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Revoluciones Cientificas

22 de Noviembre de 2014

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La Estructura de las Revoluciones Científicas

INTRODUCCIÓN

La presente monografía tiene como objetivo estudiar pormenorizadamente el texto de Tomas Samuel Kuhn titulado: "La Estructura de las Revoluciones Científicas", publicado en 1962. El conjunto de ideas novedosas introducidas por este libro, han sido ampliamente comentadas y criticadas desde el momento de su aparición hasta nuestros días.

En dicha obra, Kuhn desarrolla su convicción acerca de que hemos sido mal conducidos con respecto a nuestra comprensión de la ciencia por los textos tradicionales que se usan en la formación científica, llamados en la actualidad libros de texto, y antes llamados lecturas clásicas. Unos y otros se han basado en una recopilación "de anécdotas o cronología"[1], proporcionándonos un criterio equivocado acerca del desarrollo científico, el cual han concebido como un proceso de acumulación gradual y contínuo. Los historiadores que se inscriben dentro de esta visión tradicional son los que se hacen preguntas tales como "¿Cuándo se descubrió el oxígeno?, ¿quien concibió primeramente la conservación de la energía?[2]" entre otras por el estilo.

A lo largo de su libro, Kuhn rebatirá fehacientemente uno a uno los distintos elementos que articulan esta visión acumulativa y gradual de la ciencia, logrando construir una visión novedosa y revolucionaria acerca del desarrollo científico, marcando pautas inéditas dentro del oficio de la historiografía de la ciencia.

Ciertamente, como ya mencionamos, su obra constituye un hito ampliamente comentado y debatido desde su aparición. Ahora bien, la presente monografía no pretende ni recorrer ni ahondar en la discusión surgida desde entonces. Al contrario, sin desconocer la amplitud y profundidad de su resonancia en el escenario de la filosofía de la ciencia del siglo XX, nuestro objetivo es mucho más modesto, y se resume en recorrer el conjunto de las ideas y argumentos que, capítulo tras capítulo, van dibujando su concepción particular sobre la historia de la ciencia. Una concepción que ciertamente rompe los moldes tradicionales y que, en esta medida, introduce un conjunto de conceptos, relaciones y argumentos complejos, y a ratos, de difícil seguimiento. En este sentido, nos ha parecido que realizar una exposiciónclara y sencilla de la concepción de Kuhn sobre la historia de la ciencia es ya, de suyo, una tarea analítica desafiante.

Dicha exposición la hemos organizado en seis capítulos, los cuales hemos delimitado atendiendo a las indicaciones señaladas del propio Kuhn al comienzo de su libro. El Capítulo I se titula "¿Cómo surge la ciencia madura?" y se ocupa del proceso de surgimiento de la ciencia normal y los fenómenos concomitantes. El Capítulo II se titula "La ciencia normal" y se concentra en distintos aspectos característicos de la misma: los problemas, los incentivos y la prioridad de los paradigmas. El Capítulo III se titula "La Crisis de la Ciencia Normal" y versa sobre los distintos fenómenos y manifestaciones que acompañan al surgimiento de las crisis en el seno de la ciencia normal. El Capítulo IV se titula "Las Revoluciones Científicas" y atiende a los distintos aspectos que caracterizan a las revoluciones científicas, desde sunaturaleza y significación para el desarrollo científico, hasta la concepción del mundo que implican. El Capítulo V, bajo el título "Otros aspectos relevantes", recoge lo señalado por Kuhn acerca de los siguientes tres tópicos: a) la visión equivocada que transmiten las tradiciones pedagógicas acerca del desarrollo científico; b) la competencia revolucionaria entre nuevos y viejos paradigmas; y c) el desarrollo científico, a través de las revoluciones visto como una forma del progreso científico. Por último, el Capítulo VI se dedica a las Conclusiones.

Capítulo I

¿Cómo surge la ciencia madura?

En este primer capítulo recorreremos las ideas desarrolladas por Kuhn en el capítulo II de su libro, abarcando desde los conceptos fundamentales que acuña para dar cuenta de su concepción particular sobre la historia de la ciencia (tales como "ciencia normal", "paradigma", "revolución científica", entre otros.), hasta la descripción y caracterización del proceso a través del cual surge la ciencia madura a partir de la preexistencia de escuelas competidoras cuyas investigaciones no logran aún ser ciencia propiamente dicha. Como fenómeno concomitante, veremos también cómo los documentos y escritos que aglutinan a los partidarios de las escuelas, se transforman y adquieren una naturaleza específica, según estemos ante una fase preliminar o una fase madura, dentro del desarrollo científico.

