Reflexión Filosófica Sobre El Arte
12 de Marzo de 2014
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UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE EL ARTE
1. ¿Qué es el arte?; Una valoración filosófica.
Este escrito tiene como objetivo fundamental realizar una reflexión de carácter
general, enfocada desde la filosofía, sobre los elementos fundamentales que componen el
arte. De esta manera se analizará la dimensión subjetiva (el artista), la dimensión objetiva
(la realidad), la conjunción entre ambas (la creación) y el resultado (la obra de arte).
Pero antes de llevar a cabo esta labor será necesario que comencemos nuestra investigación
con una breve reflexión sobre el arte entendido como actividad humana esencial.
Debe quedar claro desde el principio que nuestra pretensión no es la de hacer una
historia del concepto de arte, sino que el propósito principal de este estudio es el de
interrogarnos sobre qué sea el arte tal y como hoy lo entendemos, algo que no se queda en
una reducción del término sino que abarca la totalidad del mismo, ya que como se irá
mostrando a lo largo del texto el concepto fundamental de arte no varía con el paso del
tiempo. Este concepto general al que estamos aludiendo se manifiesta tan claramente en
el Doríforo de Policleto, aunque los griegos no consideraran a la escultura arte en el mismo
sentido que nosotros la consideramos hoy, como en Las majas de Goya o en El Guernica de
Picasso. En cualquier caso, esto es algo que se podrá ir vislumbrando poco a poco a lo largo
de este estudio.
El arte es algo que no puede ser encerrado en una definición o abarcado desde una
mirada global que pretenda explicar su totalidad; es por ello por lo que pienso que lo más
adecuado para acercarnos a esta materia es llevar a cabo una descripción de sus elementos
que nos sirva como puente para avistar una comprensión global suficiente. De esta manera
profundizaremos más en el arte que si nos pusiéramos, cual investigadores positivistas, a
intentar buscar una definición en la que se describiese su esencia. La esencia de cualquier
ente es «inapresable» y más si tenemos entre manos algo tan complicado como es el arte.
Para aproximarnos conceptualmente a nuestro objetivo utilizaremos una serie de
«ideas-guías» que nos irán acercando lentamente a la aclaración intelectual que buscamos
acerca de la idea de arte.
Para ello acudiremos en primer lugar a Hegel, filósofo de grandísima lucidez que
penetró como pocos en la espiritualidad de la realidad; y ya que el arte es una actividad
espiritual, aunque finalmente para su realización tenga que ser plasmada en el material
Thémata. Revista de Filosofía. 240 Número 36, 2006
24 Hegel, G. W. F. Introducción a la estética. Barcelona. Península. 1997 (pág. 17)
25 Hegel, G. W. F.: op. cit., pág. 128
26 Heidegger, M. Arte y poesía. Argentina. F. C. E. 1988 (pág. 63)
sensible, considero que es más que acertado para nuestra indagación poner los ojos en
algunas de las apreciaciones de dicho pensador en torno al arte.
Hegel sostiene: «El arte es una forma particular bajo la cual el espíritu se manifiesta»24.
En esta afirmación encontramos la idea del arte como manifestación del espíritu; pero
como una manifestación del espíritu que se produce de «una forma particular». Esta
particularidad a la que alude Hegel no es ningún asunto menor, puesto que nos introduce
en la complejidad del asunto.
La mencionada cita no llega de por sí a la esencia del arte, pero sí nos adentra directamente
en su problemática.
Desde la interioridad del asunto a la que nos ha conducido la afirmación anterior,
Hegel levanta otra tesis fundamental: «La tarea del arte consiste en hacer que la idea sea
accesible a nuestra contemplación bajo una forma sensible»25.
En esta otra idea de Hegel se muestra que el arte es expresión sensible de la idea, algo
que ya nos acerca más directamente a la esencia de esta actividad humana.
Recapitulando lo dicho, podemos decir que de la mano de Hegel hemos conseguido
saber que el arte es una manifestación del espíritu que se produce de «una forma particular
» y que es expresión sensible de la idea.
Una vez que hemos partido de Hegel, pasaremos ahora al que quizás ha sido el
último gran metafísico de occidente, Martin Heidegger, el cual dedicó toda su producción
filosófica a esclarecer el sentido del ser, por lo que tuvo necesariamente que entrar en el
terreno de la estética y con ello en el del arte.
