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Nietzsche


Enviado por   •  26 de Diciembre de 2012  •  1.517 Palabras (7 Páginas)  •  344 Visitas

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Apolíneo y Dionisíaco

Lo apolíneo y dionisíaco es una dicotomía filosófica y literaria, basada en ciertas características de la mitología en la antigua Grecia. Varios pensadores occidentales han apelado a esta dicotomía en sus trabajos, incluyendo Plutarco, Friedrich Nietzsche, Carl Jung, Robert A. Heinlein, Thomas Mann, Hermann Hesse, entre otros.

En la mitología griega, Apolo y Dioniso eran hijos de Zeus. Apolo es el dios del Sol, la claridad, la música y la poesía, mientras Dionisio es el dios del vino, el éxtasis y la intoxicación. En el uso moderno del concepto literario, el contraste entre Apolo y Dionisio simboliza los principios de la integridad contra el individualismo, la luz contra la oscuridad o la civilización contra la naturaleza. Los antiguos griegos no consideraban a estos dos dioses como opuestos o rivales.

Nietzsche

El uso estético que Nietzsche da a los conceptos, que luego desarrolla filosóficamente, aparece por primera vez en su libro «El nacimiento de la tragedia», publicado por primera vez en 1872. Su mayor premisa era la fusión de los impulsos artísticos apolíneos y dionisíacos (Kunsttrieben), en las tragedias y el arte dramático en general.

Nietzsche insiste que los trabajos de Esquilo y Sófocles representan la cumbre de la creación artística, la verdadera realización de la tragedia. Es con Eurípides, sostiene, que la tragedia comienza su "Untergang" (literalmente, hundimiento, decadencia, deterioro, declive, muerte, etc.) Nietzsche critica la interpretación racionalista que Sócrates hace de la tragedia, argumentando que la infusión de la ética y la razón pervierte a la tragedia de su fundación, o sea el frágil balance entre lo dionisíaco y lo apolíneo.

LOS ESTADOS DEL HOMBRE

a) El camello. "Muchas cargas soporta el espíritu cuando está poseído de reverencia, es espíritu vigoroso y sufrido"[2]. De hecho, para Nietzsche, el hombre se ha vuelto como un animal de carga, lleva en sus espaldas una pesada carga de teorías y tradiciones religiosas porque tiene la esperanza de una "supuesta" vida eterna después de la muerte. Pero si nos ponemos a pensar sugeriría Nietzsche, nos daríamos cuenta que en el fondo nadie ha experimentado una vida así pensada, y por lo tanto; pensar de esa manera no estamos haciendo otra cosa que refugiarnos en una falsa idea, convertida quizás en monomanía. Esta idea debe ser erradicada de nuestra mente. En el fondo lo que queremos con esa idea de una "supuesta" vida eterna después de la muerte es encubrir nuestro patético miedo a morir. Debemos enfrentar la vida con todas sus contrariedades y contradicciones. Tenemos que asumir que la vida humana es bella, pero también trágica.

Asimismo, pensar que nuestra vida es sólo un peregrinaje a una "vida verdadera", en el fondo lo que estamos haciendo es rehuir nuestra finitud, no queremos aceptarnos como seres exclusivamente limitados. Debemos reconocer que no somos dioses, sino de condición humana, y a veces tan humana que desearíamos dejar de serlo. Incluso el cristianismo diría Nietzsche, en nuestro caso el catolicismo, al igual que el platonismo, consideran que nuestra vida es un peregrinar de la vida finita a la "vida infinita", del tiempo a la eternidad; y por lo tanto resulta que la verdadera vida sólo se encuentra donde ellos la tienen pensada. Esa idea diría Nietzsche, no es real, porque ¿cómo podríamos afirmar con verdad y certeza un pensamiento de ese tipo si nadie está seguro si existe o no? El problema en esto diría Nietzsche es que el hombre está aún en condición de camello y lo único que hace es asumir un "yo debo". Cae, se levanta, y al igual que el camello lleva pesadas cargas, y "así marcha hacia su desierto"[3].

Ese "yo debo" lo asume porque cree que de esa forma se ganará la "vida eterna". En consecuencia, este hombre en condición de camello no hace otra cosa que aceptar los sufrimientos, acepta la vida como un valle de lágrimas por el hecho que según él no se encuentra en una verdadera vida. Cae y a veces se levanta con gran dificultad, pero tiene que hacerlo para ganar "la eternidad", "la verdadera vida feliz". Pero el hombre, no debe seguir viviendo y pensando de esa manera, debe convertirse de camello en león.

b) El león. Este caso diría Nietzsche, es la etapa del proceso de transformación antes mencionado, donde el espíritu "quiere conquistar su propia libertad, y ser señor de su propio desierto [...], quiere ser amigo de su señor y su Dios, a fin de luchar victorioso contra el dragón"[4].

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