Resumen Del Diálogo Eutifrón (Platón)
Laura16 de Mayo de 2013
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El viejo pensador Sócrates y el adivino Eutifrón se encuentran en el Pórtico del Rey. El primero, al ser acusado por el joven Meleto de corromper a los jóvenes de Atenas, inculcándoles una religión diferente; mientras que el segundo está en el lugar para realizar una acusación formal contra su padre por el homicidio de un jornalero a su servicio. Esto sucedió tras el asesinato por parte del jornalero de un criado, causa por la que el padre de Eutifrón lo arrojó atado a un foso, en tanto él enviaba a un hombre para informarse del castigo que debía recibir. En esta situación, y por descuido del padre, el jornalero muere, y Eutifrón es acusado por su familia por anteponer los derechos de un asesino ante los de su progenitor. Sin embargo, éste considera su acto como piadoso.
Al oír esto, Sócrates le pide una explicación de lo que es piadoso, para poder utilizarla en su defensa ante Mileto (“¿qué afirmas tú que es la piedad respecto al homicidio y a cualquier otro acto?”).
Eutifrón no admite subjetividad entre lo pío e impío, y define lo primero como la acusación de un delito sin tener en cuenta la implicación personal, porque todos consideran piadoso a Zeus, y éste hizo lo mismo con su padre. Pero Sócrates desdeña esa explicación por ser demasiado particular, y le exige una característica general de los actos píos, para poder valorarlos.
Eutifrón redefine la piedad como “lo que agrada a los dioses” y lo impío como lo que éstos odian. A lo que el filósofo contraargumenta alegando las disputas y divisiones de pensamiento entre los diferentes dioses, quienes, si discrepan en todas las cosas, no habrán de hacerlo sobre la que más oposiciones crea entre los humanos. Eutifrón se defiende desesperadamente diciendo que todos los dioses están de acuerdo en que lo que hizo su padre es impío. Entonces, Sócrates le pide que le demuestre que todos los dioses opinan lo mismo sobre ese tema concreto, y que, aunque así fuera esto probado, ha vuelto a reducir toda la piedad a su caso concreto (ya que en lo más general los dioses siguen estando en desacuerdo).
Eutifrón establece una nueva definición: Pío es lo que agrada a TODOS los dioses e impío lo contrario, y la pregunta de Sócrates es “¿lo pío es amado por los dioses porque es pío o, es pío porque es amado por los dioses?”. Tras una disputa, Sócrates concluye que lo pío es amado por los dioses por ser pío mientras que Eutifrón admite ambas respuestas como correctas. Esta contradicción, provoca el aturdimiento del experto religioso, que pide al otro que deje de dar vueltas a sus argumentos. Sócrates le explica que sólo está ayudándole a pensar.
Por último, es Sócrates quien propone la última definición. Primero explica que todo lo pío es justo (que no al revés), pero eso es sólo una característica, por lo que después intentan juntos hallar que parte de lo justo es pío. Es entonces, cuando Eutifrón determina su mejor explicación: Lo pío es la parte de lo justo referente al cuidado de los dioses. Entonces Sócrates, contento con la oración pretende matizar a qué se refiere con “cuidado de los dioses”. En este punto, Eutifrón no logra dar una respuesta satisfactoria: primero lo explica como una forma de mejorar a los Dioses; después como una forma de servir a los dioses en su obra (pero ¿cuál es su obra?); y por último como las ofrendas y peticiones a los dioses, pero ¿qué regalo pueden obtener ellos de los humanos? (la respuesta de Eutifrón es la veneración, el homenaje y los deseos de complacerles).
De este modo Sócrates le muestra que han llegado al punto de partida (Lo pío es lo que agrada a los Dioses), que en su momento concluyeron que era falso. Y de nuevo busca una respuesta. En ese momento, Eutifrón, cansado, escapa de la presa circular de su pensamiento argumentando tener mucha prisa, y dejando a su amigo sin conseguir lo que buscaba.
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