Heidegger afirma en una de sus conferencias: «La esencia del arte sería, pues, ésta: el
ponerse en operación la verdad del ente.»26
Esta «descripción» heideggeriana puede ser enlazada con lo dicho anteriormente por
Hegel, pero la verdad es que si nos fijamos bien en las palabras del autor de El ser y el
tiempo nos damos cuenta que de ellas se puede inferir que el arte además de consistir en la
manifestación de la verdad, es esa actividad humana que nos sitúa en el modo de la
plenitud ante la mismidad de lo expresado o representado. «El ponerse en operación la
verdad del ente», nos dice Heidegger.
Con estas apreciaciones filosóficas acerca del arte, en cierto modo ya nos hemos
adentrado en su esencia.
Podría haber empezado este artículo aludiendo a típicas definiciones: «el arte es
aquella actividad humana que produce belleza», «que representa o reproduce la realidad»,
«que crea formas», «que expresa», «que produce experiencia estética» o «que produce un
choque», como dirían los teóricos de las vanguardias. Pero, sin embargo, he preferido
empezar intentando llevar a cabo una dilucidación filosófica con la finalidad de profundizar
en su concepto, ya que considero que esto es lo más adecuado de cara a la finalidad de
esta investigación.
Con esto, no se está afirmando que estas definiciones no sean válidas, todo lo contrario,
incluso nos valdremos de ellas para nuestro estudio; lo que sí hay que dejar claro desde
un principio es que este trabajo es un estudio de carácter filosófico y no de historiografía o
teoría del arte.
Thémata. Revista de Filosofía. Número 36, 2006 241
Con mucha prudencia y muchos matices, ya que estamos aún en el inicio de la
investigación, se podría decir que el arte es un «lenguaje» con el que el hombre expresa la
realidad humana física y espiritual captando lo exterior e interiorizándolo, para luego
devolverlo a la exterioridad desde la libertad creadora del artista.
Lo que ha de quedar claro en estos primeros tanteos es que desde nuestro posicionamiento
filosófico el arte es contemplado como una actividad humana que expresa el
espíritu de la realidad misma a través de un material sensible, ya sea un lienzo, una
catedral o una escultura; lo cual se produce a través de cuatro componentes sin los que no
habría arte: «el artista», que es el creador; «la realidad», que es la objetividad que se
expresa; «la conjunción», que es la creación artística y «el resultado», que es la obra de arte.
El análisis más detallado de estos cuatro elementos es lo que pasaremos a estudiar en la
parte central de nuestra investigación.
De esta manera damos por terminada esta breve reflexión, que como se puede apreciar
es ante todo una introducción que intenta servir de punto de lanzamiento y de apoyo al
lector.
2. ¿Necesidad o lujo?
¿Es el arte una necesidad o un lujo? Esta cuestión es una de las interrogantes que más
han sido destacadas en lo que respecta a las polémicas habituales acerca del arte. Verdaderamente
¿el arte se puede considerar una necesidad del ser humano o es simplemente un
lujo con el que éste adorna su vida?
De entrada hay que decir que parece claro que el arte es algo que pertenece a la
esencia misma del hombre, ya que éste desde sus comienzos se ha visto «forzado» por su
propia interioridad a representar o expresar algo, ya sea lo exterior que le rodea o ha
rodeado o lo interior sentido en ciertos momentos concretos de la historia.
Si por necesidad entendemos «algo» sin lo cual otro «algo» no sería posible; y por lujo
entendemos «algo» que es superfluo y que sólo sirve para agradar más la realidad o la vida,
queda claro que el arte es una necesidad del ser humano.
¿Qué sería el hombre sin el arte? Habría que plantearse seriamente esta cuestión y
pensar si la humanidad sería la misma sin el arte. ¿Sería España la misma sin El Quijote?,
¿sería Italia, Italia sin Dante?, ¿qué sería de Inglaterra sin Shakespeare o de Grecia sin
Homero? Esto es algo que habría que pensar muy seriamente; y no se trata de decir que
hay que leer, ver u oír todas las obras que han hecho de la humanidad lo que hoy es, sino
de comprender que la esencia, por ejemplo, de España y del español está planteada en esa
grandísima obra de la literatura universal que es Don Quijote de la Mancha; que el siglo
XVII se encuentra reflejado en Las Meninas o que el espíritu de la Europa de la época
habita en Carlos V en la batalla de Mühlberg de Tiziano.
¿Acaso no es cierto que Homero, Dante, Cervantes,
...