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Pasiones del Apetito Concupiscible


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  Ensayos  •  1.791 Palabras (8 Páginas)  •  397 Visitas

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Pasiones del Apetito Concupiscible

El Amor

El amor es algo propio del apetito, pues que el objeto de ambos es el bien. Hay un apetito que no resulta de la aprehensión del que apetece, sino de la aprehensión que otro tiene, y este se llama apetito natural. Hay otro apetito que sigue a la aprehensión del mismo que apetece, pero por necesidad y no por libre juicio, y tal es el apetito sensitivo en los animales. Por ultimo hay un tercer apetito, procedente de la aprehensión del que apetece según su libre juicio, cual es el apetito racional o intelectivo: voluntad.

En el apetito natural, el principio de este movimiento es la connaturalidad del que apetece con aquello a que tiende; connaturlidad que puede recibir el nombre de amor natural, la misma complacencia del bien, se llama amor sensitivo o intelectivo.

El amor sensitivo, por tanto, reside en el apetito sensitivo (Concupiscible), como el amor intelectivo en el apetito intelectual; y pertenece al Concupiscible, puesto que se refiere al bien en su concepción absoluta.

Es evidente que el amor es una pasión, pasión propiamente dicha en cuanto reside en el Concupiscible, y en sentido lato, en cuanto radica en la voluntad.

La unión pertenece al amor en cuanto, por la complacencia del apetito, el que ama se refiere al objeto amado como a sí mismo o como algo suyo. El amar no es la relación misma de la unión, sino que esta es consecuencia del amor.

Hay 4 nombres en algún modo significativos de una misma realidad.

Amor

Dilección

Caridad

Amistad

Sin embargo difieren en que la “amistad”, según el filósofo, es “a modo de hábito”; el “amor” y la “dilección”, a la manera de acto o de pasión y la “caridad” puede entenderse de los dos modos. El amor es el más común de ellos ya que toda dilección o caridad es amor; pero no al contrario, por cuanto la “dilección” añade sobre el amor una elección precedente.

La “caridad”, a su vez, añade sobre el amor una cierta perfección de este, en cuanto el objeto amado estima en mucho, tal como lo da a entender el nombre mismo.

El movimiento del amor tiende a dos cosas:

Al bien que uno quiere para sí propio o para otro y a aquel o aquello para quien se quiere ese bien. Al bien que uno quiere para otro se le tiene amor de concupiscencia, y al sujeto para el cual se quiere el bien, se le tiene amor de amistad.

Toda potencia del alma presupone el amor, por cuanto toda potencia implica movimiento hacia una cosa o descanso de ella, todo movimiento hacia una cosa o el descanso en su posesión se basa en cierta connaturalidad o proporción, que pertenece a la esencia del amor.

Causas del Amor

El amor como movimiento de la potencia apetitiva tiene por causa fundamental el objeto que la atrae, objeto que es necesariamente un bien, porque todo ente aspira al bien de su propia naturaleza. Pero ningún bien pude ser apetecido sin ser conocido, por tanto, el conocimiento es también causa del amor.

Efectos del amor

El amor produce el efecto de unir. Existe una primera manera de unir; cuando dos entes están efectivamente unidos al otro, donde el amor busca y realiza tal unión al modo de causa eficiente. La segunda manera de unión se da cuando el que ama una “cosa” con amor de deseo considera que esta contribuye a su propio bienestar, y el que ama a una “persona” con amor de amistad considera a esta persona como a otro el mismo.

En principio el amor no debe tener ningún efecto nocivo, puesto que es la adhesión a un bien que le conviene al sujeto completarlo y perfeccionarlo.

Las repercusiones del amor en la sensibilidad son:

1) Licuefacción: Cierto enternecimiento del corazón, opuesto a la dureza de corazón.

2) La fruición o gozo del ser amado finalmente poseído.

3) La languidez: Si lo amado está ausente o es inaccesible.

4) El fervor: Deseo de conquistar lo que se ama.

Por amor del bien todo ente hace lo que hace, es decir, no se obra sino por amor, o que el amor es el gran motor de los actos

El Odio

Todo ente, por apetito, está dotado de una concordancia con el bien que le conviene y perfecciona, por tanto, también de una discordancia con el mal que le repugna y corrompe, concordancia y discordancia llamadas amor y odio.

El amor es más fuerte que el odio, puesto que el amor es la causa del odio y la causa es más fuerte que el efecto.

Es imposible que nadie “esencialmente” se odie a sí mismo, pues todo ente apetece naturalmente al bien. Pero incidentalmente alguien puede odiarse de dos modos:

1) Al equivocarse en el bien que se apetece, porque es realmente malo

2) Por amarse según lo que se cree ser pero que no se es (creerse solo cuerpo sin creerse espíritu, odiando lo espiritual)

Se puede odiar la verdad en varios casos particulares por cuanto la verdad puede parecer repugnante porque se opone al bien que se ama, lo cual sucede por varios motivos

a) En vez de atenerse a las cosas como son, a veces se las quiere diferentes, según un capricho, así, se querría que lo verdadero no fuese verdadero

b) Algunas verdades

c) Las acciones torpes pueden ser consideradas por los demás, de ahí que el culpable tenga la repugnancia a tal verdad.

El Deseo o Concupiscencia

El bien agradable a los sentidos es en general el objeto del apetito Concupiscible, y la inclinación del hombre hacia ese objeto es la concupiscencia. El deseo es una pasión distinta al amor, que es una conformidad del apetito con el bien en general, y del placer, que

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