Replanteando la Competencia

Replanteando la Competencia

Crear las ventajas del mañana “Michael Porter”

A medida que nos adentramos en el siglo XXI se hace imprescindible elaborar estrategias claras. Hubo un tiempo en que los mercados lo perdonaban todo. En esa época no había tantos rivales, y las empresas podían dejarse llevar por las estrategias de “yo también”.

He notado que la mayor parte de las empresas han pasado el último decenio, más o menos, llevando a la práctica procesos de reingeniería, reducción de tamaño, reducción de gastos de estructura. Las empresas han de encontrar nuevas maneras de crecer y construir ventajas más que eliminar las desventajas.

Si todos compiten con el mismo conjunto de variables, el estándar es cada vez más alto, pero ninguna compañía se pone a la cabeza. Alcanzar el liderazgo y permanecer allí, es la base de la estrategia, por ejemplo, crear una ventaja competitiva. La estrategia es colocarse uno aparte de la competición. No estriba en ser mejor en lo que hace sino en ser diferente en lo que hace.

Todo lo que antiguamente se buscaba era reducir personal o subcontratar para elevar las ganancias del próximo año. Las empresas parecen haber agotado el hábito de investigar, y los mercados estadounidenses de capital están reforzando esas tendencias.

También es importante reconocer que a la vez que aprendemos sobre competencia y este conocimiento de como competir difumina, se crea la necesidad de continuar aprendiendo; porque si todas las compañías están llevando a cabo lo que sea para conseguir crear una ventaja, ya no es una ventaja.

De modo que necesitamos seguir aprendiendo sobre estrategia:

1) Todavía no sabemos todo lo que tenemos que saber.

2) El proceso de aprender en si mismo crea la necesidad de seguir aprendiendo.

Uno de los grandes errores que las empresas comenten una y otra vez es aplicar una estrategia universal.

La primera trampa se la idea que las empresas tienen de la necesidad de conseguir la participación más alta de mercado, porque esa es la única manera de ganar. Esta idea es incorrecta, porque hay muchas compañías con participaciones de mercado pequeñas que son más rentables.

Otra trampa es la idea de que todas las empresas debieran reducir sus ciclos de producto y acelerar su comercialización. En realidad, cuando sucede esto, todos pierden, porque las rápidas colocaciones en mercado dispararan los costos o reducirán el nivel de rendimientos, con lo cual las utilidades se dispararan.

Cada vez más, las compañías que se convertirán en las verdaderas lideres serán las que no solo optimicen dentro de una industria sino que realmente reformulen y redefinan esa industria.

Existe otro principio que es para una buena estrategia, y para que la compañía sea diferente, la da una posición única y ello conlleva a ofrecer unos valores particulares a un conjunto de clientes que representan un subconjunto de industria.

En tercer lugar, no es suficiente ser solo diferentes. Hay que ser diferentes en formas que conlleven un compromiso con otras formas de ser diferentes.

Las empresas acabaran compitiendo por el mismo grupo de clientes utilizando el mismo tipo de estímulos. Este es el juego de los perdedores.

Adaptarse al cambio

Deducir que hay un cambio constante en el potencial que tenemos como empresa para competir. Las empresas deben decidir qué tipo de servicio particular quieren ofrecer si quieren tener la oportunidad de tener una ventaja al final del día.

La continuidad de la estrategia y el cambio rápido no son inconsecuentes.

Para crear esas condiciones necesitamos una continuidad en el posicionamiento básico: el tipo de productos que se ofrecen, la esencia del valor que se ofrece. Pero dentro de esa continuidad debe existir un febril proceso de cambio en marcha.

Nuestra

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