Relación existente verdad, fe y teología
justicia444Ensayo13 de Mayo de 2020
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular Para la Defensa
Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada
Ingeniería-Telecomunicaciones 2do Semestre
Seminario II
D-01
Ensayo
Profesor: Integrante:
Luis Méndez Rene Grillet
C.I. 29.565.192
Caracas, Abril de 2020
Relación existente verdad, fe y teología
La humanidad históricamente hablando ha ido en la búsqueda de la comprensión de la existencia del hombre, del mundo y de Dios. La intención del presente ensayo es mencionar algunas reflexiones sobre la relación existente entre la verdad, fe y teología desde la posición de Santo Tomas de Aquino, San Agustín y Aristóteles, la cual depende de la posición o punto de vista de cada filósofo, como es el caso de Santo Tomás de Aquino, que separa el orden natural y el sobre- natural, e igualmente sostenía que el orden del conocimiento natural procede de la razón humana, dando lugar a la filosofía y tiene carácter demostrativo; algunas de sus verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden.
Por otro lado la teología sabe que la experiencia de la fe constituye una realidad dada con anterioridad al pensamiento, sea este filosófico, teológico, o el que sea, pero en cuanto dicha experiencia se realiza siempre como un acontecer humano y como una forma de vida y existencia humana, entonces ella también se realiza en el horizonte de la inteligencia que el hombre tiene de sí mismo y del ser dicho de otro modo: La fe religiosa puede ser considerada un regalo de Dios; sin embargo, cuando este regalo es acogido, él no excluye ni pone entre paréntesis la inteligencia que el hombre tiene de sí y del mundo, sino que, por el contrario, la supone. El cristianismo no es filosofía, pero algunos de los elementos más importantes que utiliza en su propuesta de salvación, lo cual ha sido objeto tradicional de la filosofía, por lo que no es extraño que los creyentes hayan usado esta disciplina como fundamento de algunas de sus creencias.
Ahora bien, cuando el hombre quiere explícitamente desarrollar esa inteligencia, entonces surge la pregunta por aquello ¿qué es la fe? , en determinadas circunstancias históricas personales, eclesiales o sociales, esta pregunta se hace ineludible para crecer en la fe, para hacerse responsable de la religión que se profesa y que se practica. Esta responsabilidad no se establece en razón de una necesidad de producir la religión, sino de cara al hecho de que ella acontece siempre en el ámbito de la vida y, por tanto, en las categorías, símbolos y prácticas a través de las cuales vamos plasmando históricamente nuestra comprensión de la existencia del hombre, del mundo y de Dios.
Igualmente el orden del conocimiento natural procede de la razón humana, da lugar a la filosofía y tiene carácter demostrativo; el orden sobrenatural procede de la revelación y de la fe y es un conocimiento oscuro; algunas de sus verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden, para la teología la experiencia de la fe constituye una realidad dada con anterioridad al pensamiento, sea este filosófico, teológico, o el que sea.
Por otro lado la fe y la filosofía, según Tomás, conducen a Dios y no pueden contradecirlo, de ahí ese carácter profundamente teleológico de su pensamiento, la finalidad de la razón no se descubre por sí misma, sino que nos lleva a Dios; es en la revelación divina donde encuentra su sentido. La suma Teológica constituye una obra maestra de la inteligencia medieval, pero su mismo título no debe pasarse por alto, es una obra teológica, que nos conduce a Dios y, por lo tanto no es filosófica, no considera que la razón se baste a sí misma, la teología especialmente la de Aristóteles, al servicio del pensamiento teológico en el marco del cristianismo, su propósito es lograr una síntesis entre razón humana y revelación divina, o entre naturaleza y gracia.
Asimismo Alternó la enseñanza con la predicación, actuó con eficaces intervenciones ante la curia pontificia a favor de los mendicantes, destacó por su gran candor de vida y una fiel observancia de la vida conventual, la misión de la Orden, es decir el ministerio multiforme de la Palabra de Dios en la pobreza voluntaria, en él se centró en una continua dedicación al trabajo teológico; investigar incansablemente la verdad, contemplarla con amor y entregarla a los demás en escritos y en la predicación directa empleó su capacidad totalmente al servicio de la verdad, ansioso de encontrarla, recibiéndola de donde quiera que viniese y participarle a los demás.
