Nietzsche
xebastian4 de Diciembre de 2012
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FRIEDRICH NIETZSCHE
“Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los ‘cómos ’…”
Friedrich Nietzsche
INDICE:
Introducción
VOLUNTARISMO
Corriente filosófica que surge en el siglo XIX.
Oposición crítica a la modernidad (logra comprender todo lo existente mediante el uso de la razón y la experiencia).
Para ellos no hay progreso ni desarrollo, pues la voluntad es la cual impulsa el mundo de una forma ciega e irracional todo lo existente.
Aportes:
Una actitud crítica ante la vida, cuestionadora de todo lo esencialismo y teleologismo.
Limitaciones: Apelación a ideas inverificables (impulso irracional), centrarse en la subjetividad del hombre (creyendo que nada tiene sentido en sí mismo).
Características:
1° Impulsadora de la “verdadera filosofía”. Rechazan la filosofía clásica pues creen que estos sirvieron como instrumento de dominación. Se debe desarrollar libremente de control.
2° Crítica la intención totalizadora de la ciencia, pues pretende explicar las manifestaciones del espíritu.
3° Es la voluntad quien nos obliga a razonar, siendo así la razón una herramienta. ¿Qué nos motiva a razonar?
4° Consideran que no hay progreso en la historia, pues afirma que no hay un orden, todo es un constante devenir.
5°Cuestiona todo sistema metafísico que busca explicar el mundo abstracto, esta corriente se va por situaciones concretas, como las vivencias cotidianas.
Friedrich Nietzsche
• Filósofo más importante del voluntarismo del siglo XX.
• Influenciado por el Romanticismo mediante el nacionalismo(preocupación por la tradición y identidad cultural).
• El expresó una actitud vitalista con marcado optimismo.
• Obras importantes:
* Así habló Zaratustra.
* Más allá del bien y del mal.
* Genealogía de la moral.
* El Anticristo.
BIOGRAFÍA
Friedrich Wilhelm Nietzsche fue un filósofo y filólogo alemán que nació en Röcken el 15 de octubre de 1844 y que falleció en Weimar el 25 de agosto de 1900. Considerada una de las figuras más relevantes de la filosofía moderna, Paul Ricoeur lo definió como uno de los tres maestros de la “sospecha”, junto a Marx y a Freud, ya que cuestionó todos los valores morales tradicionales al introducir conceptos como la voluntad de poder, el superhombre, el eterno retorno y el espíritu dionisíaco. Hijo de un pastor evangélico, creció en un ambiente marcadamente femenino, bajo la influencia de su madre y su hermana Elisabeth. Aunque comenzó a estudiar teología, abandonó esta carrera para centrarse en la filología, y con sólo 25 años ya era catedrático en la Universidad de Basilea. Fascinado por las posibilidades del arte y de la música, y gran admirador del compositor Richard Wagner, escribió su obra El nacimiento de la tragedia, concebida inicialmente como estudio filológico pero que resultó ser un complejo análisis estético y moral de la representación del arte. Nietzsche criticó duramente la tradición judeo-cristiana, e, influido por Schopenhauer, se acercó cada vez más a un nihilismo que rechazaba los trascendentales morales y espirituales, si bien de una manera más optimista y constructiva que éste mediante su perspectiva vitalista. Tras su ruptura con Wagner al presentar éste la ópera Parsifal, se vuelve cada vez más crítico para con el arte y la metafísica, desarrollando sus ideas en obras revolucionarias como Así habló Zarathustra. Sufriendo de diversas enfermedades y desórdenes mentales, estuvo en varios sanatorios hasta retirarse finalmente con su hermana Elisabeth hasta su muerte.
A. CONCEPTO DE VERDAD.
Anhelo de Nietzsche por un mundo mejor ante la miseria.
Para decir la verdad es necesaria ser franco, realizar un estudio constante, ser crítico y buscar caminos de libertad.
Verdad: Es aquello que va más allá de las concepciones y teorías aceptadas.
B. EL ESPÍRITU DIONISIACO Y EL ESPÍRITU APOLINEO.
Nietzsche tiene dos propósitos fundamentales en esta obra filosófica: indagar en la etimología occidental del concepto de la moral y devastar la ideología judeo-cristiana en el mundo. Para este propósito, nada pequeño, se vale del conocimiento enciclopédico de buena parte de la tradición filosófica de su tiempo, la crítica frontal contra los pensadores ingleses y un trabajo deconstructivo (es un precursor en este campo) del concepto de los valores y la moral.
