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San Agustin


Enviado por   •  2 de Agosto de 2014  •  445 Palabras (2 Páginas)  •  231 Visitas

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introducción

San Agustín divide la Ciudad de Dios en dos partes: la primera contra el paganismo, y la segunda para exponer la doctrina cristiana desde sus orígenes, su desarrollo y el destino eterno de las dos ciudades: la de Dios y la del mundo, fundadas por dos amores, uno espiritual y otro terreno, el amor de Dios y el amor de sí mismo, que caminan entremezcladas en el tiempo, pero que serán separadas definitivamente en la eternidad.

En el presente trabajo pretendo profundizar sobre los últimos cuatro libros de la segunda parte de la obra “Ciudad de Dios”, donde San Agustín expone el final escatológico, que inicia con el juicio final, y los fines de las dos ciudades.

Con una introducción en el libro XIX sobre la felicidad y los diversos sistemas filosóficos, y otro fundamento metafísico también, que es el “ímpetus in pacem”, define la convivencia de los hombres en el intermedio de la historias que se proyecta y se representa en los siglos. La paz adquiere en este libro su más alto grado, y los capítulos dedicados a ella han pasado ya al acervo común de ideas claves, reguladoras de la humanidad. Tras esta introducción, pasa a examinar lostextos de la Escritura sobre el juicio, ya que por él han de pasar las dos ciudades para recibir su fin debido, y en ello invierte el libro XX.

Los dos restantes están dedicados, una vez que el juicio haga la división, a los fines de ambas ciudades: uno a fin de la ciudad terrena (XXI), y otro al fin de la ciudad celestial (XXII). En ambos se plantearán muchas cuestiones discutibles, sea en lo tocante a la eternidad de las penas, a la posibilidad de las mismas, a la naturaleza del fuego eterno, y se apelará a ejemplos naturales, que puedan en cierto modo convencer experimentalmente de la posibilidad de ese fuego eterno que quema sin consumir; sea, por otra parte, a la resurrección y a la posibilidad de la misma a los milagros realizados para confirmar esa creencia y esa fe y a las doctrinas de los filósofos sobre tal problema, así como también al reposo eterno, el sabatismo y la quietud permanente.

Al fin, la inquietud humana quedará salvada con aquella felicidad que se buscaba por medio de la vía de purificación y salvación, que ofreció Cristo Mediador, y ésa será el premio de cuantos se refugiaron en esa vía y la siguieron hasta la patria, donde descansarán y verán, verán y amarán, amarán y alabarán. Ese será el fin sin fin, pues ¿qué mejor fin para nosotros que llegar al fin que no tendrá fin? (XXII 30,5)

desarrollo

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