ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Otras concepciones de la utilidad


Enviado por   •  23 de Abril de 2017  •  Apuntes  •  4.252 Palabras (18 Páginas)  •  231 Visitas

Página 1 de 18

Otras concepciones de la utilidad

De acuerdo con la concepción hedonista de la utilidad o el bienestar (la de Mill), el bienestar consiste en tener experiencias placenteras. El sumum bonum es, precisamente, la felicidad total, que no es otra cosa que la suma agregada de las experiencias placenteras individuales (teniendo en cuenta la distinción de Mill entre placeres superiores e inferiores). Pero, se argumenta, no puede ser cierto que el bienestar consiste únicamente en tener experiencias de placer, aun si se trata de placeres superiores. Debe haber algo más. Para ilustrar esta objeción, se utiliza a menudo el famoso ejemplo de la "máquina de la experiencia". Examinemos la versión de Robert Nozick:

Supongamos que existiera una máquina de experiencias que proporcionara cualquier experiencia que usted deseara. Neuropsicólogos fabulosos podrían estimular nuestro cerebro de tal modo que pensáramos y sintiéramos que estábamos escribiendo una gran novela, haciendo amigos o leyendo un libro interesante. Estaríamos todo el tiempo flotando dentro de un tanque, con electrodos conectados al cerebro. ¿Debemos permanecer encadenados a esta máquina para toda la vida, preprogramando las experiencias vitales? Si a usted le preocupa el no haber tenido experiencias deseables, podemos suponer que empresas de negocios han investigado por completo las vidas de muchos otros. Usted puede encontrar y escoger de su amplia biblioteca o popurrí de tales experiencias y seleccionar sus experiencias vitales para, digamos, los próximos dos años. Una vez transcurridos estos dos años, usted tendría diez minutos o diez horas fuera del tanque para seleccionar las experiencias de sus próximos dos años. Por supuesto, una vez en el tanque, usted no sabría que se encontraba allí; usted pensaría que todo eso era lo que estaba efectivamente ocurriendo [...] ¿Se encadenaría usted? ¿Qué más puede importarnos a nosotros además de cómo se sienten nuestras vidas desde adentro? No debe usted abstenerse por razón de los pocos momentos de aflicción entre el momento en que ha decidido y el momento en que se encadena. ¿Qué son unos pocos momentos de aflicción comparados con toda una vida de dicha? ¿Y por qué sentir angustia en absoluto, si su decisión es la mejor? (Nozick, 1990: 54).

¿Se conectaría usted? Si cree que no, entonces probablemente esté de acuerdo con la objeción implícita en el planteamiento del ejemplo. La idea es que, sencillamente, no es cierto que lo único valioso son las experiencias placenteras. Si la concepción utilitarista de la utilidad o el bienestar fuera correcta, entonces deberíamos conectarnos a la máquina de Nozick. Pero no deberíamos. Porque si lo hiciéramos perderíamos lo más valioso de la vida, aun cuando la posición utilitarista implique que lo que perdemos al conectarnos no vale nada en comparación con lo que ganamos. La concepción hedonista del bienestar o utilidad debe ser un error, según esta crítica, dado que lo que tiene valor en la vida no puede ser explicado únicamente en términos de obtener placer.

Debido a los problemas de la concepción hedonista de la utilidad o bienestar, algunos utilitaritas han tratado de plantear puntos de vista distintos.

a) Utilitarismo de la preferencia: si la concepción hedonista de la utilidad es falsa, porque el valor de la vida no puede reducirse a tener estados mentales placenteros, entonces probablemente tampoco sea acertado tratar de definir la utilidad en términos de una gama más amplia de estados mentales. La máquina de Nozick nos muestra que la vida no puede reducirse solamente a tener experiencias.

Por estas razones, algunos utilitaristas posteriores a Mill han pensado que la utilidad queda mejor explicada en términos de la satisfacción de las preferencias o deseos. Uno de los problemas con la máquina de la experiencia de Nozick es que, si nos conectáramos, muchos de nuestros deseos quedarían frustrados para siempre. Porque no sólo deseamos tener la experiencia de, por ejemplo, viajar por el mundo, sino que deseamos viajar efectivamente.

Esta concepción de la utilidad en términos de la satisfacción de las preferencias, también ha resultado atractiva debido a que parece constituir una base más adecuada para realizar mediciones de la utilidad, dado que las preferencias se revelan a través de la conducta. Si se supone que las personas manifiestan sus preferencias mediante sus decisiones de consumo, por ejemplo, se pueden utilizar varios mecanismos de la teoría económica para calcular las cantidades totales de utilidad que resultarían de distintos cursos de acción.

Sin embargo, esta versión modificada de la teoría también falla. Suponga que tiene el deseo de beber agua, y que ve lo que parece ser un vaso de agua en la mesa. Al verlo, usted adquiere el deseo de beber el líquido que hay dentro del vaso, pero lo que usted no sabe es que quien lo puso allí fue su esposa y, obviamente, lo que hay en el vaso es realmente una sustancia venenosa. Así, aunque al tomar el líquido usted está satisfaciendo una de sus preferencias, no está aumentando su bienestar o utilidad y, por tanto, ésta no puede identificarse con la satisfacción de las preferencias. Se puede generar una larga lista de ejemplos en los que una persona satisface sus preferencias y, aun así, su utilidad o bienestar disminuye.

La idea tras este tipo de ejemplos es que nuestras preferencias, tomadas aisladamente, no pueden definir lo que es bueno para nosotros, porque pueden estar basadas en información falsa, por ejemplo. Quizás la satisfacción de preferencias que dependen de creencias falsas no constituye un aumento en el bienestar y, por eso, éste no puede consistir meramente en la satisfacción de las preferencias. Para hacer frente a esta dificultad, se ha introducido dentro de la teoría la restricción de que lo que constituye la felicidad es la satisfacción de nuestras preferencias 'informadas' o 'racionales'.

b) Preferencias racionales: si la sola satisfacción de mis preferencias puede perjudicarme debido a que tengo creencias falsas (como en el ejemplo del vaso de agua), entonces la utilidad queda mejor definida en términos de la satisfacción de las preferencias que están basadas en las creencias correctas. En el caso de mi deseo de agua, obviamente yo no habría tenido el deseo de beber el líquido que estaba en el vaso si hubiera sabido que contenía un veneno.

Para hacer la explicación más completa, algunos filósofos han estipulado una lista adicional de requisitos que una preferencia debe cumplir para que su satisfacción pueda constituir un aumento en la utilidad. Raymond Frey, por ejemplo, define las preferencias racionales como:

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (27 Kb)   pdf (158.9 Kb)   docx (22.9 Kb)  
Leer 17 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com