Kuhn caracteriza como ciencia normal a la "investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior"[3]. El reconocimiento de dichas realizaciones se basa en gran parte en los libros de textos, los cuales se popularizaron a partir del siglo XIX, como exposiciones de la "teoría aceptada, [que] ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropiadas y [que] comparan éstas con experimentos y observaciones de condición ejemplar"[4]. Kuhn contempla los libros de textos no sin cierta preocupación y reserva.

Seguidamente, trae a colación los libros clásicos, los cuales a su juicio sirvieron de mucho, pues, definían durante algún tiempo tanto los problemas como los métodos que constituían parámetros legítimos para la práctica de la ciencia, para un conjunto de generaciones siguientes. Los libros clásicos cumplían esta función, debido a que compartían dos características esenciales: a) Su logro carecía de precedentes como para atraer a un grupo duradero de partidarios y b): "eran lo bastante incompletas para dejar muchos problemas y ser resueltos por el redelimitado grupo de científicos"[5].

Ejemplos de tales libros clásicos son: "La Física de Aristóteles, El Almagesto de Tolomeo, los Principios y la Óptica de Newton, la Electricidad de Franklin, la Química de Lavoisier y la Geología de Lyell"[6].

Kuhn introduce aquí su conocido y discutido término de "paradigmas" como un "término que se relaciona estrechamente con ciencia normal"[7], en la medida en que constituye el marco teórico que recoge las realizaciones científicas pasadas y aglutina a un grupo de partidarios, a pesar de no resolver a cabalidad el conjunto de problemas planteados. Los paradigmas son entonces el punto de partida de las prácticas científicas e incluyen: ley, teoría, aplicación e instrumentación. En otras palabras, proporcionan los modelos a partir de los cuales se constituyen las tradiciones coherentes de prácticas de investigación científica.

Ejemplos de paradigmas son los que nos describen los historiadores como: Astronomía tolemaica (o de Copérnico), dinámica aristotélica (o newtoniana), óptica corpuscular (u óptica de las ondas).

Así, los paradigmas constituyen el marco y fundamento desde el cual se ilustra y prepara "al estudiante para formar parte como miembro de una comunidad científica con la que trabajara"[8]. De este modo, cuando los científicos están bien formados, rara vez se producirán desacuerdos sobre "los fundamentos claramente expresados"[9]. Las investigaciones tendrán como base paradigmas compartidos, esto es, un conjunto de reglas y normas comunes para llevar adelante la práctica científica.

Los paradigmas surgen en momentos de madurez alcanzados por la práctica científica. En las fases iniciales suele darse el caso de cierta investigación "científica sin paradigma"[10]. Para aclarar este punto, Kuhn nos remite al ejemplo de la óptica física, en cuyos inicios existieron muchas escuelas en torno a la teoría epicúrea, aristotélica o platónica. Uno de esos grupos consideraba que la luz:

"estaba compuesta de partículas que emanan de cuerpos materiales; para otro, era una modificación del medio existente entre el objeto y el ojo; todavía otro explicaba la luz en términos de una interacción entre el medio y una emanación del ojo; además, había otras combinaciones y modificaciones. Cada una de las escuelas correspondientes tomaba fuerza de su relación con alguna metafísica particular y todas realzaban, como observaciones paradigmáticas, el conjunto particular de fenómenos ópticos que mejor podía explicar su propia teoría. Otras observaciones eran resueltas por medio de elaboraciones ad hoc o permanecían como problemas al margen para una investigación posterior"[11].

Así, Kuhn destaca que todas estas escuelas tuvieron importante participación para dar lugar: "al cuerpo de conceptos, fenómenos y técnicas del que sacó Newton el primer paradigma casi uniformemente aceptado para la óptica física"[12] . Si bien las prácticas de investigación que adelantaban estas escuelas no llegaban a constituir prácticas científicas propiamente dichas, sin embargo, demarcaban un ámbito de problemas en torno a los cuales se desarrollaban divergencias entre grupos de investigadores.

En un momento dado, según Kuhn, ocurre que una teoría logra imponerse sobre sus competidoras, y atrae hacia sí a los investigadores del campo, hasta un punto en que las escuelas restantes comienzan a quedarse sin partidarios. Cuando esto sucede, estamos ante una "revolución científica". Y este es el caso de Newton, cuya teoría logro proporcionar el paradigma que articuló a la óptica física, para

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