Metamorfosis del alma. Análisis de la poesía

                                       La metamorfosis del alma

El sujeto hace la experiencia de algo, pero, sobre todo, hace la experiencia de su propia transformación.

Jorge Larrosa

Cuando hablamos de poesía nos referimos a una composición literaria que se concibe a través de versos con una expresión caracterizada por la belleza de las palabras elegidas meticulosamente por el autor transcendiendo todo nuestro ser llenándonos de incertidumbre y emociones nuevas, para que esto suceda debemos ser capaces de dejarnos llevar por el texto, quedando nuestras ideas y preconceptos desplazados por esta experiencia diferente a cualquier otra. No se trata de entender, sino de ir más allá de lo que las palabras dicen, aunque a veces estas mismas no parecen estar escritas en nuestro lenguaje ya que a veces están escritos en un dialecto mucho más complejo al que estamos acostumbrados.

Siento que la lectura de un poema es como esa sensación de rareza que te deja el pasar por un lugar que creías ya conocer de antes, es como cuando cerras los ojos y pedís un deseo a una estrella fugaz con la esperanza de que se cumpla y al abrirlos la estrella ya desapareció, es ese instante en el que sonreís en medio de un beso con la persona que amas o cuando te reís tanto que te duele la panza y te olvidas de todo lo que hay alrededor.  Ahí, ese tiempo en el espacio entre lo tangible y lo efímero es donde nos transporta la poesía, incluso inconscientemente le concedemos este poder, porque cuantas veces hemos evocado un verso, una canción o una rima popular dejándonos arrastrar por el recuerdo o la emoción que nos provoca. Tal como lo describe Diana Ballesi en La experiencia de la poesía (pág 3) “¿Cuánto tarda la lectura de un poema? Segundos, o minutos, pero si lo hemos leído con atención, apenas si lo volvemos a leer una vez más, para reforzar esa atención, su efecto parece resonar en nosotros por tanto tiempo...". Debemos entregarnos al poema para poder tener esta experiencia renovadora entre nuestra subjetividad y el lenguaje, donde éste tiene un significado propio y hasta casi mezquino, sin embargo, siento que a medida que voy leyendo de apoco me invita a adentrarme en ese universo y me susurra: te conozco, ¿por qué me emociona? ¿por qué me llega tanto al corazón? A pesar de no saber bien que dice me conmueve, provoca para que lo a descubra y me invita a un encuentro con lo desconocido. Tal como me pasa al leer el siguiente fragmento “/Por mirar la vereda así y oír el ruido/ de las hojas, arriba;/ por recoger las cápsulas y aspirar hasta el alma/ su antiguo olor, se puede, / ¿a veces, sí, se puede? /” (Circe MAIA) En este poema, por lo que siento, de alguna manera la autora me invita a evocar los recuerdos de nuestros sentidos en la infancia, particularmente en el fondo me da esa sensación de melancolía abriéndome a puertas que creía cerradas y me sensibiliza el corazón, no puedo saber con exactitud si quiso hacer referencia a esto, pero me deja un rastro de emociones a flor de piel, incluso cuando me pregunta ¿se puede? Es como que me pide permiso para llevarme hasta allá.

Tener esta experiencia supone ser parte de un cambio, es decir, permitir que la poesía modifique nuestras ideas y pensamientos, ya que relacionamos lo que ya conocemos con lo que leemos generando una nueva manera de ver las cosas, este cambio no viene solo, claramente, sino que nosotros debemos tener todos nuestros sentidos despiertos y atentos a lo que estamos leyendo para dejarnos arrastrar por la lectura envolviéndonos de sensaciones y experiencias nuevas. Además, tenemos que ser conscientes de que es algo que nos pasa, es algo nuestro, el lugar de la experiencia somos nosotros mismos, este es el principio de la transformación, en un punto dejamos de ser quienes éramos una vez transitada la lectura. Para que este cambio suceda el texto tiene que generarnos cierta incertidumbre para que realmente impacte en nosotros, así como lo explica Jorge Larrosa en Sobre la experiencia (pág 6) "El texto tiene que ser otra cosa distinta de lo que ya sé, lo que ya pienso, lo que ya siento, etcétera. El texto tiene que tener algo de incomprensible para mi, algo de ilegible. De todos modos, lo decisivo desde el punto de vista de la experiencia, no es cual es el libro, sino qué es lo que nos pase con su lectura." Entonces, un lector que leyó incluso un libro completo, pero no puso en juego su subjetividad pierde esta experiencia de transformación, concluyendo en un lector analfabeto por más que tenga compresión de toda la historia, no ha logrado metamorfosearse con la lectura. Esta es la manera en me deja este poema cuando dice “/Suena una voz, como de insecto, /por detrás de los días/ y detrás de las noches/pequeño picoteo, pero que no se para/ cuando quieres ver, los días se desmoronan/ como si hubieran sido devorados por dentro. /” (Circe MAIA) Me habla de cómo los días se desmoronan y de una voz como de insecto que en mi parecer está haciendo alusión al tiempo, logra generarme incluso algo de ansiedad, al hacerme consciente de esto me hace dar cuenta de lo fugaz que es todo y como no lo tengo mucho en cuenta.

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