Novela: No Se Puede Vivir Sin Amor

No se puede vivir sin AMOR

Hay sucesos en la vida que te marcan para siempre, que te confunden y te hacen preguntarte miles veces ¿Es esta la vida que me merezco? ¿Acaso no merezco ser feliz yo también? Esta clase de preguntas rondaban constantemente por la cabeza de Dave desde que tenía memoria, ¿el motivo?, las frecuentes fuertes peleas entre sus jóvenes padres, su papá era alcohólico, Dave lo recuerda siempre llegando a casa con un fuerte olor a alcohol y perdición que se podía olfatear a kilómetros, y su mama sufría a causa de todo eso porque ella no encontraba en su esposo el chico humilde del que un día se enamoró.

La única que lo mimaba era su mamá, le llevaba a la escuela y si tenía algo de dinero le compraba dulces, pero todo eso acabó cuando un día de lluvia sus padres fallecieron en un accidente automovilístico. Dave se fue a vivir entonces, con su tío Ernesto, hermano de su mamá, sin esposa ni hijos, no muy viejo, como de 38 años o más. Todo esto ocurrió cuando apenas cumplía 12 años.

Desde esos años de sufrimiento con sus padres hasta sus actuales años de ‘‘soledad’, Dave se hizo la promesa de no enamorarse nunca, no quería sufrir por alguien más en su vida, pues temía cometer los mismos errores que sus padres. En su soledad y agrio sentido del humor decía que era mejor vivir como el tío Ernesto, a quien ‘‘admiraba’’ en cierto modo, pues a veces estaba de bueno humor y lo hacia reír un poco.

Dave tenía 17 años e iba al último año de la preparatoria, tenía solo un amigo, Rob, al que conoció los primeros días que asistió al instituto, ambos tenían muchas cosas en común incluyendo ese ‘‘acido’’ sentido del humor.

Era una lluviosa mañana de sábado, Dave se encontraba tirado en su cama fumando lo último que le quedaba de su caja de cigarrillos, pensando en la chica que vino a visitar a su tío la semana pasada, que según recordaba se llamaba Jenni, si ese era su nombre. Pero de nuevo volvía a su mente esa voz que incesantemente le repetía: ¿ya olvidaste lo que te prometiste un tiempo atrás, sobre no enamorarte? Y Dave trataba de borrar de su mente la imagen de la chica sonriendo que lo hacía sentir una extraña sensación paz, pero él no quería admitir eso ni a él mismo.

Semanas más tarde, una mañana de sábado exactamente, Dave estaba bajando escaleras abajo cuando antes de llegar a la cocina escuchó un murmullo de personas, se detuvo antes de entrar y vio a Jenni hablando animadamente con su tío Ernesto y entonces entró a la cocina.

-Buen día Dave –lo saludo su tío- bueno, ya conoces a Jenni, ¿no es así?

-Eeh, si… Hola Jenni –la saludo y ella lo saludo de vuelta con esa sonrisa que al le hacía sentir esa extraña sensación de paz.

El tío Ernesto le contó a Dave cuando accedió a desayunar con ellos sólo porque Jenni se lo había pedido, que ella se quedaría en la casa por algunas cuantas semanas por que tenía que hacer un taller de arte, al parecer era artista.

Luego del paso de una semana de la venida de Jenni, el sentía esa extraña sensación de paz con cada sonrisa y cada gesto que ella le daba y la verdad era que detestaba a veces dejarse llevar y sonreír ridículamente frente a ella, casi había olvidado lo que un día se prometió.

Dave se encontraba viendo televisión en la sala cuando la puerta se abre y aparece Jenni, con un montón de pinceles, lienzos y otras cosas más en las manos.

-Déjame ayudarte –le dice y agarra

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