Para Nietzsche existe un conveniente olvido y la falta de espíritu histórico de sus contemporáneos. El concepto de “bueno” se desprende de “noble” y el “malo” de “plebeyo”. A lo “bueno” también se asociaría lo “superior” y a “malo” lo “inferior”. Las nociones y sentidos de lo “bueno” son establecidas y jerarquizadas por los aristócratas. Además, de todo lo que se asocie a sus distintas creencias y actividades. En cambio, lo “malo” se asociaría con las actividades y actitudes del mundo plebeyo.
Lo “bueno”, entonces, siguiendo sus raíces etimológicas, tiene una idéntica metamorfosis conceptual: “noble”, “aristocrático”, “valiente”, conceptos básicos a partir de los cuales se desarrolla por necesidad el mundo privilegiado. Asimismo, asocian a estas particularidades el sentido de la veracidad “su verdad”. Esto podría asociarse también, desde la óptica alemana, a una diferenciación, además de conceptual, racial. A lo “veraz”, “bueno”, se asocia lo “rubio”, relacionado con los conquistadores germanos portadores de “la civilización”. Por otro lado, a los conceptos de “vulgar” y mentiroso” se les vinculará lo “malo” y “cabellos negros”, representantes del mundo y espíritu primitivo.
Nietzsche arremete, para servicio de su propósito, contra el pueblo sacerdotal por excelencia: los judíos. A ellos culpa de la mediocrización de la casta gobernante europea. El gran triunfo del pensamiento judío lo logra el que rompe justamente esta tradición: Jesucristo. Este, para el pueblo de Moisés, sería su aniquilador y su héroe. El pensamiento cristiano no es otro que la proyección del judío. Los miserables son los buenos, los pobres, los impotentes; son, todos estos, los benditos de Dios. Para Nietzsche, entonces, con los judíos comienza en la moral la rebelión de los esclavos.
Otra perspectiva audaz es la explicación del odio judío, creador de ideales, modificador de valores, que se consuma con la creación de un “amor nuevo”, pues con esta filosofía los esclavos han vencido y la iglesia repugna por la inyección de este veneno. El Jesús de Nazaret—el evangelio viviente del amor— es el que ha alcanzado la meta de su sublime venganza y su gran paradoja universal (adorar a Cristo con sus carnes despedazadas en la cruz) será parte de la glamorosa forma de inmortalizarlo a partir del resentimiento judío. Entonces, la rebelión de los esclavos en la moral comenzará cuando el resentimiento mismo se vuelva creador y engendre valores. Sucede la transvaloración que forma parte cautivante del resentimiento judío. Esa, para Nietzsche, es la clave de la inteligencia superior en comparación de cualquier raza “noble”.
En cuanto al respeto por los enemigos, el noble tendría un valor al reconocer en el “otro” (en realidad uno muy parecido a él) el respeto, los cual ya es un puente para el amor, pues el noble reconoce en su enemigo sus propias cualidades, rangos, etc. El hombre noble reclama para sí su enemigo como una distinción suya (no soportaría, como afirma Nietzsche, ningún otro enemigo que aquel en el que no hay nada que despreciar y sí muchísimo que honrar).
Para Nietzsche el cristianismo es un asesino de la humanidad, esta lo ha soportado todo, y su naturaleza es lucha, el combate, la guerra. El cristianismo, entonces ha propugnado que la debilidad debe ser mentirosamente transformada en mérito. Esa es una traición a la naturaleza humana. La clase “noble” se dejó arrastrar por las iras del pecado y asumió un ideal (judío y mediocre) que no era el suyo, transformó sus propias fortalezas en debilidades y aceptó el discernimiento de que la moral del perdedor, del que carece de voluntad y fuerza, es la correcta y se enmarca en el nuevo virtuosismo de occidente, nada más perverso y aniquilador de la raza humana.
Los lectores de Nietzsche lucen, en todas las generaciones que le precedieron, un espíritu renovador, pero, también, un estado de de duda sobre el pensamiento perverso y divino de la tesis del superhombre, que prodiga grandes hazañas y, también, grandes desastres, como el nazismo y el afán autoritario y hegemónico de todo régimen fascista. La equivocada idea de la fuerza y el nacionalismo han servido como pretexto para los grandes asesinatos y calamidades de nuestro tiempo. Toda lectura es pródiga, y Nietzsche, claro, es un soplo de sabiduría
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