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PROBLEMAS ÉTICOS ACTUALES


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  Síntesis  •  2.099 Palabras (9 Páginas)  •  334 Visitas

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PROBLEMAS ÉTICOS ACTUALES

DE ESPECIAL CONSIDERACIÓN

\"\"Los dilemas éticos que en la actualidad están abiertos son muchísimos e inabarcables. Ello es debido, entre otras cuestiones, a que aproximadamente el 70% de los grandes científicos de la historia están con vida hoy, y a que, como afirma Diego Gracia, «en los últimos 25 años la medicina ha cambiado más que en los últimos 25 siglos.» Como consecuencia de ello, se ha introducido una serie de temas totalmente nuevos que afectan sobre todo al comienzo y al final de la vida. La respiración asistida; el nuevo concepto de «muerte cerebral», que permite diagnosticar como muertas a personas a las que aún les late el corazón; todos los soportes que contemplan las recientes Unidades de Cuidados Intensivos... han permitido medicar de un modo insospechado el final de la vida y hasta replantear la propia definición de muerte. Aún más espectaculares son las técnicas desarrolladas por la biología molecular para manipular el comienzo de la vida: ingeniería genética, inseminación artificial, fecundación in vitro, transferencia de embriones, clonación, etc.

Antes de entrar en ellos, conviene tener muy en cuenta que el inicio y el final de la vida no son momentos puntuales, sino procesos continuos con saltos cualitativos -de emergencia o de desintegración- que hacen muy difícil la decisión ética.

Nos preguntamos, partiendo de casos concretos actuales: ¿se debe tener a una persona en estado vegetativo persistente, «enchufadas» a una máquina? ¿Hay que reanimar a un anciano que no desea vivir más? ¿Debe admitir la sociedad la existencia de «madres de alquiler»? ¿Qué pensar de la manipulación de genes con el fin de determinar la identidad de los sujetos? ¿Se debe experimentar con embriones sobrantes y crear nuevos para investigación de líneas celulares?... Estamos en unos momentos en los que hay que tomar decisiones, procurando mantenernos en un equilibrio responsable, que es en muchas ocasiones, como afirma Carlos Alonso Bedate, «el lugar donde se sitúa la verdad». Todo discurso ético debe tomar como punto de partida las aportaciones científicas e instaurar una reflexión filosófico-ética, y en nuestro caso teológica, teniendo muy claro que no todo lo científicamente posible es éticamente aceptable.

EL COMIENZO DE LA VIDA HUMANA

\"\"En los temas de inicio de la vida humana, la discusión ética sobre el estatuto del embrió parece haberse calmado, pero sin ningún consenso. En ella se plantea una cuestión ontológica fundamental sin resolver, que está incidiendo en otras cuestiones, y que puede expresarse en las preguntas: ¿Cuándo puede decirse que comienza la vida humana en el desarrollo embrionario? ¿Desde cuándo existe un ser humano o una persona? Preguntas que, si bien es imposible responder cartesianamente, nos permiten la búsqueda de nuestro comportamiento moral.

Algunos piensan que comienza el derecho a la vida en la fecundación; otros en la anidación; algunos en la finalización de la organogénesis, y hay quienes afirman que el punto básico está en la «viabilidad», que es la capacidad del nuevo ser para poder vivir fuera del útero y que para el Derecho Romano se da con el nacimiento. Existe un grupo de autores que aportan una argumentación sugerente y delimitan la realidad del nuevo ser por criterios relacionales. Pero tiene sus objeciones, porque ¿acaso un ser humano que no tenga relaciones no es persona?

La Instrucción Dinam Vitae subraya que « desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: un hombre, este hombre individual con sus características ya bien determinadas.» Sin embargo, basándose en las aportaciones de la biología molecular, habría que afirmar que el individuo en su crecimiento necesita de la información materna, y no sólo de los nutrientes, para ser quien es. En el proceso emergen entidades cualitativamente nuevas, que no están codificadas en su ADN, sino más bien en la red epigenética de interrelaciones celulares, que incluye -pero no está limitado- el genoma. En resumen, el cigoto hace posible la existencia de un ser humano, pero no posee en sí y por sí mismo información suficiente para formar lo. En el curso de la ontogénesis ocurren unos hechos que están fuera del control de su programa genético. Ahora bien, el que el cigoto no tenga la capacidad por sí mismo de llegar a ser persona, no afirma que el embrión en sus etapas tempranas no tenga el valor ético atribuible a una persona. Un valor que debe ser ponderado con respecto a otros.

Esta cuestión que hemos planteado es crucial; de su resolución dependen otros muchos planteamientos éticos o cuestiones morales. Nos referimos a dos de ellas:

Las células de la masa celular interna (MCI) del blastocito (incipiente realidad humana: embrión, a los 6 u 8 días, de unas 16 células) son pluri potentes. Ello quiere decir que tienen la capacidad funcional para generar cualquier célula del organismo vivo. Ahora bien, una célula de éstas nunca daría un organismo vivo, pues no puede generar las células de la membrana extraembrionaria.

Todos recordamos la polémica que suscitó hace un par de años con motivo de los millones de embriones que habían sido congelados como consecuencia del vacío legal en las técnicas de reproducción humana asistida. Han sido una fuente de obtención de células para investigación. El problema que se plantea en la actualidad es si resulta éticamente aceptable la creación de embriones como fuente para la investigación de líneas celulares.

La Técnica de Transferencia nuclear, conocida a partir de la aparición de la oveja Dolly, nos ha permitido crear un embrión denominado «somático», porque está constituido por el núcleo de una célula somática inoculado en un óvulo al que previamente se la ha extraído el núcleo. Muchos pensaron que, al ser un núcleo de una célula somática, no podía dar lugar a un individuo completo, como es el caso de um embrión gamético. Pero la realidad es que sí se ha obtenido un individuo completo de un embrión somático, y por ello habría que tratar al embrión somático con el mismo respeto que a un embrión gamético.

A ello se pueden argüir otras objeciones, por el posible peligro de explotación de las mujeres donantes, pues se puede ejercer sobre ellas una presión, persuadiéndolas y coaccionándolas para que sean fuente de ovocitos; igualmente, el uso trivializado de embriones, con la posibilidad cada vez mayor de su instrumentalización por reducción a simple material biológico.

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