y toda la acumulación de datos sensibles. Sin estos el hombre no puede trascender, sin embargo, es necesario dar el salto al conocimiento intelectual, pues toda la suma de objetos limitados que conocemos, jamás puede llegar a darnos a conocer lo ilimitado.

Uno de los aspectos más importantes es la anámnesis, y la metempsicosis, la anámnesis consiste en iluminar o producir esos lazos entre los datos sensibles de la metempsicosis o reencarnación de las almas, debemos resaltar que solo existe un solo espíritu que de alguna manera se encarna en diferentes cuerpos, la muerte, por tanto, no es reducirse a la nada, sino volver al origen, mucho más rico y poderoso, esto consiste en abrir posibilidades de desarrollo a la vida espiritual, que es capaz de trascender en esta vida con sus conocimientos intelectuales y con su consciencia de lo ilimitado, logra un mayor conocimiento, que luego repercute en la otra vida. Esto es falso cuando concibe el pluralismo de almas y su reencarnación, pues lo único que se puede multiplicar es la materia y sin la materia solo hay espíritu. Por lo tanto, la trascendencia humana consiste en captar intuitivamente esta ilimitación y unidad fundamental.

El alma del hombre no solo es mortal, también es eterna, la eternidad es una nueva dimensión que consiste en salirse del tiempo, es decir de la sucesión de presentes, esta fuera del espacio y del tiempo, esto nos lleva a decir que el cuerpo logra la sucesión del tiempo en la cual vive sumergida el alma en esta vida, por lo que la muerte constituye un regreso a esta dimensión de intemporalidad, de aquí que la vida corpórea del espíritu no es más que la búsqueda de una manifestación y expansión de sí mismo, de esta manera de expandirse surge la competencia entre los hombres, donde sale a relucir el mal como la comparación con algo que supuestamente debería de ser, pues normalmente las cosas son buenas.

Otro de los temas importantes que respecta a la trascendencia es la relación del hombre con Dios, donde es necesario guardar un equilibrio entre inmanencia y trascendencia pues si se considera solo uno de estos extremos, se dificulta y hasta se imposibilita el tratamiento del tema de Dios. También está claro que Dios no es un concepto ni figura humana, por lo que podemos entender el concepto de Dios desde nuestra propia vivencia. Podemos partir de Dios de una concepción trascendente acerca de Dios, donde Dios no queda agotado con ninguna cosa que percibimos, pero al mismo tiempo, queda en parte atrapado por lo que percibimos, por lo tanto Dios es inmanente al hombre y el universo, pero lo trasciende, en cuanto que no queda agotado por esos límites. Por lo tanto, al decir que el hombre está hecho a semejanza de Dios Significa que la forma limitada que el hombre tiene, está limitado precisamente el horizonte ilimitado que es Dios, debido a esto en Dios nos vemos, somos y vivimos. De esto surge la idea de que Dios ha originado todas las cosas, de Él surgen, además, Dios tiene cuidado de ellas, se preocupa por el hombre, y cuida de él. Las cosas no serían nada sin la presencia de Dios en ellas, lo mismo podríamos decir del ser humano que es la máxima expresión de lo ilimitado dentro de nuestro conocimiento.

Para poder darnos idea de la inminencia de Dios podemos de san Agustín tomar la frase “Dios es más íntimo a mí que yo mismo”, De este modo Dios está en el fondo del corazón de cada uno, podemos también tomar la del teólogo moderno Paul Tilich, que expresa que “Dios es el sentido último de la preocupación del hombre”, Otra idea podemos mencionar de Robinson en su libro sinceros para con Dios, que sostiene ; “A Dios no habrá que buscarlo en una región alejada, en el cielo , sino en lo más profundo del ser humano; en el interior de cada uno es posible tener la vivencia del encuentro con el horizonte ilimitado,” donde el horizonte ilimitado es precisamente Dios. Donde debemos tener claro que yo no agoto a Dios y que el yo es una participación de Dios, aun cuando esta participación hable más de la identidad, donde el yo es una limitación solo el Yo con mayúsculas, es Dios mismo.

De la unión del hombre con Dios no puede separarse de la unidad del universo, como lo expresa san Pablo “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi”. Para lo cual otras afirmaciones como la tesis de Spinoza, que sostiene; “Tan solo una sustancia compone a todo el universo. Esa substancia única es Dios, y los diversos entes que percibimos tan solo son modificaciones de esa substancia.” Donde Dios es el todo, pero no es la suma de las partes.

Otro de los aspectos importantes de la trascendencia del ser humano es el término conciencia, donde existe una unidad íntima entre Dios y el hombre. Gracias a la conciencia el hombre puede manipular las cosas y producir

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