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Meditaciones Metafísicas de René Descartes


Enviado por   •  19 de Agosto de 2016  •  Ensayos  •  4.592 Palabras (19 Páginas)  •  2.811 Visitas

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Ensayo: Meditaciones Metafísicas de René Descartes

Introducción

        En el siguiente ensayo se abordará las seis meditaciones metafísicas propuestas por el filósofo francés René Descartes. Situado dentro de la llamada corriente del racionalismo, que con frecuencia se opone al empirismo. Su pensamiento estuvo unido estrechamente con la escolástica, visión que lo llevó a romper relaciones con ésta debido a que era insuficiente e incapaz de explicar ciertos fenómenos naturales y manifiesta encontrar la verdad de las cosas por medio de la razón. Las meditaciones metafísicas de Descartes tienen como principal objetivo demostrar la existencia de Dios mediante razonamientos lógicos donde se definan las bases del conocimiento a fin de cimentarlas sobre fundamentos más sólidos. A grandes rasgos, en su primera meditación Descartes comienza a preguntarse por la verdad, establece la duda como principal punto de referencia para su postulado, analiza los sentidos y la posibilidad de haber sido toda la vida engañado por éstos. En su segunda meditación intenta demostrar la existencia del espíritu haciendo una distinción necesaria de lo que pertenece a la naturaleza intelectual y de lo que pertenece al cuerpo. Además, propone que el cuerpo es solo un medio por el cual alma interactúa con el mundo material de Dios. La tercera meditación Descartes examina si hay un Dios y si es así, si éste puede ser un dios engañador. Indaga sobre las ideas, señala que aunque pueda ocurrir que de una idea nazca otra idea, ese proceso no puede ser infinito, sino que hay que llegar finalmente a una idea primera. Por lo tanto, reconoce que sería imposible que él tuviese la idea de Dios, si Dios no existiera realmente. La cuarta meditación Descartes nos dice que habiendo demostrado la existencia de Dios, ha apreciado también que nosotros somos imperfectos, una imperfección que se demuestra a la hora de realizar juicios, ya que aunque seamos capaces de distinguir entre lo verdadero y lo falso a través de la razón, a veces nos equivocamos. También se pregunta cómo, si al ser producto de Dios podemos llegar a ser tan imperfectos. Y la causa puede estar alejada infinitamente de toda perfección. En la quinta Meditación Descartes intenta demostrar la esencia de las cosas materiales, señala que nosotros la percibimos en los objetos, de tal manera que sin haberlos visto podemos tener una idea clara de ellos. A la vez, prueba nuevamente la existencia de Dios y donde cualquier certeza evidente parte primero de Dios. Por último, la sexta meditación Descartes vuelve a plantear el tema de la existencia de las cosas materiales, donde apunta que es indudable el poder de Dios para producir las cosas. Y respecto al cuerpo, se exponen todos los errores que proceden los sentidos.

        A continuación, indagaremos más a fondo las seis meditaciones propuestas por Descartes y donde precisaré punto a punto su propósito expuesto.

Desarrollo

        Primera meditación (de las cosas que pueden ponerse en duda)

        René descartes expone las razones por las que podemos dudar de todas las cosas, para ello nos dice en primer lugar que no es necesario analizar una a una las cosas, sino que es preciso revisar los cimientos sobre los cuales se establecieron hasta ese momento los conocimientos. Es posible notar que el primer cimiento de certeza son los sentidos: “todo aquello que hasta ahora he reconocido como lo más verdadero lo he recibido mediante los sentidos”. Sin embargo, los sentidos nos engañan en algunas ocasiones, y como Descartes lo señala, no es fiable confiar en quien nos engaña siquiera una vez, será preciso poner en duda todo conocimiento proveniente de ellos. Al parecer este razonamiento parece ser muy evidente, pues en ocasiones creemos ver lo que en realidad no existe, por lo tanto de los sentidos podemos afirmar que nos engañan pero también podemos decir de que también influyen otros factores para llevar al engaño, como por ejemplo: cuando escuchamos algo que está demasiado lejos y no sabemos con precisión que es en realidad, Descartes toma esto como una duda y por lo tanto una tendencia al error. Cuando buscamos verdades, buscamos objetividad, es decir, que sea verdadero para todos, en todas las circunstancias, criterio que claramente no cumplen los sentidos, pues cuántas veces nos parece el mismo objeto de diversas formas según la luz, la temperatura, etc., o bajo las mismas condiciones externas nos parece distintas a dos personas que lo observamos simultáneamente. Además, si somos capaces de captar algo a través de los sentidos este algo puede existir; como el sentir el calor de una fogata que está al lado de él; por consiguiente esto lo hace deducir que es un ser pensante.

        El sueño entendido como el acto de representación de cosas, vivencias y experiencias mientras dormimos, es otra de las razones que nos llevan a descartar todo lo que consideramos verdadero, pues, en ocasiones, los sueños se nos presentan de manera tal que nos cuesta distinguir si ocurrió o no. En ocasiones cuando soñamos, es común que suceda que; estamos en un lugar determinado, y nos convencemos absolutamente de que esa situación está ocurriendo, lo da a lugar a una confusión provocada por los sentidos. Pero del mismo modo, la sensación que se tiene al soñar, es como estar viviendo una realidad, ya que se hace difícil distinguir el sueño de la vigilia, y a pesar de que en ellos se vea meramente una ilusión, ésta ha de estar basada solo en realidades, ya que es muy complejo inventar algo totalmente novedoso sin que nunca haya sido visto o sea el resultado de una mezcla y composición de partes diferentes.

        La duda comienza a manifestarse más en la mente del filósofo. Propone un Dios engañador que como creador del hombre, es posible que pueda estar engañándonos permanentemente, inclusive en las matemáticas, que a pesar de ser tan certeras, ese Dios engañador puede estar embaucándonos.

         Es así como Descartes se cuestiona todo lo que antes creía verdadero. A partir de entonces, de hallar algo cierto y seguro en las ciencias, se abstendrá de darle crédito demostrando desconfianza hasta llegar a una afirmación de la que no pueda dudar, de la que tenga absoluta certeza, a través de la meditación y el conocimiento.

        En la meditación segunda (De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil de conocer que el cuerpo)

        Descartes, una vez al destruir todos los conocimientos que había adquirido durante su vida, busca volverlos a reconstruir mediante un patrón fiable y de mucha más solidez y para ello aplica la duda a la propia duda, encontrando un elemento que prevalece a ésta: “si dudo que dudo puedo tener la certeza de que estoy dudando; lo cual implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es indudable que estoy existiendo”. Entonces, llega a la conclusión de que si piensa, existe, siendo ésta la primera verdad absoluta a partir de la cual va a construir todo el conocimiento. Este pensamiento queda plasmado en su célebre la frase "Pienso luego existo".

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