Por ello, Tomás considera que la finalidad de la obra de arte consiste en hacer resplandecer una forma en el corazón de la materia. Dios es la belleza supra substancial es la Belleza suprema porque atribuye belleza a todos los seres creados según la aptitud de cada una de sus criaturas. En ese sentido, Dios, Belleza y Verdad son indisociables, Dios como luz es la fuente de la claridad cómo Ser es eterna manifestación de sí, revelación de sí, función pacificadora.
Asimismo el arte nos ofrece así, como la plegaria, la bendición de la Paz donde se puede decir que Santo Tomás de Aquino fue devotísimo de Cristo Salvador, especialmente de la cruz y de la eucaristía, que exaltó en sus composiciones litúrgicas para la fiesta del Corpus Christi. Santo Tomás es conocido sobre todo por su pensamiento teológico, el tomismo ha ejercido una gran influencia en la teología católica y en el pensamiento universal. Santo Tomás es uno de los grandes pensadores que ha dado la humanidad.
De la misma manera debajo de su pensamiento hay una espiritualidad es decir, un modo concreto de relacionarse con Dios con sus hijos predilectos los seres humanos y con su creación y es innegable que, de un modo u otro, esta espiritualidad también ha influido mucho en la Iglesia.
Por otro lado el pensamiento de Agustín va a recibir una fuerte influencia de Plotino, que al construir su sistema filosófico, bajo categorías neoplatónica, abrirá su mente a la contemplación de las verdades eternas que existen por sí en el mundo del espíritu, encerrado en un esquema materialista y bajo una concepción maniquea; dualista y substancial del mal, su conversión radical y la acogida de la fe de Cristo, serán aspectos fundamentales, no sólo de su vida, sino también de su pensamiento. Por otro lado la fe, que es un dato de la revelación, don supra racional y sobrenatural, que ilumina el entendimiento para aceptar la verdad: cree, para que entiendas, y muestra el camino para llegar a ella; el camino del amor. Igualmente no está interesado en una explicación intelectual para demostrar a Dios, sino en gozar de Él para llenar el vacío de su alma.
Asimismo la fe, vivida y reflexionada desde la filosofía, será en adelante el horizonte abierto e inconmensurable hacia la búsqueda de la verdad, se fundamentaba en explicar la relación entre el alma humana y Dios y será en esta dialéctica que la fe y la razón se harán aliadas y se constituirán en instrumentos complementarios para encontrar la verdad.
Por otro lado La filosofía cristiana se apoya en dos cimientos importantes que son el alma y Dios. A Dios se le encuentra no en la contemplación del mundo, sino en las profundidades del alma, por cuanto ésta contiene las claves de Dios: Conocerse a sí mismo, como nos invita a llevar a cabo el consejo de Sócrates, consiste según Agustín en conocerse en tanto que imágenes de Dios. En este sentido, nuestro pensamiento es recuerdo de Dios, el conocimiento que se encuentra en Él es inteligencia de Dios y el amor que procede de uno y de otro es amor de Dios. En el hombre, por tanto, hay algo más profundo que el hombre mismo, lo que de su pensamiento permanece oculto no es más que el secreto inagotable de Dios mismo; al igual que la suya, nuestra vida interior más profunda no es otra cosa que el desplegarse dentro de sí misma del conocimiento que un pensamiento divino posee de sí, y del amor que se dirige hacia sí y el problema del conocimiento en su teoría del conocimiento desarrolla la teoría de Ser, Verdad y bien, como atributos esenciales de Dios y es aquí donde podemos identificar el aporte original del sistema filosófico de Agustín, en que las ideas o verdades eternas son ideas de Dios, son los arquetipos que hacen del mundo una creación de Dios. Cuando el ser humano ha alcanzado la verdad, es porque ha pasado a la interioridad más profunda del alma y luego allí, al descubrir su yo más íntimo, se encuentra con el principio de toda verdad que es Dios, Verdad Suprema.
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