Reflexión filosófica “EL DIVORCIO”
MarantizqTrabajo4 de Julio de 2016
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[pic 1]Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
“EL DIVORCIO”
Materia:
Filosofía
Trabajo:
Reflexión filosófica
Catedrático:
María Carolina Hernández Valencia
Alumno:
Marco Antonio Izquierdo Sánchez
4to “J”
“El divorcio”
-Ezequiel. ¿Aceptas a Eulalia como tu esposa y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
-sí acepto.
-Eulalia. ¿Aceptas a Ezequiel como tu esposo y prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
-Yo los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Así inició esta historia, todo era alegría los primeros años. Él un hombre dedicado al trabajo, sin vicios que lo alejaran de su esposa. Ella una mujer serena dedicada al hogar.
Del amor que se tenían nacieron frutos, primero José Luis a los dos años de matrimonio, un año más tarde Nayeli, la única hija mujer. Con estos dos hijos las cosas tomaron un rumbo diferente porque ya eran cuatro la familia, él tenía que trabajar más duro para sostener el hogar y ella cuidaba dos niños traviesos que hacían travesuras todo el día. Para cuando Ezequiel llegaba de trabajar Eulalia estaba cansada y ya no había tiempo para salir a pasear.
Todo empezó a ser rutinario y el amor se fue apagando como el fuego que si no le pones leña terminará por ser sólo cenizas. Aun así después de 7 años de casados decidieron tener otro hijo pensando que sería la solución para salvar el matrimonio ya que un pequeño traería “alegría al hogar”. Fue así como el 7 de junio de 1996 nací yo, el tercer y último hijo del matrimonio.
Las cosas mejoraron un poco pero el trabajo para mi madre era más, mis hermanos eran muy pequeños y no ayudan mucho en casa. Mi papá trabajaba todo el día así que contrató a un joven para que hiciera mandados, limpiara el patio, llenara agua y otras cosas que se necesitaran.
Una madrugada mi padre salió a su trabajo, un poco más temprano de lo normal. No habían pasado más de 15 minutos cuando recordó que no llevaba unos papeles que tenía que entregar ese mismo día, así que decidió regresar a casa. Abrió la puerta y se dirigió a la habitación. Entre la oscuridad se lograban distinguir dos personas en la cama.
-No es lo que parece mi amor, te lo puedo explicar.
- No digas nada y hazme el favor de vestirte. Los dos traicionaron mi confianza.
Mi padre espero en el corredor y su trabajador salió por la puerta de atrás.
Los trámites del divorcio comenzaron, durante ese lapso mi madre siguió viviendo en casa. Mis hermanos y no notábamos nada por la valentía de mi papá que se tuvo que tragar su dignidad para que nosotros estuviéramos dos meses más con mamá, los últimos 60 días.
No recuerdo la fecha pero fue la mañana más triste de mi vida. Tenía tres años pero aun puedo recordar cómo desperté y busqué a mi mamá para el desayuno, por más intentos que hicimos mis hermanos y yo para encontrarla fue en vano. Recuerdo que cuando jugábamos a las “escondidillas” a mí me daba por esconderme en el horno de la estufa y entonces creí que mi mamá estaba jugando y la busqué ahí pero no la encontré. Mi padre con un nudo en la garganta les explicó a mis hermanos que estaban más grandes y a mí me dijeron que fue a visitar a los abuelos porque estaban enfermos pero que regresaría en un par de días. El fin de semana nos llevó con ella para verla, así pasaron seis meses de visitarla los fines de semana hasta que ella dejó de pelear ese derecho.
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