PABLO PALACIO

PABLO PALACIO:

su universo narrativo y el de sus personajes se traducen,

consecuentemente en abandono, en soledad, en extravío. Al

ubicar al escritor y a su obra en la dimensión de la modernidad

y las vanguardias y opuesta a todo principio romántico, se

destacará por tanto, el escepticismo como el enmarque de

la acción palaciana, obra poblada de transgresiones, de

e n c u e n t r o s y t r a n s f e r e n c i a s q u e c a u s a n p r o f u n d o

desconcierto en el lector.

En esta proyección, hemos seleccionado el cuento “El

antropófago” de la serie denominada “Un hombre muerto a

puntapiés”, por considerar que evidencia en su más cabal

significación, los caracteres antes anotados. Al leer este

relato, se aprecia que el desarrollo de la acción narrativa nos

lleva a la constatación de la “nada”, así “los personajes

palacianos se encuent ran solos y perdidos” ,

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b i e n e l

pederasta, el antropófago, el maniático, el esquizofrénico o

el brujo. La marginación, la amargura existencial , el

enfrentamiento con la nada es la tónica que prevalece en la

cuentística de Palacio. El comportamiento humano -en su

m á s d i l a t a d a y t r e m e n d i s t a d i m e n s i ó n - g e n e r a

d e s e s p e r a n z a s , o s c u r e c i m i e n t o s , d e s e n c u e n t r o s ,

desórdenes, destrozos, antropofagia, para convertirse en el

parámetro que encausa la perspectiva narrativa de Pablo

Palacio. La antropofagia, concita pues la atención del lector.

Esta aberración humana –preponderante en el cuento que

se analiza- consiste en “la satisfacción de un deseo que

desequilibra atormentadoramente su organismo”,

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y será

posteriormente reivindicada por el vanguardismo brasileño

en su “Doctrina antropófaga”. Entendida como canibalismo

o pérdida de la armonía por medio de la exageración (lo

65hiperbólico), la hilaridad frente a la sangre, a la carne humana,

al cadáver que en vez de producir asco, genera satisfacción.

La antropología, desde sus inicios, la entendió como una

aberración, como una desviación de los pueblos primitivos

alejados del camino ascendente de la humanidad, en tanto

que otras corrientes hiperbólicas sostienen que fue su

fundamento, de manera que si no hubiese existido la

antropofagia, tampoco hubiera existido el hombre. Sin atribuir

carácter de infalibilidad a los ritos cristianos, la antropofagia

entendida -como característica común y fundamental de la

humanidad- vacía de contenido al gran rito cristiano: el

sacrificio de la Misa, el sacrificio de la Comunión. Y no es

baladí el argumento, si tenemos en cuenta que en el

cristianismo, como en todas las religiones, se han ido

a c u m u l a n d o r i t o s d e s d e h a c e m u c h o s m i l e n i o s ,

convenientemente transformados, y no es posible que el rito

más importante de una religión tan sincrética surgiese

totalmente ex novo. El caso es que llevamos dos mil años

empeñados en curarnos del canibal ismo mediante un

procedimiento homeopático (similia simílibus curantur), muy

propio de una concepción ritual. Esto implica, por supuesto,

que desde el punto de vista del cristianismo, la más grave

enfermedad de la que tiene que preservarse el hombre es el

canibalismo.

La antropofagia procede de anqrwpoV (ánzropos)-hombre

y la raíz jag (fag) del aoristo del verbo esqiw (eszío)-comer.

La palabra existía ya en griego. Plutarco, Aristóteles, Herodoto

y o t r o s u s a b a n e s t a s p a l a b r a s a n q r w p o j a g e w

( a n z r o p o f a g u é o )- c ome r c a r n e h uma n a , a n q rwp o f a g i a

(anzropofaguía) -antropofagia y anqrwpojagoV (anzropofágos)-

comedor de carne humana, antropófago. Por supuesto que

la antropofagia está en los cimientos de muchas mitologías,

esto es en el momento de la fundación del mundo. A través

de un sistema de símbolos -de una red de relaciones- que

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e s t á i n s e r t a e n u n t e x t o , a s u m i m o s - i n e x t e n s o - u n

determinado mito. El deseo de búsqueda o más que ello la

necesidad de encontrar aquello que no se tiene, permite a

los personajes del cuento estar en íntima conexión con el

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