¿Podemos vivir sin amor?
jazjenniferEnsayo1 de Abril de 2017
935 Palabras (4 Páginas)819 Visitas
Ensayo
de Filosofía
“¿Podemos vivir sin amor?
Profesora: Laura Moreno
Alumno: Jennifer Rodas
Curso: 6° Naturales
Fecha de entrega: 30/03/17
Hablar sobre el amor es como hablar sobre el sentimiento más importante del mundo. Pero aun así, a pesar de ser tan nombrado en canciones, obras literarias, cine, televisión, redes sociales y cualquier lugar que se nos ocurra, nos siguen surgiendo demasiadas preguntas: ¿Qué es realmente el amor? ¿El amor es imprescindible? ¿Es necesaria para ser feliz? ¿Por qué le dan tanta categoría a este sentimiento? Estas son preguntas que se nos presentó, al menos una vez en la vida, que nos desordenó los pensamientos y nos hizo entrar a un laberinto en el que, quizá, no le encontraremos una salida ya que simplemente no encontramos las respuestas necesarias para calmar nuestra inquietud.
Aunque el objetivo principal de este ensayo no es conceptualizar al amor como un objeto de estudio, ni ponerlo bajo la lupa y analizar cada recoveco de ésta, si me gustaría enfocarme en todo lo que ésta deja a su paso, cada “beneficio” que trae, así como también, cada daño y cada lagrima que ésta hace derramar.
Todos sabemos que no hay un mismo “tipo” de amor. No es lo mismo, por ejemplo, el amor que sientes hacia tu esposo que el amor que sientes hacia tu madre. Nosotros mismos podríamos diferenciar los distintos tipos de amor que existen sin necesidad de ser un experto en el amor. Así, podemos encontrar el amor a la familia, amor a la profesión, amor a la pareja, amor a la patria, amor a tu club de futbol, etc. Entonces llegamos a la conclusión de que el amor es un sentimiento universal y que puede manifestarse de diferentes maneras, en diferentes ámbitos de la vida.
Por otro lado, que sorprendente es que un solo sentimiento traiga tanto felicidad como tristeza. Esa sensación que sentimos de estar en un agujero negro, frio y solitario, lleno de infelicidad y desconcierto, cuando no correspondemos a esa persona que amamos tanto. Ese pesar que llena nuestra alma en pena y esa presión angustiosa que ataca nuestro pecho cuando nos lastiman, o vemos a nuestro/a amado/a con otro/a. Es tal la adversidad que pareciera que nunca encontraremos ese consuelo o ese antídoto que termine con nuestra angustia.
Pero no todo es amargura y desolación con el amor.
Pues, yo pienso (y no debo ser la única) que la primera experiencia real que el ser humano tiene sobre el amor es el amor a la familia. Es algo prácticamente inevitable, y no por ser un sentimiento obligado, sino por la felicidad que todos sentimos por saber que ellos siempre van a estar ahí a nuestro lado, a pesar de que ya no nos quede nada, como muchas veces pensamos en algún momento de crisis, nos olvidamos de que la riqueza más importante de todo ser humano está siempre presente. La alegría de tener a una madre que nos consuele y nos dé un abrazo de amor puro que incluso en los momentos más difíciles sentimos como nos calma las tormentas del alma o la tranquilidad de tener a un padre que te ayude, te aconseje y te motive para seguir adelante o la satisfacción que sentimos al recordar nuestra infancia y descubrir que estamos llenos de anécdotas, momentos inolvidables y días llenos de aventuras que compartimos con ese/a hermano/a quien a pesar de las peleas y competencias que puedan haber, sabes en el fondo lo importante que es para tu vida y como en menos de un minuto puede arrancarte una sonrisa.
Y no podemos hablar de amor sin imaginarnos a una pareja feliz tomados de la mano o pensar en San Valentín. Primero se nos enseña, social y erróneamente, que las emociones se encuentran en el corazón y el día de San Valentín atestiguamos en cada esquina un espectáculo de corazones: globos, chocolates, arreglos florales, tarjetas, todo con forma de corazón. Mientras tanto el hipotálamo sufre a solas que nadie reconozca sus funciones.
Más allá del significado comercial que tiene este día, se celebra como muchas veces escuchamos, “el día de los enamorados”, esos seres que aunque nunca lo planearon o nunca se lo imaginaron se convierten en un Shakespare, un Pablo Neruda, o un Charles Bukowski, llenos de poesías y frases que rebalsan de ternura y pasión. Y son los momentos en los que sentimos plenamente cada una de sus formas y sus caras, vemos cómo se nos presenta en la vida, como nos va cambiando el autoestima, el humor, los días e incluso nos provoca sensaciones extrañas jamás sentidas antes, como el conocido “mariposas en la panza” o los inevitables sonrojos al ver a esa persona especial. Vemos como los tonos grises toman tonos intensos, como sentimientos desconocidos nos invaden y nos llenan de dicha. Encontramos tantos significados al amor, unos diferentes a otros, tantas respuestas a una sola pregunta. Nos sentimos conformes con todo, vemos al mundo con otros ojos y no queremos cambiar nada. Compartimos la misma sensibilidad con ese ser amado/a, sufrimos si vemos a él/ella sufrir, nos alegramos si ésta feliz y nos enorgullecemos de sus logros como si fueran propios porque amar es ver crecer al otro, amar es felicidad, tristeza, compasión.
...